Parte 7. One With You

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Abrí los ojos escuchando el ruido familiar y acogedor de un monitor de signos vitales. Estaba en una camilla, con la bata típica de paciente, y una bolsa de sangre conectada por un tubo de plástico a una de mis venas.

Lowell estaba ahí, se había acercado para comprobar que la sangre siguiera pasando. Nuestras miradas se encontraron.

- ¿Cómo te sientes? Menuda noche que pasaste. – Dejó la carpeta que llevaba en las manos, sobre la mesa frente a la cama y se acercó a revisar mis pupilas y a sentir mi pulso.

- Lowell, ¿Donde esta... - El colocó mi mano sobre mi pecho y recogió la carpeta. Sonrió misterioso.

- El Demonio de la Radio te trajo aquí en estado de choque, no nos dio ninguna explicación, y se esfumó. – Se rascó el rabillo del ojo. – Por las marcas en el vestido que traías, supusimos que te había hecho daño. – Suspiró

- El no... no me haría daño, Lowell. – Sonreí un segundo.

- Debes tener mas cuidado, Monique, recuerda que esto es el infierno, y que usar el poder de curación en uno mismo, es doloroso. – Me dio una palmada en el hombro y salió de la habitación.

Cerré los ojos, aún me sentía cansada.

A decir de lo que me acababa de contar Lowell, había alcanzado a cerrar mis heridas antes de perder el conocimiento.

Bajé las sabanas y levanté mi bata. La piel de mi abdomen era lisa, sin cicatrices.

- Es un alivio verte recuperada, querida. – Alastor se había materializado en la habitación.

Cubrí rápidamente mi cuerpo y le extendí una mano.

Se acercó en seguida y la tomó, cubriéndola con su otra mano.

- Muchas gracias Alastor, ahora tu salvaste mi vida. Estamos a mano. Puedes volver a tu vida normal. – En los ojos de Alastor, se asomó una pizca de decepción.

- Querida, tu salvaste tu propia vida. Mi deuda no está saldada. – Besó mi mano, y se sentó junto a mí, de frente.

-Me alegra ver que estás bien. – Se acercó y nuevamente depositó un suave beso sobre mis labios.

- Te falta uno, dije bromeando. – Alastor emitió una risa leve. Se acercó de nuevo.

- Una cama de hospital es un lugar extraño para hacer esto. – Sentí el rubor subir a mi cara. – Pero supongo que, siendo médico, no será tan extraño para ti. –

Estaba por besarme, cuando alguien abrió la puerta. Yo sujeté a Alastor de la frente empujándolo hacia atrás. Cayó sentado sobre el sillón.

Eran mis amigos. Manny y Alex miraron a Alastor y se acercaron con la intención de hacerle daño. Me puse de pie de un brinco, para separarlos, pero mis piernas seguían débiles y perdí el equilibrio. Alastor se adelantó y me sujetó por detrás, poniéndome de pie de nuevo.

Expliqué lo que había pasado, omitiendo los detalles de la cena. El ambiente había vuelto a ser tranquilo. Nos sentamos en los sillones alargados para visitas que estaban en la habitación. Alastor estaba a mi lado, me sujetaba de la cintura en un gesto protector y tomaba una de mis manos. Alex se veía visiblemente incómodo, pero no podía dejar de ser Alex, así que dijo sin rodeos.

- Entonces, ¿Nuestra virtuosa Monique ha perdido su virginidad infernal? – Me miraba con su cara de bastardo, sonriendo.

- Por supuesto, amigo mío. – Contesté. - Seis veces, antes de que todo esto pasara. – Y señalé la bolsa de sangre colgada del tripié.

TremblingWhere stories live. Discover now