Capítulo Veinticuatro.

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Gianna se sorprendió al ver que la puerta de la casa de Ronan estaba medio abierta.

La empujó y entró.

Durante el trayecto desde su casa, se había repetido una y otra vez que su padre y su hermano tenían razón, que tenía que hablar con Zayn y averiguar si la quería porque, si estaba embarazada, tenían que ver entre los dos qué hacían.

Sin embargo, mientras subía en el ascensor, el valor la había abandonado y en esos momentos se encontraba vulnerable y nerviosa.

Ahora, al escuchar voces en el salón, comprendió que no era el momento. Además, parecía que Zayn estaba acompañado de una mujer.

Se disponía a irse cuando oyó su nombre.

-¡Déjame a Gianna a mí, mamá!

Era Zayn.

-¡Ya me encargo yo de ella!

-¡Más te vale! -contestó la mujer-. ¡Cuántas veces te tengo que decir lo que la maldita familia Rossetti le hizo a mi hermana Marguerite! ¡Ten mucho cuidado con esta gente, hijo!

¿Marguerite? ¿El gran amor de su padre?

Gianna sintió un fuerte dolor en el corazón al oír aquel nombre. ¿Y Zayn había llamado «mamá» a aquella mujer? ¿Marguerite era su tía? 

Gianna se agarró al pomo de la puerta con fuerza y se obligó a seguir escuchando.

-Tienes que terminar con esta farsa del compromiso -estaba diciendo la madre de Zayn-. Sal de aquí cuanto antes. ¡No creo que te quieras ver casado con esa mujer por error!

-¿Casarme con ella por error? -dijo Zayn con sarcasmo-. No, te aseguro que eso no va suceder.

Gianna sintió que la sangre se le agolpaba en las sienes y, durante unos segundos, no oyó nada, no quiso oír nada.

HUMILLACIÓN.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora