Capítulo 21

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Amelia.

Me levanté como de costumbre , estaba amaneciendo y salí del pequeño cuarto subterráneo que Ares nos había construido y ya estaba amaneciendo, observé a los alrededores y observé a Ares, recargado en en el tronco del árbol dormido y Hawks quien bajó de forma lenta al verme.

-¿Ya te encuentras mejor?.- Me preguntó Hawks mientras observaba a Ares y le lanzaba una piedra a la altura de sus piernas y hacerlo despertar.

-Ya me encuentro mejor.- Después de la charla que había tenido con Ares había decidido guardar el secreto de que Vida me había visitado.- ¿Cómo estás Hawks?

-He estado despierto desde hace una hora que se durmió Ares, pero me encuentro bien, solo que tengo un poco de hambre.- Corrió a hurgar en el bote de la comida pero no encontró nada.- ¿Qué comeremos?

-Pues necesitamos que Osmanthus haga crecer un árbol de frutas para poder comer, ya que todavía nos falta un día entero por recorrer, y lo mejor sería irnos ya.

Me dispuse  levantar a todos para seguir nuestro trayecto al cuarto helado de la Arena, teníamos que llegar lo más pronto posible, y buscaríamos una poción central en la arena para permanecer el mayor tiempo posible en ese lugar para cuando la tormenta química morada ,que ya había tocado las costas de la isla no nos alcanzara.

Todos nos levantamos de buenos ánimos y nos dispusimos a seguir caminando, ya que todos sabíamos que teníamos que hacer, como el día de ayer los chico iban haciendo bromas, recordándome a cuando organizaban caminatas a las explanadas cercanas a la universidad, pero en este caso ya teníamos un objetivo que teníamos que cumplir por nuestra supervivencia.

  Mi cuerpo me dolía por el esfuerzo que hacíamos, pero no podía pararme y retrasar esto, mis dragones lo sentían, por lo que rojo decidió llevarme encima de él y volar por un momento, no me acostumbraría nunca a la vista, si fuera como los dragones, jamás regresaría a la tierra y me la pasaría volando, el cielo era muy acogedor y parecía mágico.

Observé que habían dos chicas caminando, y rojo cayó en picada hacia ellas, las dos chicas se pusieron en una guardia automática, que parecía que sabían pelear, decidí que rojo se transformara y llamar a mis otros dos dragones, para superarlas numéricamente.

Una de las chicas, que tenía una piel morena, digna de envidiarse, se transformó en una pantera, cuya pata tenía un tatuaje como con unos dientes, posiblemente había ya peleado con alguien, y me limité en observar a la otra quien parecía un caballero, pero sus facciones no tan toscas era lo que la delataba, llevaba un tocado de hojas como si se encontrasen en otoño, con uno ojo rojizo y otro con un verde oscuro, quien sostenía una espada que parecía pesada, y se lanzo contra mi dragón rojo.

La chica que era la pantera comenzó a atacarme, pero usé la habilidad de saber sus movimientos, para saber exactamente a donde moverme y no llegar a ser sorprendida por algún ataque sorpresa que exista un 0.1% que llegase a pasar y ser indetectable para la habilidad. Ella se dio cuenta que no podría vencerme en esa forma, por lo que volvió a transformarse en un ser casi transparente pero con  unos ojos blancos tan brillantes que hicieron que mis ojos pestañearan por un segundo y ella atacó.

Logró darme un golpe fuerte directamente al estómago, que hizo que me sacara el aire y cayera de rodillas en el sucio suelo, en cuanto ella estaba dispuesta a darme otro golpe igual de crítico, aparecieron mis otros dos dragones, Amarillo y Azul, de la misma forma que Rojo se encontraba, una forma un poco humanizada para poder pelear con ella, quienes se dieron cuenta de que ya habían sido superadas en número.

-Perdónanos.- La chica que estaba vestida como un caballero que tenía una armadura roja con dos calaveras en la parte de las hombreras de arrodilló en el suelo.- No sabíamos que tenías dragones, en nuestro universo las personas que los tienen son considerados dioses, pero tú tienes tres.

Discípulos de la muerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora