Toda mi vida, escuché acerca de las almas.
Teorías de que solo aparecían en el mundo dentro de cuerpos humanos, y al morir, podían ir al cielo y al infierno.
Aquellos cuentos tan macabros que señalaban en cielo como un lugar de descanso eterno y el infierno como un agujero en el suelo donde el aire quemaba y solo se escuchaban gritos, fueron suficientes para que me negara a escucharlos más, y que abandonara cualquier creencia religiosa por el resto de mi vida.
Sin embargo, me documenté al respecto. Aprendiendo los orígenes del cristianismo y su historia como organización, pues, si vas a rechazar algo abiertamente, es obligatorio saber de que va.
Estaba claro que de haber escuchado al grueso de la población y a mi consejero espiritual, no habría llegado aquí. Pero el infierno nunca me había hecho tanto daño, como el mundo humano. Y estaba convencida de que el cielo era un lugar aburrido, con tantos santurrones dándose golpes de pecho.
Pero había algo más, acerca de las almas. Cada vez que yo tocaba a un paciente, además de los recuerdos de la vida actual, en mi mente aparecían imágenes fuera de contexto, de lugares que en realidad, el paciente nunca podría haber visitado. Por razones de geografía o espacio-tiempo. Al final, llegué a la conclusión, de que como almas, somos el resultado de alguna mezcla entre otras que alguna vez existieron y se recombinaron. Como un eterno reciclaje.
Pero el alma y los recuerdos de Lilith eran lineales. No había un solo destello. Todo era nítido y claro. Hasta la voz de aquella entidad en la que nunca creí, y viví fuera de su gracia desde los 16 años.
Y esa voz era lo más escalofriante del mundo. Incorpórea, grave.
Los recuerdos de Lilith me mostraron el primer destello de luz que pudo presenciar, que la cegó por unos instantes, hasta que una fuerza la puso en pie y le habló.
- Levántense y admiren, el mundo que he creado para ustedes. – Esa voz no terminaba de gustarme.
No dijo nada más y, después de permanecer quietos, escrutando a su alrededor, ambos repararon en la presencia del otro.
El niño, que resultó llamarse Adán, era un poco egocéntrico, aunque agradable y con instinto protector. Lilith cayó bajo su encanto y durante años, rondaron por el jardín lleno de cosas al alcance de su mano.
Si tenían hambre, bastaba con acercarse a cualquier árbol. Si tenían sed, sabían que solo con un par de pasos en cualquier dirección, encontrarían alguna fuente natural. Todo era perfecto. Talvez demasiado.
La voz acudía a ellos en sueños, y en algunas temporadas, aburrido probablemente de su propia existencia, aprovechaba para compartir con ambos, trozos de manzanas, a la vez que les hablaba en forma de cuentos, sobre los secretos de la naturaleza que los rodeaba y del vasto y peligroso muro que se extendía más allá de las puertas del edén. Lilith siempre estuvo interesada y ávida de información, mientras que Adán buscaba el reconocimiento de su padre.
Siendo solo dos, y un mundo tan monótono, Adán comenzó a tornarse violento. Además, los cuerpos de ambos habían comenzado a cambiar, y mientras ella aprovechaba la estatura ganada para escudriñar por encima de los setos, intentando buscar ese mundo vasto y hermoso del que tanto le habían hablado. El la buscaba sin descanso para mirarla o intentar tocarla.
Lilith no supo leer las señales, y pronto fue tarde para ella.
Adán era mucho mas fuerte, y la tomó sin piedad, sin permiso, y sin preocuparse ni un segundo por la comodidad de Lilith. La voz acudió a las suplicas, pero solo atinó a decirle que todo estaba bien y que no tuviese miedo.
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Trembling
Любовные романыHola. Lo que comenzó como un proyecto loco de un AlastorXYou, es ahora una precuela e historia paralela a Oh My Alpha, narrada en primera persona, que contiene explicaciones a muchas de las cosas que pasaron o pasarán en la historia principal. La t...