Alexander POV.Estoy perfectamente entrenado para guardar la calma en momentos de tensión.
Pero debo admitir que me está costando demasiado.
Aunque escuchar a los paramédicos que lo están estabilizando me ha ayudado.
La ambulancia llegó al restaurante en tan solo cinco minutos. Cinco minutos que estuve aplicando RCP constante.
Estoy totalmente capacitado para primeros auxilios, incluso para cirugías básicas de emergencia, así que sin esperarme a las indicaciones de la operadora del 911, empecé las compresiones en el pecho.
La ambulancia era demasiado pequeña para que yo pudiera viajar en ella también, además no quería interferir con el trabajo de los paramédicos, así que viaje detrás de ella en mi Jeep hasta llegar al hospital.
Por suerte estamos cerca del Capitolio, eso quiere decir que el hospital más cercano es Sibley Memorial Hospital, el mejor de Washington; Y uno de los protocolos para emergencias es llevar al paciente al hospital más cercano, sin importar su seguro médico o las preferencias familiares.
Así que corremos con suerte, porque solo le confiaría la vida de Roman a una persona.
-Doctor Frey –digo en cuanto contesta la llamada.
-Alexander –contesta-. Que sorpresa, ¿Está todo bien?
-De hecho no –le digo-. ¿Está en el hospital?
-Aquí estoy, en la oficina, ¿Qué pasa?
-Mi novio tuvo un infarto hace veinte minutos –le digo-. Lo acaban de ingresar.
-Voy para allá –no se toma ni un segundo para pensarlo.
Y la llamada finaliza.
Me quedo en las puertas de Urgencias, en donde hay un guardia y una enfermera en la recepción.
Llegamos hace no más de tres minutos, y desaparecieron por el pasillo detrás de estas puertas.
-¡Lo estabilizamos! –logré escuchar en cuanto los paramédicos entregaron la camilla a los médicos.
Pero por el alboroto, y por el guardia deteniéndome, no escuché nada más.
-Roman Schneider –contesté cuando la enfermera de recepción me preguntó el nombre del paciente.
-¿Edad?
Recorrí todos los datos en mi cabeza, pero no encontré respuesta.
-No lo sé –admito, con un sentimiento de culpa inmenso.
No puedo creer que no me sé su edad exacta.
-¿Sabrá su tipo de sangre?
Niego con la cabeza.
La enfermera asiente y cruza las puertas por las que se llevaron a Roman.
Mis manos se vuelven puños, y mis nudillos crujen con la fuerza que apliqué.
-Alexander –reconozco fácilmente la voz que me llama a mis espaldas.
-Doctor –exclamo, aliviado.
-¿Cómo se llama? –me pregunta.
-Roman Schneider –contesto-. Ingresó hace unos cinco minutos.
-Bien. Ya regreso, quédate aquí.
-Doctor –exclamo antes de que se marche.
Se da media vuelta y me mira a los ojos.
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Hunter
Romance"¿Estás dispuesto a morir por alguien?" me preguntó "Yo no moriría" respondí "Viviría en él".