Capitulo 6

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Roman POV.

-Que bueno que viniste –le digo en cuanto se sienta frente a mí-. Creí que no lo harías.

-Sonabas... mal –dice él-. ¿Está todo bien?

Niego con la cabeza.

-Estoy mal –admito sonriendo.

-Te ves –concuerda-. ¿Qué pasa?

-Lamento si te interrumpí. No tengo a nadie más en esta ciudad. Y de verdad necesito hablar con alguien.

-Pues ¿Qué pasó? –Inquiere, mirándome fijamente a los ojos-. Te ves... preocupante.

-Es una estupidez, quizá –admito-. Pero... necesitaba platicarlo. Espero no interrumpir tus actividades.

-No te preocupes –asegura-. Estoy en mi tiempo de comida.

-Gracias –le digo-. Por estar aquí sin conocerme.

-Pareces buena persona, en el fondo –bromea.

Y me hace sonreír.

Aunque sin ganas.

No es la primera vez que venimos a esta cafetería, sin un motivo en específico.

Al principio nuestras reuniones fueron meramente por negocios.

Desde que iniciamos el proceso de compra-venta del departamento, hasta que lo finalizamos.

Después de eso habíamos venido a este lugar en dos ocasiones más.

La primera vez accedió a ayudarme a encontrar un negocio en el cual pudiera invertir.

Y la segunda vez me presentó mis opciones.

Obviamente le dije que le iba a pagar por ese servicio, pero me dijo que no era necesario.

Que se sentía bien ayudando a alguien que no era de la ciudad. Ni del país.

Así que por eso supuse que quizá podría escucharme esta vez.

Por suerte no me equivoqué.

Y de verdad me estaba volviendo loco por no poder hablarlo con nadie.

-Adivinaré –dice-. ¿Mal de amores?

Sonrío.

-Totalmente –admito-. ¿Tanto se me nota?

-Es lo único que podría doblegar a alguien como tú de esa manera.

-¿De verdad? ¿Tan mal me veo?

-Un poco –sonríe-. Además,... es parte de mi trabajo reconocer este tipo de situaciones.

-¿Vender casas te pide eso?

Sonríe ampliamente.

-Ese no es mi trabajo –me explica-. Soy psicólogo. Doy clases en la Universidad de Washington.

-¿Profesor? ¿De verdad? ¿No eres muy joven para eso?

-No aparento la edad que tengo –confiesa-. Pero no vinimos a hablar de mí. ¿Qué es lo que te pasa? ¿Cómo te puedo ayudar?

-¿Estoy hablando con el psicólogo, o con el de bienes raíces? –le pregunto sonriendo.

-Estás hablando conmigo –dice-. Solo conmigo. Como amigos.

-Okay. Perfecto. Es lo que necesito.

-¿Y bien? ¿Qué pasó? ¿Aún no regresa?

-Sí. Ya regresó –le explico-. Todo estaba bastante bien.

HunterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora