Prefiero olvidarlo

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Luka

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Luka

Trataba de llamar a Marinette pero no respondía. No podía ubicar su móvil y tampoco sabía a dónde se la llevarían.

-Contesta por favor

Tube que tragarme mi orgullo y llamar a Alya. Debía pensar en como preguntarle sin evidenciarme.

- Hola

- Hola Alya habla... Luka

Recargue mi frente en el muro y rascaba mi nuca dando jalones a mi pelo.

-¿Que quieres imbécil?

- Yo...

- No. No antes, no ahora, no jamás.

-¡ No!, me quedo muuy claro que no te intereso, hablo para preguntarte si...
Si sabes donde puede estar Marinette.

-¿Ya terminó su turno y la dejarás descansar o tienes a otro cliente esperando por ella?

Pero que...

- No se a que te refieres, ella, no llegó a la cena que teníamos hoy y... No me responde, temo que algo le haya ocurrido pues no está en su departamento tampoco. Pense en que estaría contigo.

-....

-¿Alya?

- No... No esta aquí, quizá esta trabajando.

- Me temo que no. Alya... ella puede estar en peligro. Si sabes algo, dime.

-...
Ella...
Me dijo que iría con tu hermana a bailar al Miraculous.

Sabes perfectamente que no hablaría ni moribundo con Jul y que en ese lugar me tienen vetado.

- Bien. Esque me envió un mensaje pidiendo ayuda pero ya no tiene señal.
Pero si dices que ella te hablo, quiza... Solo exajero.
En fin. Gracias.

- Yo...

¡Te tengo!

- Espero que se divierta, conozca a alguien y te mande de una vez al infierno.

La llamada terminó y me dejó con una mueca y un coraje torciendome el estómago.

Recogí todo y salí del hotel. Llegué a mi departamento y leí los contratos. Tenía la vida resuelta a partir de ese momento pero me sentía basura. Me imagine a mi Marinette en manos de esos animales y recordé su mirada al verme en el auto.
Le rompí el corazón de una forma irremediable.

- No me importa, No me importa

Me repetía esas palabras mientras me duchaba y mientras cenaba pero... Era evidente que me afectaba.
Sabía que ella estaría bien, no creo que aquellos tipos se arriesgaran a dañar su reputación lastimandola.
Incluso esperaba que Marinette cambiara de opinión y tocará a mi puerta en cualquier momento pidiéndome perdón.

El chico de UberDonde viven las historias. Descúbrelo ahora