Capítulo 17

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Amelia 

Había pasado una semana entera desde que Hawks se había unido a nuestra alianza cuando lo encontré en tal sótano. Pero ahora otro teníamos otra situación, debíamos de abandonar la orilla de la playa que se había convertido en nuestro lugar en done prácticamente basábamos nuestra dieta en los pescados que llegaban a la orilla, pero ahora parecía que tendríamos que cambiar esa dieta y movernos un poco más al centro de la isla.

Una de las opciones más viables era mudarnos a la cuidad en donde habíamos encontrado a Hawks, pero era un espacio muy grande y estaba pavimentado, material el cual era pesado según Ares, por lo que estar en un lugar así para responder a un ataque sorpresa,saldríamos perjudicados ya que Ares sería muy lento para mover el material.

Por ello nos moveríamos a otro lugar, lo que había visto mientras volvamos era que existía un cuarto de la isla en donde era una especie de selva, posiblemente había lluvias todo el tiempo, pero era lo más beneficiosos, desde el punto de vista de la alianza, y también que los suelos fértiles selváticos nos ayudarían a que Osmanthus nos mantuviera con sus plantas, por si no lográbamos conseguir alguna fuente segura de alimentos como el mar ,con pescados que teníamos en donde estábamos.

Todos estaban guardando lo que era realmente necesario, como nuestros recipientes con agua que Ares les creó unas tapas y las desaparecí ya que era lo más importante, los dos recipientes con agua y la gran piedra que Ares la podía modificar para hacerla una cómo y fría casa, que era un poco dura las primeras noches, pero en este punto de ésta prueba, ya no se sentía incómodo.

Hawks hizo una pequeña bolsa con unas hojas de palmera con unos amarres en ellas que Osmanthus le había estado enseñando por la semana, desde que le hizo unas sandalias en los heridos pies de Hawks, se convirtieron en buenos amigos, al igual que con Ares y con Nyke, me agradaba, al menos era un ambiente emocionante cada día, Hawks guardó bastantes pescados que los dragones le depositaron lentamente, a pesar de estar con nosotros en una alianza, los dragones eran algo hostiles con los tres chicos que no eran provenientes de mi universo.

-Creo que ya estamos bien y listos.- Dijo Hawks una vez que los dragones dejaron de traerle pescados , logró cerra la bolsa y colocarla por encima de su hombro.- Ya podemos irnos.

-¿Están listos?.- Preguntó Ares mientras también se ponía en su hombro una vieja mochila improvisada en la que metió lingotes de un metal que los dragones le consiguieron, con los que podía hacer varias armas con eso.- Vámonos.

No nos subimos en los dragones, ya que queríamos observar nuestro entorno del que realmente no habíamos salido debido a la estrategia que teníamos de quedarnos en un solo lugar y esperar que los enemigos llegasen a nosotros, pero el factor de lo que parecía una tormenta morada, de la cual los dragones regresaron mal, significaba que moriríamos si nos enfrentábamos a ella, y teníamos que posicionarnos para ver que podíamos hacer, si seguir la misma estrategia de que los enemigos llegaran a nosotros o cambiarla por una nueva estrategia.

Caminamos por bastantes horas, me estaba llenando de desesperación, nadie se ponía de acuerdo para seleccionar un lugar adecuado hasta que llegó el atardecer, decidimos para un momento, debajo de un inmenso árbol en donde podía pedirle a Ares que crease una especie de globo para que todos pudiésemos dormir a salvo, y que no fuese tan vistoso, por si algún enemigo no nos tomara en desprovisto en un lugar que  ni siquiera habíamos hecho nuestro.

Comencé a apilar unas cuantas maderas, pero la mayoría estaban húmedas, por lo que las flamas eran débiles, y nuestros pescados tardarían más, por lo que decidí acarrear más madera y quemarla con la habilidad que había logrado dominar en la isla en la que estábamos, me preguntaba a veces como es que vine a quedar involucrada en este sitio, pero todo era por las habilidades, las cuales nos ponían por encima de los humanos corrientes, pero seguíamos debajo de las deidades, como la que había mencionado Linus esa vez que sentí sus recuerdos como los míos.

Adquirí después de esa experiencia, los conocimientos herbolarios, que me servían ya que Ares había sido herido, cuando estábamos en el cuarto, ayudándome a que no se desangrase o despertara días después, en este lugar, el estar era sinónimo de poder pelear para defenderte, pero si estabas débil, eras presa fácil para los enemigos que llegasen por tu habilidad o tus por conocimientos.

