Razón ocho.

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8. Me apoyas en las decisiones.

 El único orgullo que sentían mis padres por mí fue cuando me nombraron capitana del equipo de voleyball del colegio. Jamás en la vida recibí de ellos un "te felicito" por nada en el mundo, más allá de que me hubiese graduado de la universidad de medicina a los 15 años, pero recibí un "me enorgulleces" cuando llegué con mi remera número 27 que decía capitana.

 También, era el orgullo del colegio y del "de qué hablar" de nuestro grupo. Era la primera muchacha que había dirigido los 12 partidos del año y había ganado 10, la segunda mejor racha de la historia en todas las escuelas de Sidney. Todos decían que tenía como un talento que estaba brindando sus frutos.

 Nunca pude expresar qué era lo que yo sentía con respeto a eso, me quedaba callada cuando alguien me brindaba sus felicitaciones. Hasta ese día.

 El día que llegué a tu casa con una carta en las manos y sentimientos mezclados que no podía diferenciar cuál era cuál, recuerdo que me recibiste algo preocupado.

 Mi carta junto a una beca de deportes (específicamente para jugar voley) para entrar en uno de los equipos de más prestigiosos de toda Australia estaba en tus manos cuando te dije:

 "Esto no es lo que yo quiero. Este no es mi sueño"

 Sé que en ese momento no comprendiste muy bien. Una beca completa para jugar en un equipo nacional de ensueños, el orgullo de un colegio secundario que a duras penas se oía nombrar y tal vez convertirme en una jugadora profesional. ¿Quién iba a negarse? 

 Pues yo, claro.

 Amaba lo que hacía, me encantaban los partidos y entrenar para ellos. Adoraba a mis compañeros, a mis jugadoras y a mi profesor quien me tuvo paciencia todo estos años. Y esa carta parecía un sueño. Pero seguía sin ser lo que yo quería.

 Me preguntaste qué era lo que yo quería hacer, sin importar lo que los demás dijeran o que los demás quisieran. Y cuando te respondí creí que te burlarías de mí, pero no lo hiciste. Al contrario.

 A la semana volviste a tocar la puerta de mi casa con una gran noticia y una inscripción en tu mano. 

 ¿Quién iba a estar del lado de una persona que estaba dejando atrás el orgullo de sus padres, del sueño del colegio, de una reputación increíble y de tal vez lo que sería la mejor oportunidad de su vida?

 Pues, claramente, tu Lee Felix, que siempre me apoyas en todas las decisiones por más que sean las peores que he tomado.

-BELLE.

10 reasons to love you || Lee FelixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora