Capitulo 9

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Alexander POV.

-¿No crees que esto es... demasiado? –le pregunto mientras lo miro fijamente.

Tiene más de diez minutos detrás de los binoculares.

-No –contesta-. Estoy esperando el momento adecuado.

-Llevamos más de una hora aquí –replico-. Es más fácil si te bajas y entras.

Se quita los binoculares y voltea a mirarme solo por un par de segundos antes de volver a ponérselos.

-Ahí están todos –masculla, arqueando sus cejas-. No quiero toparme con nadie.

-Son tus amigos.

-Lo sé, lo sé –exclama-. Pero no estoy listo.

-Yo voy a esperarte aquí –le digo-. Solo irás a saludarlos. Puedes quedarte incluso.

Roman me ignora, y comienza a mover el artefacto frente a sus ojos.

-Van a salir –masculla para él mismo.

-Pues ve –le digo.

-Los haré venir –dice, quitándose los binoculares nuevamente-. ¿Puedes bajarte?

-¿Quieres que te acompañe?

-Los saludaré primero. Pero tienes que bajar después. Necesito un relevo.

-Solo vas a saludarlos, Roman. No necesitas un relevo.

-Por favor –exclama, frunciendo el ceño.

No puedo negarme a esa carita.

Así que termino encogiéndome de hombros.

-Sí. Te lo prometo –le digo-. Voy a darte un tiempo a solas. Y después te acompañaré. ¿Okay?

-Okay –sonríe-. Pero no me des mucho tiempo. ¿Okay?

-Okay –acepto.

-Dame como... un minuto.

-Roman –replico.

-Por favor.

Nos miramos por un par de segundos, fijamente.

Hasta que termino accediendo.

Sonríe, me da un beso rápido en los labios, y baja del Jeep.

Estamos en la parte trasera del estacionamiento del hotel, junto a un largo jardín que lleva hasta una especie de domo luminoso en donde se está llevando a cabo la boda.

Llegamos hace más de una hora, y Roman no se había animado a bajarse.

No sé exactamente cuál es su plan, pero por lo menos ya no está solo sentado aquí esperando quien sabe qué cosa.

Y aunque creí que iría hasta allá, no lo hace.

Se queda parado en medio del gran jardín, a solo unos metros de la camioneta.

No sé qué está haciendo, solo él lo sabe.

Pero voy a darle su tiempo, y su espacio.

Es un gran logro que hayamos llegado hasta acá.

Literalmente.

En primer lugar por lo tanto que le costó decidir si venir o no venir.

Creo que fui yo quien terminó convenciéndolo.

Y lo hice solo porque sé que Roman tiene un gran corazón, y jamás se perdonaría no haber estado en ese día tan importante para los suyos.

Así que terminó accediendo.

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