Epílogo

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Castelobruxo era una gran escuela, salvaje e indómita como sus estudiantes. Lena y Kara estaban emocionadas por la naturaleza de la isla, era exótica, aterradora y fascinante a la vez. Se encontraban en la gran mansión de la reina, Diana Prince. Ahora que todo había terminado, Diana pudo registrar correctamente a Lena como su hija y presentarla en sociedad, la historia había salido a la luz dentro de toda la sociedad mágica y poco a poco dejaron de relacionar a Lena con los Luthor y más como la amazona hija de Diana.

-Le harás un agujero al suelo, mamá - Dijo Lena, se encontraban en el aeropuerto de Rio de Janeiro, ciudad más cercana a la escuela, principalmente habitada por personas no mágicas, usar un traslado u otro artilugio era imposible con distancias tan extensas, y Sam quería llevar un montón de equipaje para sus primeras vacaciones junto a Diana Prince. Diana, estaba demasiado nerviosa, caminando de un lado a otro, esperando el vuelo de Estados Unidos donde vendría la hechicera americana.

-No puedo calmarme, ¿que tal si no le gusta mi casa? , ¿y si termina odiandome? ¿Y si solo me quiere como amiga? - Dijo con una voz excesivamente alta, mordiendo sus uñas, Lena la observaba divertida, mientras que Kara recien llegaba de vaciar la máquina expendedora.

- ¿De qué me perdí? - Dijo Kara con dos galletas recién destapadas en su boca. Lena suspiró

-Mamá, eres la reina de las amazonas, tienes una casa que parece un palacio, cosa que no creo que impresione mucho a Samantha Arias, porque ella realmente parece no ser alguien materialista, pero lo que si sé es que, aceptó venir aquí, dos meses enteros solo para pasar el verano contigo, ¿no crees que quizá le gustes demasiado? - Dijo Lena mientras Diana se quedaba quieta masajeandose las sienes.

-Lena-llamó Kara mientras Lena se acercaba a su madre para tranquilizarla

-Quizá tengas razón hija-

-Claro que la tengo, Samantha Arias te amará

-ehh... Lena... - intentó advertir Kara, pero fue demasiado tarde para cuando el rostro de Diana se alzó al sentir un abrazo en su espalda y unos brazos rodeandole la cintura. Lena se alejó un poco para ponerse al lado de Kara y robar una de sus galletas para observar la escena encantada. Samantha Arias abrazaba a su madre, desde atrás mientras ella se paralizaba por completo.

-Tu hija tiene razón-Susurró en su oído, que a Diana se le erizó toda la extensión de la piel del cuello. - Me gustas demasiado-

Diana al escucharla se dio vuelta y Sam de inmediato probó sus labios con suavidad. Lena y Kara casi dan un evidente grito de emoción, pero prefirieron dejarles su espacio y corrieron nuevamente a la máquina expendedora sin dejar de ver la escena.

El beso terminó segundos después, con un suave sonrojo por las mejillas de Diana, nunca se había enamorado así, nunca pensó que después de lo que le pasó, podría pensar en entregarse a alguien, en amar a alguien, o querer tocar a alguien.

- Trajiste bastante equipaje - Dijo Diana a raz de sus labios

-El suficiente para dos meses-Respondió Sam.

Las cuatro tomaron un taxi a los límites de la ciudad, y luego a la isla de las amazonas en un barco mágico, Lena y Kara estaban instaladas en casa de Diana desde hacía una semana. Diana no sabía cómo manejar el asunto, no quería separar a las chicas, pero tampoco podía permitir que durmieran juntas, así que optó por ubicarlas en una habitación con camas separadas, cosa que, obviamente Kara y Lena se pasaban por alto, ya que a penas Diana cerraba la puerta, Kara saltaba de inmediato sobre Lena y "dormía" con ella hasta minutos antes de que Diana tocara la puerta por la mañana. Sam y Diana cenaron juntas mientras Lena y Kara caminaban por la isla.

-Vamos, inténtalo de nuevo, por mi-Insistió Kara por duodécima vez, queria que Lena volara, tal como Diana lo hacia. No era un rasgo muy caracteristico de ellas, pero podian hacerlo bastante bien.

-Basta Kara, sabes que no me gusta volar-Dijo Lena desde la orilla de la playa donde se encontraban bajo una silla de madera iluminada por un farol, varias personas disfrutaban de las estrellas, otras mas pequeñas jugaban a pelear con palos que simulaban espadas magicas, algunos chicos lanzaban hechizos simples en el agua. La vida de las amazonas era algo mas compleja, a pesar de compartir la isla con algunos habitantes magicos de la region suramericana, vivian apartadas en varias casas cerca a Castelobruxo, desde el principio, la escuela era solo de mujeres, incluso el acceso a la isla estaba limitado solo a las hechiceras, no habia espacio para jovencitos. Sin embargo, hacia muy poco tiempo se le habia permitido el ingreso a los magos varones, algunos sectores de la isla como la zona donde las amazonas vivían y entrenaban, estaba prohibida para los caballeros. Las amazonas eran brujas muy poderosas, y Lena era la viva imagen de ello.

-¿Que tal si algun dia caes de un lugar muy alto? ¡Te arrepentirías de nunca haber aprendido a volar como se debe!-Exclamó Kara

-Bueno, estoy segura que tú me atraparás-Sonrió, y Kara se lanzó a sus labios

-----------------------------------------------------------------Casa de Diana Prince----------------

-La cena fue increible Diana, nunca habia probado nada asi-Dijo Sam, estaba sentada en un sofá largo que daba a una chimenea, las luces de los candelabros delineaban su expresión de satisfacción ante el placer gastronómico que tuvo.

-Bueno, la comida aqui es muy buena, se dan muchos frutos y especias exoticas-COntestó sentandose a su lado. Sam dejó de sonreir y la miraba embelesada, todo en Diana le resultaba perfecto, y aunque era mayor que ella, casi por diez años, se sentia lista para ella- ¿Estás bien?-Preguntó Diana

-Si, ¿porque?- Susurró desconcertada Sam

- De repente haz dejado de sonreir, ¿Algo anda mal?...porque si es asi, escucha... Sam, yo...Yo no quiero presionarte a nada...Si tu quieres...Si tu quieres solo podemos vacacionar tranquilamente, ir a la playa, un paseo, duelos de espadas, gastronomía...Yo no quiero que te sientas obligada a nad....

Diana tuvo que dejar de hablar, debido a la presion de los labios de Sam en los suyos, la americana la besó por varios segundos, largos y placenteros, tomandola de las mejillas, Diana no se atrevía ni siquiera a tomar sus caderas.

-No me estas presionando-Susurró jadeante, Diana asintió y continuó besándola vorazmente, sin dar paso al oxigeno. Sam se posicionó sobre ella, y sus caderas comenzaron a balancearse sobre el regazo de Diana, dificultando mas la respiración de la amazona al sentir el roce de su cuerpo contra su centro. Las manos de Diana se colaron bajo la blusa de Sam sintiendo su piel erizarse, reclamó su espalda con suavidad mientras Samantha metia su mano en la camisa de la amazona para alcanzar uno de sus pechos.

-Si, definitivamente debo aprender a vola..ar...-La puerta se abrió dejando ver a una Kara y Lena muy impactadas por la escena. Diana se bajó su blusa y Sam se orilló al otro lado del sofá aun jadeante.

-¡Chicas!, ¡Pero que temprano han regresado!-Dijo Diana con una voz que jamás Lena habia escuchado. Kara alzó una ceja divertida.

-Oh, mamá, nosotras sólo veníamos a...a...-Balbuceó Lena

-Ah, ¡si!, a buscar nuestras playeras!, hay una fiesta increible en la playa y pues, todos los chicos de la isla iran-Dijo Kara volando rapidamente a la habitación y saliendo por la puerta de la casa como un relampago.

-Si, si...eh...ya nos vamos-Dijo Lena

-Cuidense mucho y... ¡Lleguen tarde!!!-Gritó cuando Lena ya habia cerrado la puerta.


-Kara, se puede saber porque trajiste las sabanas y almohadas?-Preguntó Lena viendo a la rubia con el monton de textiles en sus brazos

-Para la fiesta de la playa-Respondió con inocencia.

-No hay ninguna fiesta en la playa-Dijo Lena cruzandose de brazos.

-No, la que tu y yo haremos, es una fiesta privada-Sonrió la rubia con una mirada de perversión en sus ojos, Lena le entendió, y salió volando directo a la parte de la playa que se encontraba totalmente vacía... "Ah, ahí si vuelas eh" pensó la rubia emprendiendo el vuelo tras su amada.


FIN

Hijas de la oscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora