Alexander POV.
Salgo al balcón y saco mi teléfono celular.
Solo timbra dos veces y contesta la llamada.
-Hola, tú –me saluda.
Automáticamente se forma una sonrisa en mis labios.
-Hola, tu –le digo.
-¿Cómo estás? ¿Cómo va la noche?
-Ya estoy en el departamento –le explico-. El evento se terminó temprano.
-Qué bueno. ¿Cómo estuvo el día?
-Sin relevancia –le digo-. Pero adivina que.
-¿Qué?
-Regreso mañana –le digo.
-¡¿Es en serio?! –exclama.
-Si –contesto sonriendo-. La senadora se va mañana por la mañana. La dejaremos en el aeropuerto, y ahí mismo tomaré mi vuelo de regreso.
-¡Excelente! Creí que nunca se llegaría este día.
-No seas exagerado. Fue un poco más de dos semanas.
-Fueron casi tres –se queja-. Ya ni siquiera recuerdo como es tu rostro.
Sonrío ampliamente.
-Tengo que colgar –le digo-. Solo quería avisarte.
-Gracias –exclama-. Ya quiero que sea mañana.
-Yo también –aseguro-. Buenas noches, Roman.
-Buenas noches –dice él-. Te mando un beso.
-Yo igual.
Ambos nos quedamos un par de segundos pegados al teléfono, y soy yo el que cuelga la llamada.
Todavía después de finalizar se queda la sonrisa de idiota en mi rostro.
Regreso a la habitación y comienzo a desvestirme para darme una ducha y meterme en la cama.
Es casi media noche, mi turno se ha "terminado".
Esta vez estoy trabajando con todo un equipo de seguridad, así que en cuanto la senadora entra a su habitación, la responsabilidad se delega al equipo de seguridad interno.
Hay una oficial dentro, cuidándola desde el interior de la habitación.
Dos guardias en la puerta, y yo en la habitación continua.
Mi trabajo es estar con ella todo el día, a donde quiera que vaya. Pero por la noche la responsabilidad pasa a mis compañeros.
Aunque debo estar completamente al pendiente.
La verdad es que fue un trabajo fácil. Sin nada relevante.
Y después de casi tres semanas sus tareas aquí terminaron.
Al igual que las mías.
Había llegado tan de sorpresa que ni siquiera tuve tiempo de recoger mis cosas en el departamento.
Estaba cenando con Roman, justo el día que "celebrábamos" mi ascenso.
-Se sintió bien, eh –me había dicho mientras recargaba los codos sobre la mesa.
Enarco una ceja y bajo el menú.
-Solo le pedimos la orden al mesero –le dije-. Si te hace sentir así deberíamos salir a cenar más seguido.
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Hunter
Romance"¿Estás dispuesto a morir por alguien?" me preguntó "Yo no moriría" respondí "Viviría en él".