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Era un mal día, Mateo mandaba religiosamente un mensaje en la mañana y otro en la noche, no decía mucho, 'te quiero, perdón' o 'espero que podamos hablar bien', pero Manuel había tenido un día complicado. Sus padres no paraban de molestarlo, estaba cansado, evitó verlos todo lo que pudo, pero no salir siquiera a ver a sus amigos le complicaba mucho.

Le dolía la cabeza, eran las 11 pm, ya había recibido horas antes un mensaje del menor, pero ahora volvió a escuchar una notificación, y el enojo le brotó de adentro, quería paz, silencio y que no lo molesten. Así que tomó su celular para contestarle simplemente 'cortala Mateo, cuando me pinté contestarte lo voy a hacer, no me interesa hablar ahora'.

Los mensajes como era de esperarse cesaron, no sólo en ese momento, sino que los días siguientes no recibió nada, ni siquiera noticias. Valen le contaba todos los días lo que hacía en el día y siempre era estar con Mateo, claramente era para mantenerlo al tanto, pero después de esa noche ya no lo hacía.

No sabía si estar aliviado porque ahora podía pensar realmente en lo que en verdad sentía, o preocuparse porque ya no sabía cómo estaba Mateo. Las invitaciones por parte de su amigo también pararon y no le debería importar porque tampoco es que accedía, pero su justificación era que si iba Mateo iba a ser incómodo.

Tenía tiempo y la tranquilidad necesaria, cuando no estaba discutiendo con sus padres, para poder entender por qué estaba tan enojado. Porque de nuevo, no era para tanto.

Si bien estaba convencido de que su novio lo había engañado, con esa teoría no llegaba muy lejos. Valen se había cansado de decirlo que no fue así, Mateo también se lo dijo, y quería creerles, pero se le complicaba.

La otra teoría era que estaba tan enojado por el tiempo en que la pasó mal por haberse chapado a una mina y se maltrató bastante. No paraba de pensar en lo mal que hizo y recuerda bien todo el tiempo que estuvo atrás de Mateo como un tonto. ¿Y Mateo? Una disculpa y ya.

No parecía importarle en realidad, no se arreglan las cosas así de fácil. Pero estando a casi una semana de la otra noche, empezaba a sentirse raro. Era como si en realidad lo quisiera ver llorar por una disculpa o algo.

Pensó que podría ser rencor pero no estaba seguro de ese sentimiento. Sabía que no le gustaba eso, era como si esperara que Mateo sea como él y eso lo alarmó un poco, no quería que su cabeza pase a ser un lío como la propia.

Todos estos días que pasaba en su casa 24/7, no paraban de corregirlo en todo, se había olvidado lo que era estar todo el tiempo con sus padres, se había acostumbrado al apoyo de sus amigos, de Mateo. El menor nunca lo trataba así, como si no valiera 2 pesos. Sí se equivocó, la igual que él, pero nunca lo trató mal, de hecho siempre fue un buen novio, un buen amigo antes que eso, no quería seguir con todos esos sentimientos negativos dentro de él.

Quería perdonarse él mismo, perdonar a Mateo, volver a estar bien, pero no quería decir que ya estaba y después no sentirlo realmente, ya les había pasado antes cuando pelearon dos veces por lo mismo. Quería quejarse de tantas cosas, pero tampoco quería parecer un llorón, no lo era. Y no quería hablar con el menor y sólo decirle lo que le molestaba sin estar dispuesto a arreglar las cosas, sería lastimarlo y lastimarse a gusto.

Entonces esperó, intentó hacer lo posible por calmarse lo suficiente, volvió a hablar con Valentín y el mayor lo convenció para que hable con Daniel. No quería en realidad, el problema era él también, se supone que eran amigos. ¿No pudo habérselo contado?.

Aunque ya no sabía si estaban en buenos términos, hace rato ya no pasaban buenos momentos ni hablaban, era como si en todos estos meses pasaron a ser desconocidos o por lo menos conocidos que ni siquiera hablaban. Le dolía un poco perder su amistad, no era como la de Valen, pero en la gran mayoría de sus buenos recuerdos con amigos él estaba ahí y siempre fue causante de tentadas y risas de horas y horas.

Domésticos - TrueplikDonde viven las historias. Descúbrelo ahora