Aparentemente existía una dualidad en los universos que era Vida y muerte, y parecía que Vida había pasado bastante tiempo con quien fue Linus, y le había regalado los dragones, que por alguna razón me aceptaban a mi, y no a Ares, aunque eran algo cariñosos con él, realmente no le obedecían, mucho menos Osmanthus, Nyke o Hawks quien era el más reciente.

Comencé a sentir mis párpados pesados y logré recostar mi cuerpo lo bastante lejos de la fogata que estaba haciendo para cocinar los pescados que habían traído desde la costa, volví a sentir la sensación que había experimentado la primera vez que habíamos entrado a la arena y al levantarme observé mi rostro y era el de Linus.

Como la otra vez solo podía limitarme a observar, en esta ocasión me encontraba lavándome la cara mientras mojaba mi pelo para poder aplacarlo, Linus caminó mientras buscaba algo con la vista y mis ojos captaban, ¿En dónde se encontraba vida?

Alguien tocó la puerta y Linus salió corriendo a recibirlo, era Vida quien venía llorando gotas cristalinas tras sus bellos ojos, Linus lo tomó en sus brazos mientras él sollozaba amargamente en sus brazos y sobaba constantemente, sentí como mi camisa se sentía en una parte mojada ya que allí estaban cayendo las lágrimas de vida quien estuvo por varias horas llorando hasta que finalmente cuando anocheció se quedó dormido, Linus lo levantó como pudo y lo dejó en su cama, le tendió una manta sobre su cuerpo y le dio un pequeño beso en la sien mientras se retiraba a ordenar su herbolario.

A los pocos minutos escuché como algo se rompió en la habitación en donde venía y el cuerpo de Linus se movió mientras observaba como otra figura estaba con él y lo abrazaba era un hombre con unos cuernos en su melena negra como la noche y me observó con unos ojos rojizos que brillaban en la oscuridad , observé como se alejó de vida y se acercó a mi lentamente.

Sentí escalofríos recorrer por todo mi cuerpo para que después este se paralizara por un miedo que no sabía que podía existir, Vida se levantó y se colocó enfrente mio mientras interrumpía el contacto que teníamos haciendo que cayera en mis rodillas, ¿a cosa era algo relacionado con Vida?

-Ese es el patético humano por el que te has quedado tanto tiempo en este miserable universo.- Dijo con una voz áspera y rasposa la extraña entidad que quiso ponerme e una mano encima, pero Vida lo apartó de un manotazo.- Vamos Vida, regresa a donde perteneces.

-No puedo.- Dijo Vida mientras tragaba en seco y veía como sus manos temblaba, y lo tomé de la mano tratándole de proporcionar fortaleza.- Le he prometido a Linus que me quedaría con él lo más que pudiese.

-¿Cuánto tiempo más pretendes quedarte Vida?.- Dijo el ente mientras estiraba sus brazos amorfos y me arrastraba a él, la mirada me estaba llevando hasta otro lado y comenzaba a sentirme débil bajo esa mirada siniestra, pero Vida me volvió a jalar y vi como se transformó.- Las muertes en este lugar están empezando a florecer debido a ti, eres el único que puede detenerlo.

-Para de hacer eso.- La versión transformada y un poco más alta de Vida me sorprendió ya que hasta su cabello creció de tal manera que se volvió una gran melena frondosa.- Déjame estar en paz en una de mis creaciones por favor.

-Nosotros debemos de estar juntos, hazlo por tus creaciones que mueren por tu culpa, sólo hay que irnos.- Él chico con un aspecto delgado y esbelto le extendió la mano a Vida quien estaba por dársela, pero me adelanté y evité que incluso ambos tocasen las yemas de los dedos del otro.- ¿Qué crees que haces humano tonto?

-Yo no iré contigo.- Dijo Vida mientras reaccionaba y agitaba la cabeza y me tomaba en sus brazos mientras me cargaba como un niño pequeño.- Estaré aquí hasta que yo quiera, acéptalo Muerte.

-¡No lo aceptaré!.- Hizo un puchero quien era Muerte, que era muy diferente a como la retrataban como una calavera con toga y capucha.- ¡Mataré al último humano en este planeta hasta que regreses conmigo!

Muerte desapareció y Vida cayó rendido en el piso duro y me dejó caer en el piso de la casa y me acerqué a abrazar a Vida quien explicaba que se venían tiempos oscuros en la humanidad del universo y tanto Linus como yo compartíamos en ese momento el mismo sentimiento, Miedo.






Discípulos de la muerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora