Ares Green
Ya era lunes, las cosas habían pasado como si nada, aunque la tele en los noticieros estaba la foto del joven que enterramos en Satin para que nadie descubriese su cuerpo, era triste admitirlo, pero solamente dos personas saben realmente en donde se encuentra y no dirán nada por que es ilegal.
Estaba en las puertas de la escuela mientras sostenía con una de mis manos la correa de mi mochila, que no lograba sentir con mi piel debido a los guantes de cuero que tenía puestos, combinaban con mi outfit, durante mucho tiempo fui marcado por hombre como un afeminado por mi simple hecho de que me gustaba combinar varias cosas de tonos cálidos, lo seguía haciendo pero no con tanta continuidad como solía hacerlo en la preparatoria, había descubierto que también los tonos fríos se lograban hacer increíbles combinaciones, como la que estaba usando en ese momento.
Llevaba mis guantes de cuero negro, unos pantalones de mezclilla, una camisa vino con unas palabras escritos en japones, con una cazadora negra como los guantes, con unos tenis de color negro, el conjunto funcionaba de maravilla, tendría que llevar los guantes hasta que aprendiese a usar mis poderes, que eso era lo que nos había dicho.
Me encontré con Amelia quien me dio un apretón de manos mientras entrabamos al aula, llegué con unos de los compañeros del club de baloncesto que conocía por Amelia, quienes estaban hablando de que en el bar había una desaparición de un joven de la universidad que habíamos peleado el fin de semana.
La clase transcurrió con normalidad en cuanto entró el maestro a dar su clase, el maestro hablaba mientras veía como Amelia tomaba apuntes de forma rápida, después de unas semanas, antes de que fueran los exámenes le pediría los apuntes de Amelia, aunque eran largo, tenían prácticamente todo lo que hipotéticamente podría venir en el examen.
Los chicos de hasta atrás estaban jugando algún juego de disparos en línea ya que cuando uno perdía se veía como otros festejaban y otros se molestaban como el primero, era algo que siempre ocurrían en la clase de este maestro, el maestro Blue con quien solía bromear que eramos primos por nuestros apellidos coloridos, y podía hacerlo ya que salía con una de las chicas del fondo que siempre solía estar jugando pero él le decía que era lo que venía en el examen y que tenía que estudiar, y ella le transmitía la información a sus amigos, cosa que nos excluía al resto de la clase.
El profesor hablaba y hablaba, cosa que me aburría realmente, y me dedicaba el tiempo en dibujar, mi fascinación eran dibujar diferentes tipos de armaduras y armas medievales que pudiese crea mi mente, y ahora que tenía esa mueva habilidad la usaría para crear las armas, había descubierto que podía dejar un objeto trasformado a mi antojo por todo el tiempo que yo quisiese, una vez que le daba la forma así se quedaba.
Alguien tocó la puerta y el maestro paró de dar su clase para después abrir la puerta del aula que no tenía ninguna ventana, era la policía, demonios, miré inmediatamente a Amelia quien asintió con su cabeza mientras me regalaba una sonrisa y recordé lo que hablábamos una vez que llegamos a casa.
Ambos teníamos una historia, de que habíamos salido por la parte de atrás del bar, y mientras él tipo me perseguía Amelia fue al carro y después pasó por mi escapando de allí, coincidiría con prácticamente lo que hicimos allí en el callejón, exceptuando el hecho matar al chico que no duró más que unos minutos, además Amelia dijo que no había cámaras.
-Buenos días chicos.- Habló una oficial que estaba junto a dos mastodontes uniformados que estaban imponentes.- Necesito que todos los chicos pertenecientes a algún club deportivo se levante y nos acompañe.
-¿Podría decirme por que?.- Habló el maestro Blue mientras se dirigía a la oficial.- Ya que los jóvenes que se salgan perderán la clase.
-Estamos por la desaparición de un estudiante que pertenece a otra universidad, pero sus compañeros afirman que tuvieron una riña con ciertos estudiantes de esta universidad que tenían las chaquetas del equipo.- Dijo la oficial mientras que uno de sus compañeros la frenaba, posiblemente dijo más de lo que no debía.- Acompáñenme los que sean pertenecientes a algún grupo deportivo.
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Discípulos de la muerte
De TodoUna joven, quien vivía en uno de los miles de universos que la tierra posee, es mandada a una Arena, en donde deberá luchar por su vida acompañada de sus habilidades que la salvarán de muchos obstáculos que enfrentará, una competencia reñida, cread...