Flashback.

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"No te importa"

Belle estaba sentada en su banco, como se había hecho costumbre, solo que por primera vez en largo rato, nadie estaba a su lado. Ella había alejado a todos con su mirada de muerte y sus expresiones faciales que lograban asustar hasta a los mismos profesores.

No había entablado conversación con alguien en todo el día, solo se dedicaba a mirar a sus contrarios de una forma que no les permitía siquiera responderles o mirarla a ella. Tampoco habló con Felix, Chris o Taylor, quienes resultaban ser su "debilidad" cuando algo pasaba.

Comenzó a golpear la punta del lapiz con el banco de madera, generando un irritable ruido. Sin embargo, cuando más se acordaba de lo que le estaba ocurriendo, más fuerte y rápido golpeaba el lapiz.

Felix entró a la habitación algo nervioso. Lin, la muchacha castaña, había obligado al nombrado a venir con Belle para no dejarla sola y (también, y principalmente) para preguntarle que era lo que le estaba ocurriendo.

El muchacho cabellos zanahorias de a penas 16 años se sentó frente a la chica, captando su atención cuando puso una mano sobre la muñeca de Belle que se movía junto al lápiz, frenando su movimiento.

-¿Qué ocurre? -preguntó Felix, brindando su mejor mirada de comprensión.

-No es nada -respondio tan seca y fría que hasta podría causar escalofríos- Estoy bien.

-No te ves como siempre, Belle -insistió. Sabía que no debía meterse en problemas ajenos, pero Belle es una de sus mejores amigas y debía asegurarse de que estaba bien- Puedes contar conmigo.

La muchacha levantó la vista de su banco, mirando de forma tan directa a Felix que era capaz de penetrarle el alma. Corrió su muñeca de abajo de la mano de Felix y dejó el lapiz a un costado.

-He dicho que no es nada -repitió. Sus ojos intimidantes en ningún momento se apartaron del pelirrojo. Y eso logró asustarlo un poco, solo un poco- Puede ir a fuera.

-No me iré, Belle. Necesito saber que estás bien.

-¡Estoy bien, maldita sea. Estoy jodidamente bien y ya puedes meterte en tus putos asuntos! -gritó de una forma tan fuerte que retumbó en todo el aula.

Felix retrocedió, quedando palido y estático en su lugar. No comprendía que fue lo que ocurrió, como si se hubiese perdido en ese tramo de tiempo en el cual ella habló.

Belle estaba furiosa, herida y arrepentída a la vez. Pero su enojo era tan grande en ese momento que solo pudo tomar su mochila cual colgaba de su asiento y salir de la habitación disparada como bala, dejando a Felix con la palabra y los sentimientos en la boca.

__________

Belle huyó de la escuela esta mañana, y ahora con una taza de té en sus manos sentada en su viejo sofá con la lluvia cayendo tomó en cuenta lo que había hecho.

No solamente el salir del colegio sin autorización (cosa que sancionarán luego), sino también que trató mal a todos sus conocidos e incluso le gritó groserías a Felix, quien solo trataba de ayudarla.

Se sintió tan arrepentida por lo último (lo de las groserías) que no había pegado un ojo en todo el día, siquiera había comido una miga y lo único que logró beber es esa simple taza de té. Pensaba y pensaba tanto en eso que no puedo ni enfocarse en su serie favorita, mucho menos en los deberes que debía hacer.

No recuerda en qué momento, pero oyó la puerta tocar y se extrañó por eso. El reloj marcaba casi las 9 de la noche y la tormeta seguía igual de fuerte que al inicio.

Si no hubiese sido de que la puerta volvió a sonar por los golpes, no hubiese dejado la taza a un costado e ir a abrir la puerta. Pero eso ocurrió exactamente.

En el umbral se encontraba un Felix completamente empapado de pies a cabeza. Su rostro estaba mojado por cumpleto y sus cabelloz caían por el costado de su cara. Se le cortaban un poco las respiraciones, como si estuviese más que agotado por esfuerzo físico.

-¿¡Qué haces!? -preguntó Belle, agarrando la muñeca de Felix y tirando de ella para que entrara a la casa. -¿Estás loco?

Volvió a mirar al muchacho. Era más agua que otra cosa, y si no se cambiaba pronto, agarraría un resfriado de semanas.

-Quédate aquí que yo te traeré ropa -dijo ella nuevamente mientras levantaba su dedo índice, indicandole que no hablara.

Mientras Belle buscaba unas cuantas prendas que tenía de sus primos mayores, Felix se quedó quieto en el lugar para no mojar nada, solo cerró la antigua puerta porque aún estaba abierta.

La chica volvió y le entregó la ropa, colocándole una toalla en los hombros. Le indicó en dónde se encontraba el baño y lo obligó a que vaya a cambiarse lo antes posible, también le ofreció una ducha pero Felix se negó.

Al volver a la sala, Belle ya había preparado otras tazas de té para ambos y se encontraba sentada en el mismo sofá.

-¿Qué haces aquí? -preguntó ella cuando Felix se sentó, entregándole una taza roja.- Más allá de eso, me gustaría decirte que yo lamento lo de...

-Mira, déjame hablar a mi... -comenzó él, interrumpiendola- No sé que fue lo que ocurrió esta mañana, pero ya no importa. Solo estoy preocupado por tí, Belly, muy preocupado. Yo comprendo que todos tenemos nuestros días buenos y malos, mis hermanas suelen actuar mal casi siempre, ¿pero tú Belle? Te conozco hace 4 años y nunca me levantaste la voz.

-Estabas en el lugar equivocado, en el peor momento posible. -respondió ella, no tenía muchas ganas de dar explicaciones. Más bien, tenía miedo de darlas.

-No me digas que nada, solo díme que te ocurre.

Belle pensó por un segundo. No estaba segura su confiarle todo a la persona a su lado. Tampoco estaba segura de decirle la mitad de las cosas que le ocurrían. Aún así, sentía que le debía una explicación.

-Usualmente soy bueno escuchando. -agregó de forma tranquila. No insistente, solo para que ella bajara defensas.

-¿Estás seguro que deseas hacer de psicologo esta noche? -preguntó ella. Un nudo en su garganta ya se estaba formando.

-El día es ideal para hacerlo -sonrió cálido, solo para no hacer esto más desanimado- Puedes decirme lo que deseas, incluso puedes maldecirme otra vez.

Ella rió algo incómoda por el comentario, y cuando todo volvió a su lugar solo suspiró para comenzar.

-¿Nunca te ha ocurrido que terminas guardando todo lo malo hasta el momento en el cual no cabe más y solo explotas? -preguntó ella, evitando la mirada de Felix.

Ese fue el inicio de toda la conversación. Una conversación que duró más de dos horas, y no solo se entregaron palabras, sino mucho más que eso.

10 reasons to love you || Lee FelixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora