No tocar.

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Creo saber mi problema: siempre me quedo callado.

No soy muy bueno hablando, bueno si, me la vivo gritando, quejando y burlando, pero no se ''hablar'' en el sentido de que no se como expresarme. No pueden culparme, para una persona que paso medio año en el bosque sin conexión con ninguna otra persona es muy difícil entablar conversaciones o decir algo que de verdad me incomode.  Ya de por si era muy difícil hablar de como me sentía respecto a todo este drama con Aspen, hablarlo con mis otros amigos ya era otro problema, iba a ver al grupo de Congeladores pero la verdad después de todo esto quería evitar preguntas incómodas, decidí faltar a esa clase, si aún me toleraban, serían comprensivos si no iba una vez, y para evitar mas vergüenzas decidí no decirle a Diamantino de mi falta e ir solo a comprar lo que sea al mercado.

–¡Oye, A! ¡Espérame!–Ahora caminaba a pie ya que mi querido insecto ya se había cansado de tanto volar y le di un descanso. Escuche la voz de mi amigo Aspen correr hacia mi, el era muy bueno en deportes así que corrió muy rápido hacia a mi en lo que yo iba camino al mercado. –Me dejaste abandonado en tu casa.– El anaranjado hizo un puchero adorable que me hizo reír.

–Perdón, no te quería molestar.–

–Tu nunca me molestas.–Me dio un golpe en el brazo que aunque fue amistoso si me dolió, pero deje el dolor atrás. –Pero ¿no ibas a ir con tus otros amigos?–

–Estoy seguro que a Diamantino no le molestara que falte una vez, como quiera no me gustan tanto esas cosas de jugar a los congelados.–

–¿Y qué tal tu clase de hoy?– Aspen me pregunto con una gran sonrisa ancha y brillante, me dio algo de vergüenza admitir que solo una persona asistió mi clase y la termine cancelando de la pura pena, solo resople y el entendió. –Oh claro, lo siento mucho.– Intento abrazarme pero yo me hice a un lado.

–Esta bien, solo debo pensar en otras cosas, iré a comprar.–Me tomo la mano dándome a entender que me acompañaría y yo sonreí, me gustaba sentirme protegido. Tome la sugerencia y nos fuimos de allí a paso mas rápido.

El mercado de Villa Troll me calmaba, estar caminando al aire libre viendo como otros vendían viejas pertenencias y bocadillos simples que podían ser suficientes para un solo día, además era divertido ver a Aspen emocionarse cada vez que vendían algo referente a sus deportes favoritos, compre un par de broches para el cabello que de verdad me gustaban, frutas, una esterilla nueva y pintura de color amarillo. 

–Mira estos.– Aspen me asusto mientras yo hablaba con una vendedora que vendía guantes de encaje  solo para enseñarme unos patines de color azul. –¿Te gustan?– Pregunto con un brillo en sus ojos.

–Si claro, pero ya tienes esos en verde.– Reí, sus ocurrencias siempre me alegraban el día. El solo negó con la cabeza y abrazo fuerte su nueva compra mientras yo pagaba un par de guantes dorados de encaje. 

Guardamos nuestras compras en nuestras cabelleras y nos tomamos de la mano para ir directo a cualquier otro lado, pero de la nada Aspen se detuvo de un momento a otro y me tomo fuerte la mano, quería que me diera la vuelta para ir por otro lado. –¿Qué?– Pregunte pero el me susurro.

–Ya va a ser hora de...– Nuestras pulseras que florecieron hicieron un sonido de tintineo que yo detestaba.

–¡Hora de abrazar!– El grito de Villa Troll ante la esperada hora sacudió la tierra y entre todos se dieron un gran abrazo con todos los que estaban a su al rededor.

Aspen no me abrazo porque el ya lo sabía, yo odiaba que me tocaran, muy a penas le dejaba abrazarme a él o que me tomará la mano pero no quería el abrazo de toda Villa Troll unida.

Mala Fama.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora