Capítulo tres. "De una obligación a otra".

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El mayor de los Sullivan, Catalaggio, se ofreció a llevar a Evelyn, en su ostentoso Lamborghini, mientras que la joven iba perdida en sus pensamientos

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El mayor de los Sullivan, Catalaggio, se ofreció a llevar a Evelyn, en su ostentoso Lamborghini, mientras que la joven iba perdida en sus pensamientos.

Cat, que más de una vez se había metido en los problemas más desconcertantes, sabía en las dificultades que se encontraba la joven con respecto a sus progenitores, y, en parte, empatizaba con ella. Aún sabiendo que los castigos que ella sufriría, serían una mísera parte al lado de los que él había vivido.

—¿No vas a cantar como lo haces en casa, Evs?— preguntó el hombre tratando de romper la tensión.

—No creo estar de humor para eso, Cat— aseguró Evs, que sabía las represalias que podía acarrear por escabullirse de madrugada de su casa, y no volver a la mañana siguiente.

—Tal vez necesitemos un poco de música para relajarnos. ¿Qué te gusta?

—No lo sé. De todo un poco.

—Muy bien; de todo un poco será— cambió la radio un par de estaciones, hasta que dió con una que daba con los supuestos gustos de la chica. En la emisora sonaba "Dangerous" de Ariana Grande—. ¿Esto es lo suficiente, de todo un poco, para tí?

La chica le dirigió una sonrisa simpática y comenzó a cantar. En el camino, el hombre, no podía dejar de verla de reojo. Aunque las jóvenes de esa edad no eran su estilo, en ésta se podía apreciar una seductora forma de ser; desde su figura física, voluminosa, hasta su rostro redondeado por lo infantil de sus rasgos, repleto de peca; sus ojazos marrones en conjunto con pestañas espesas y largas pestañas resaltaban una mirada profunda e imponente; tenía su cabello negro, ondulado y extenso hasta la comisura de sus nalgas; todo en ella le atraía...

—¿Qué tengo? ¿Se me quedó algo en el diente?— ...hasta que comenzaba a hablar.

—Nada, me preguntaba cuál sería el próximo castigo que te darán tus padres. Tal parece que eres incontrolable. Nada de lo que intenten podrá lograr que sigas las normas.

—¿Cómo estás tan seguro?

—Porque yo tuve tu edad.

Llegando a la casa, ambos pudieron divisar al padre de Evelyn, sentado en el pórtico de la casa, con un periódico en su mano.

—¡Mierda! ¡Ya valí verga!— Cat se carcajeó asombrado por el vulgar vocabulario de la joven.

—Vamos, baja. Yo hablaré con él para apaciguar las cosas.

El hombre y la chica descendieron del vehículo, y se aproximaron a el hombre.

—Buenos días señor Cataleyos.— El hombre lo miró confundido; su rostro lucía por demás cansado e iracible—. Soy el mayor de los Sullivan, mucho gusto— extendió su mano y el padre de la chica le correspondió.

—Lo siento. Es que estoy desconcertado por la falta de respeto constante por parte de mi hija.— Evelyn se encogió de brazos.

—Lo pude notar. Yo solía ser como ella, pero mi madre me supo encaminar.

La Novia del Escort. © //EnEdición//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora