– ¿Katniss?– era Finnick, el mecánico. Con su eterna y juguetona sonrisa.
–Hola– dije tratando de sonreírle también a pesar de lo molesta que estaba con Gale.
–Que gusto. ¿Te ha dado problemas el coche? Ya sabes, tiene garantía, si yo lo reparo y te falla no te cobro nada– soltó una carcajada y me contagió por un instante su alegría.
–El auto está perfecto gracias. ¿Qué te trae por aquí?– le pregunté ya que estábamos sólo a una calles de mi casa.
–Bueno, yo tenía una cita con alguien por esta zona. Tú sabes, amigos cariñosos. Y pues… olvidé mis… mi protección. Soy un chico muy responsable– sonrió.
¿Había venido a comprar… preservativos? Mejor me iba sino empezaría a extrañar a Peeta. Hacía tres días que no lo hacíamos. ¿Cuándo podré de dejar de pensar en sexo? Mi esposo mentiroso había tenido un ataque por el cual me culpé y yo pensando en lo bien dotado que estaba mi conserje.
–Nos vemos Finnick, tengo que ir... a trabajar– me excusé. No tenía a dónde ir, había trabajado esa mañana y se suponía que la tarde la pasaría en casa.
– ¿Qué pastillas estás tomando?– sin ningún reparo tomó el frasco de mis manos y soltó una risotada. – ¿Le estás comprando de estas a Mellark? Las cosas que uno se llega a enterar— soltó una estruendosa carcajada
–No son para Peeta, son de Gale– le dije quitándole el frasco.
– ¿Quién es Gale?–preguntó súper interesado.
–Es… él es… un amigo– dije para no decirle que soy casada.
–Espera, espera. Aquí dice Gale Howthorne ¿Es tu padre?– ya me tenía atrapada.
–No. Es mi esposo. ¿Contento?– traté de salir de la dichosa farmacia con la autoestima completa pero él me siguió.
–No te vas a ir así. ¿Me estás diciendo que eres casada? ¿No que andabas con Mellark? Katniss… eres… eres una chica traviesa. ¡Eso me encanta!– parecía demasiado feliz. Al menos no me hizo sentir mal.
–Pues sí. Soy casada pero me voy a divorciar pronto.
– ¿Y para que le llevas pastillas para la impotencia a tu marido? ¿Acaso has terminado con Mellark? Katniss si tu marido no te cumple y ya mandaste a pasear a Mellark, tienes un eterno servidor en mí.
No sabía si enfadarme o echarme a reír. Nunca nadie se me había ofrecido con tal desfachatez, ni en mis días de abstinencia. Y de ser así lo habría pensado ya que el mecánico no estaba nada mal.
–Gracias– dije todavía con mi cara de poker. –Pero… yo estoy con Peeta– le dije para tranquilizar sus hormonas motorizadas.
–Por mí no hay problema, ya sabes: no juzgo a nadie– se rió e hizo una mueca muy sexy. Se estaba pavoneando, he visto hacer eso a algunos gatos cuando la gata se pone difícil. Ay por Dios, qué horror.
–Si me disculpas. Tengo que irme– le dije y caminé unos pasos.
–Bueno adiós, cuídate. Ah… recuerda que tienes mi número, atiendo las 24 horas del día, incluso los domingos– le escuché decir y apuré el paso.
Eso me ganaba por ser infiel. Ahora Finnick creía que podía tomarlo como segundo amante. ¿Qué clase de mujer creía que era?
Regresé al edificio para cuadrar cuentas con Gale, no iba a dejar esto así. Sí el me ocultaba que tomaba pastillas que le hacen daño, no le debía respeto.
Por desgracia al llegar a mi apartamento vi que salía agua de mi puerta, entré rápido y encontré a Peeta, Gale, Cato incluso al vigilante tratando de controlar una fuga que salía del baño.
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CONSERJE MELLARK -Terminado-
Hayran KurguMayores de 18 años Contenido sexual explícito Katniss es una señora frustrada sexualmente, casada con Gale Hawthorne, un hombre guapísimo pero impotente. ¿Qué pasará cuando se mude a un condominio y conozca al guapo conserje? Adaptación de mi fanfic...