Capitulo 18

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Roman POV.

Mi cuerpo se vuelve tan pesado con siento como si me hundiera en el colchón de la cama.

Como en un hoyo negro, que poco a poco me va absorbiendo hacia la inconsciencia, por más que yo quiera resistirme.

Estoy aquí.

Estoy despierto.

Pero es como si no lo estuviera.

Mi cuerpo no responde a mis órdenes.

Es... como si yo hubiera quedado encerrado en mi propia piel, en donde lo único que existe es mi conciencia.

Mi mente. Mis pensamientos.

Pero no durará mucho.

Porque poco a poco el sedante me quitará eso también.

Ya lo he sentido antes.

Y aunque es relajante... no puedo evitar luchar contra él por instinto.

-Lo mantendremos sedado –escucho una voz a lo lejos-. Es la única manera para poder mantener controlado su ritmo cardíaco.

-¿Por cuánto tiempo? –ese es Alexander. Lo reconocería incluso si no hablara.

-Indefinidamente –responde la otra voz-. Hasta que encontremos un donador.

-No pueden hacerle eso.

-No tenemos otra alternativa, Alexander.

"Y lamento decirte que tampoco podremos mantenerlo así mucho tiempo. Ya presenta múltiples fallas.

Hay un largo silencio.

Incluso llego a pensar que he caído en la inconsciencia profunda.

-Ojala pudiera hacer más –dice el hombre. A quien logro reconocer ya como el Doctor Fray.

-¡Tiene que hacer más! –exclama Alexander.

Y escuchar su voz estrangulada me provoca una impotencia tan fuerte que siento como si pudiera vencer al sedante para levantarme y abrazarlo.

Y asegurarle que todo estará bien.

Asegurarle que me quedaré con él. Aunque... aunque me cueste trabajo.

-Hago todo lo que está en mis manos –la voz del Doctor se vuelve compasiva.

Y aunque Alexander no habla juro que puedo escuchar su sollozo.

Su desesperación.

-Por favor –suplica-. Tiene que haber otra manera.

-Llevamos a Roman al límite –explica-. Ha luchado hasta los últimos momentos.

"Quizá... quizá es momento de que descanse.

-¡No! –Exclama Alexander-. ¡No vuelvas a decir eso!

-Esperaremos el trasplante –replica-. Te prometo que reportaré el caso como máxima emergencia.

-¿En qué lugar está? ¿Cuántos hay arriba de él? –la última frase se entrecorta en su garganta.

Pero el doctor no responde.

-Yo puedo ser el donante –suelta de pronto.

Y el silencio que se provoca a continuación es tan profundo como la pesadez que siento en mi cuerpo.

-Quiero ser el donante –repite-. Miranda dijo que éramos compatibles.

"Quiero hacerlo.

-Eso es una locura, Alexander. Ni siquiera... ni siquiera puedo considerarlo.

-¿Por qué no? Soy el donante directo a Roman. Es tu obligación aceptarlo.

-No puedo aceptar un órgano vital de una persona viva. Alexander. Estás... perdiendo la cabeza.

"Más te vale calmarte y voy a sacarte de aquí.

-Quiero la eutanasia –replica Alexander.

-No sabes lo que estás diciendo.

-Suicidio asistido –repite-. Es legal en Washington.

-Es legal para personas con enfermedades terminales.

-Tengo una enfermedad terminal –replica-. Un tumor. Inoperable. Un tumor que va a matarme.

-Un tumor que no ha crecido ni un milímetro desde que lo descubrimos.

-Pero puede crecer en cualquier momento.

-Alexander...

-No, doctor –la voz de él se vuelve mucho mas poderosa. Más imponente-. Exijo que se cumpla mi derecho a elegir.

"Voy a morir. Moriré de todas formas.

"Puede ser hoy incluso. O mañana. O dentro de un mes.

"Y perderé todo. No me llevaré nada.

"Si voy a morir quiero que Roman sea mi receptor.

"Quiero darle vida a él.

"No tiene caso... no tiene caso que yo viva... y él no.

"Él tiene la oportunidad de continuar.

"Yo no. Yo no, doctor. Yo moriré de todas formas.

El profundo silencio que nos envuelve solo es roto por el monitor junto a mí.

Estoy luchando con todas mis fuerzas por despertar. Por moverme.

Por gritarles.

Necesito oponerme.

Necesito levantarme y darle un golpe en la cara a Alexander tan fuerte que olvide esa estúpida idea que se ha metido en su mente.

-No puedo hac...

-Tiene que hacerlo –replica Alexander-. Tengo un tumor mortal en mi cerebro. Y los fuertes dolores me han dado una mala calidad de vida. Y no tengo ninguna garantía de que pueda sanar.

"Así que quiero la puta inyección.

"Y quiero que Roman sea el receptor de mi corazón.

-Tú no sufres dolores.

-Eso no lo sabes. No lo sabe nadie.

"No pueden saberlo. No hay un estudio que lo compruebe.

"Así que lo haces, Fray. O llamaré a mi abogado.

"Y si no lo hacen aquí, iré a otro lado.

"Pero sucederá.

Jamás había sentido una impotencia como la que siento en estos momentos.

Y al mismo tiempo mi cuerpo permanece en una calma tan profunda que me es imposible alterarme.

¡Vamos Doctor, diga algo carajo!

Mi único deseo ahora es morir.

Morir ya. Justo ahora. Antes de que Alexander haga una estupidez.

-¿Estás seguro? –inquiere el doctor.

-Si –responde Alexander firmemente-. Le prometí que estaríamos juntos para siempre.

"Y si puedo... si... yo estaría con él para siempre. Viviría en él para siempre.

-Hasta que la muerte los separe, ¿Cierto?

-Si. 

-Es el acto más puro de amor que mis ojos han visto, Alexander.

-No puedo imaginar una vida sin él. 

-Haría lo mismo por las personas que amo.

-¿Entonces vas a ayudarme?

-Si.

HunterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora