A las ocho en punto, me di una ducha y me enfundé en un vestido azul marino sin mangas. Mi objetivo era desentonar completamente con Harold. (Una idea bastante infantil, ahora que lo pienso). Me puse unas zapatillas de tacón corrido y peiné mi cabello en un moño bajo.
Miré por la ventana. La muralla no muy alta que rodeaba la propiedad, desgastada en algunas partes y cubierta de enredaderas en otras, mantenía las miradas indiscretas lejos de nuestra familia y los problemas enormes por los que pasaba justo ahora.
- Aunque si de protección hablamos... El verdadero monstruo está aquí encerrado con nosotros. –
Lo dije lo suficientemente alto para que se escuchara hasta la puerta, ¿Cuánto tiempo llevaba ahí? Troné los dedos y balanceé la copa de vino que apareció en mi mano, girando para enfrentarme a la mirada de Harold, que seguramente tenía ya un rato espiándome desde la puerta entreabierta.
- ¿Se le ofrece algo, su majestad? – Harold parecía agobiado. La copa en mi mano y mi lenguaje corporal lo cohibieron.
- Monique, ¿Podemos hablar? – Entró rápido a la habitación y yo vacié mi copa de un solo trago. Necesitaría más para aguantar esto.
- Ya estamos hablando... - Dije con voz áspera por el alcohol. Mi copa volvió a llenarse con un movimiento de muñeca, haciendo que Harold tragara saliva.
- Estoy desesperado... Por favor, deja que te muestre lo que pasó. – Se acercó a mi y tomó la copa de mis manos, apurando su contenido, visiblemente molesto por mi actitud.
- Como si quisiera volver a verte hundido en su carne mientras la asfixiabas, tus parafilias me perturban. En cierto modo agradezco que no lo hicieras en mí. - ¿De que iba este discurso pobre y vulgar? Aparecí otra copa y más vino, apuré su contenido de nuevo.
- Monique, yo estaba en la oficina pensando en la entrevista de Henry y la loca esa se me apareció. – Su postura erguida y orgullosa, ahora era ocupada por una encorvada y profundamente arrepentida.
Mi mente estuvo a punto de ceder, pero la Monique quisquillosa y medianamente ebria que vivía en mi cabeza, me hizo dudar.
- Como es que terminaste tirándotela. ¿Qué andas por el mundo con el pene al aire? – Harold se sonrojó y balbuceó.
- Justo antes de que eso pasara, estaba pensando en ti. – Le costaba hablar de ese tema desde siempre. Me mordí los labios. Sabía que no mentía.
– Estaba demasiado excitado... asi que, me desnudé y comencé a tocarme... Y ella apareció junto a mí. – Apuré otra copa de vino y sentí un nudo en la garganta.
- Eso no explica como es que... - Me detuve. No estaba en condiciones de discutir eso. Además, me sentía extrañamente excitada. (Seguramente por la temporada de celo.)
Lo miré. Se veía patético.
- Será mejor que dejemos esta conversación en pausa y vaya a apurar a Henry. – Me miré en el espejo y me dispuse a salir de la habitación.
Le lancé un beso a Harold por costumbre y ambos nos quedamos helados.
Una sonrisa malvada cruzó su rostro, y sentí mi cuerpo tensarse.
- Yo no... - Tenía que ser inteligente, ahora mas que nunca. Harold sonreía complacido y se acercaba a mí, con sus ojos brillando. Mis ojos fueron de su sonrisa a sus pantalones ¿En que estás pensando Monique? Su erección comenzaba a marcarse contra la tela del pantalón.
-Monique, eres mi vida. – Su voz era dolorosamente sensual. - ¿Por qué dejamos que un error arruine todo lo que somos? –
Con las zapatillas puestas era más alta, Harold solo necesitó inclinarse y tomó mi barbilla. La cabeza me daba vueltas.
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Trembling
Любовные романыHola. Lo que comenzó como un proyecto loco de un AlastorXYou, es ahora una precuela e historia paralela a Oh My Alpha, narrada en primera persona, que contiene explicaciones a muchas de las cosas que pasaron o pasarán en la historia principal. La t...