Capítulo Catorce.

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El tono meloso y las palabras de amor no estaban haciendo sino enfadarla todavía más, pero Zayn era consciente de que, de momento, él tenía la sartén por el mango y estaba dispuesto a aprovecharse de la situación.

Gianna no se atrevería a contradecirlo.

-Creo que deberíamos olvidarnos de nuestras desavenencias -insistió-. Por lo menos, durante esta noche. -

-Me parece una buena idea -intervino Jonathan-. Estamos de celebración. Bueno, Malik, te dejo a solas con mi hermana. Por lo visto, tiene cosas de las que hablar.

-Sí, vayan entrando ustedes. Nosotros vamos dentro de un rato -contestó Zayn.

Al ver que sus hermanos y su padre se iban, Gianna se puso nerviosa.

-No, no... -intentó gritar.

Pero Zayn se apresuró a tapar sus palabras con un beso.

Gianna intentó zafarse, pero no tenía nada que hacer. Zayn era mucho más fuerte que ella.

Cuando dejó de forcejear, Zayn la soltó pero, para su sorpresa, volvió a besarla.

Aquella vez la besó bien, como la había besado en Londres y Gianna se descubrió disfrutando del beso.

-Gianna...

Al oír su voz ronca y percibir la pasión de sus manos, su cuerpo la traicionó y se apretó contra el de Zayn.

Llevaba queriendo besarla así desde que la había vuelto a ver en la iglesia y resultó ser tan maravilloso como recordaba.

La excitación contenida era tan fuerte, que sintió que los instintos más primitivos se apoderaban de él y amenazaban con hacerle perder el control.

En aquellos momentos, sería capaz de tumbarla en el suelo y poseerla allí mismo y no pudo evitar apretarse contra ella.

Craso error.

Gianna recuperó la cordura y dio un paso atrás.

Zayn se dijo que no era el momento ni el lugar, pero ya encontraría él el momento y el lugar propicios.

Y, entonces, Gianna se entregaría a él sin reservas, pero sabía que primero tenía que ganarse a su círculo familiar.

No lo habían recibido mal, sobre todo, cuando se habían enterado de que era dueño de un imperio de telecomunicaciones, pero, si se enteraran de que no era un amigo de Ronan sino su primo y, por tanto, miembro de la familia Brannan, las cosas podrían cambiar para mal.

-Creo que será mejor que nosotros también volvamos -le dijo a Gianna recuperando la compostura-. No creo que a tu padre le haga mucha gracia que estemos solos en el jardín, estemos prometidos o no.

-¡No estamos prometidos y lo sabes! Has mentido.

-No, no he mentido, señorita -se burló Zayn-. Yo no he dicho que estuviéramos prometidos. Lo que he dicho ha sido «¿serviría de algo si le dijera que estábamos comprometidos?». Tu padre ha dicho el resto.

-¡Sabías perfectamente que eso era lo que iba a suceder!

Gianna estaba muy enfadada, pero era consciente de que era, más que con Zayn, consigo misma porque, después de cómo la había tratado, había sido débil y se había dejado llevar por la pasión.

-¡No quiero estar prometida contigo! ¡No quiero nada contigo!

-¿Ah, no? ¿Prefieres que les diga a tu familia, amigos y conocidos que te metiste en mi cama buscando una aventura de una noche? -Gianna lo miró horrorizada.

-No quieres eso, ¿verdad? Mira, Gianna, lo de estar prometidos es bueno para los dos, para ti y para mí.

-Eso es precisamente lo que no entiendo. ¿Por qué es bueno para ti?

-Si tú te hubieras visto en mi situación, con tus hermanos agarrándote dispuestos a destrozarte ante la idea de que has deshonrado a su preciosa hermanita, te aseguro que te habrías inventado lo que fuera para salir del atolladero.

En aquel momento, Gianna se dio cuenta de que había albergado la estúpida esperanza de que hubiera sido por otra cosa.

¿Cómo podía haber creído por un momento que lo hubiera hecho para protegerla de las airadas consecuencias de su familia y de la sociedad?

¡Qué ingenua!

¡Lo había hecho única y exclusivamente para protegerse a sí mismo!

-¿Y también me has besado para deshacerte de mis hermanos?

-No, eso ha sido para que no gritaras y lo estropearas todo -sonrió Zayn con malicia-. ¿Qué habrían pensado si, después de decirles que estamos prometidos, perdidamente enamorados, ven que te da miedo quedarte sola conmigo?

Así que, mientras ella se había entregado a aquel beso con todo su ser, en cuerpo y alma, él lo tenía todo calculado y había dejado de besarla justamente cuando habían perdido de vista a su familia.

¿Y qué pretendía sacar Zayn de todo aquello?

-¿Y si entro en el salón y cuento la verdad? -le espetó.

Zayn se cruzó de brazos, se apoyó en el tronco de un árbol y se quedó mirándola.

-¿Y tú reputación? ¿Y la reacción de tu padre?

A Gianna su reputación le daba exactamente igual, pero la aprobación de su padre ya era otra cosa.

Zayn debía de haberse dado cuenta de que ello.

-¡Pero todo esto es mentira! No puedo seguir adelante...

-Ellos no lo saben -contestó Zayn -. Si jugamos bien nuestras cartas, no se darán cuenta.

Gianna lo miró sorprendida. ¿Qué había en aquella cabeza? ¿Qué bullía en aquel cerebro?

-¿Y cuánto tiempo tendremos que fingir? -quiso saber.

-El que haga falta -contestó Zayn.

-¿Para qué? ¿Hasta cuándo?

-Hasta que consiga lo que quiero -sonrió Zayn.

Gianna lo miró nerviosa.

-¿Y qué es lo que quieres?

-¿No es obvio?

-No...

-Muy bien. ¿Quieres que te lo diga alto yclaro?

Gianna asintió.

-Te quiero a ti -contestó Zayn-. Te quiero en mi cama, que es donde te he querido tener desde que te conocí, y estoy dispuesto a hacer lo que sea para conseguirlo.

HUMILLACIÓN.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora