Vida.
Regresé de la Arena que había creado tiempo atrás, mientras salía por el holograma y di vueltas hasta chocar con una de las paredes del centro haciendo que mi cabeza doliera, mientras colocaba mi mano en mi sien tratando de apaciguar el dolor, realmente me había pegado un buen golpe.
El golpe alertó a mi sirviente el señor tiempo quien llegó asustado y nervioso, por que sabía que era lo que había hecho, entre las muchas habilidades que tenía el señor tiempo , además de controlarlo, era capaz de ver líneas temporales de cosas que ocurrirían con bastante posibilidad y por ello, él siempre tenía las mejores las respuestas ante todo.
-¿Mi señor?.- Preguntó susurrando el señor tiempo mientras se acercaba de forma rápida hacia mi.- ¿Por que ha entrado en una de las Arenas de los seleccionados?
-He tenido curiosidad para ver como quedó mi producto final junto con los seleccionados en ella.- En parte no era totalmente mentira lo que acababa de decir pero no era mi objetivo principal, pero decidí usar mi otra carta, la inocencia.- ¿Y tiene algo malo de bajar con los seleccionados?
Sabía que Tiempo siempre me creía a mi inocencia si preguntaba con mis ojitos saltones mientras emanaba un aire de inexperiencia, Tiempo solo rascó su frente mientras suspiraba, y llegó por detrás muerte espantando a el señor tiempo, quien gritó realmente asustado.
-Casi te mato de un susto, ¿eh?.- Muerte comenzó a reírse de su propia broma mientras el señor tiempo seguía asustado con una mano en el pecho.- ¿Por qué tan asustado mi estimado?
-Estaba pensando en otras cosas.- Dijo Tiempo mientras miraba hacia la nada tratando de recuperar el aliento.- Las cosas van como lo planeado, mi señor.
-Que bueno.- Dijo Muerte mientras pasaba por los múltiples recuadros que eran una periferia de todas las islas que yo personalmente me había encargado de crear.- ¿Cómo va todo hermano mío?
-Está todo bien.- Le dije mientras trataba de acordarme que en uno de los orbes ya habían casi terminado la competencia.- En la primera Arena prácticamente quedan diez personas de las iniciales y ya comenzó el proceso de cerrado de la Arena.
-¿Tan pronto?.- Dijo Muerte mientras observaba por las pantallas las posiciones de los participantes y que ya estaban los enfrentamientos, al igual que las tormentas tóxicas ya estaban avanzando y no se detendrían hasta cubrir completamente la arena, matando todo a su paso, su nivel de toxicidad era que era parecido al fuego, causaba quemaduras pero estás eran venenosas.
Tengo cosas que hacer.- Le dije a muerte quien solo me hizo una seña observando el monitor de la pantalla cuya isla era la más avanzada que el resto.- Tenía que observar la arena en donde se localizaba Linus, quien parecía haber reencarnado en una bella mujer, me senté en la silla comida de piel mientras me dedicaba a observar como estaban distribuidas las cosas.
En la arena en la que se encontraba la chica la cual no sabía su nombre. ¡Era un tonto!, la había cargado, alegrado y no sé siquiera su nombre, pero con el interfaz era capaz de saber su nombre que me aparecía en una bella letra de molde: Amelia Edevane, al fin sabía su nombre y me dediqué a observar a los que parecían ser de su grupo, eran cinco en total, todos con diversas habilidades y con habilidades robadas, eso quería decir que ya habían entrado todos en combate antes, pero decidí dar un panoramas más general cuando vi a tres seres escamosos que se acercaron a Amelia para que la acariciaran, eran los tres dragones que le había regalado a Linus muchos años atrás.
Hice un zoom a la isla para saber como estaba la situación y la distribución delos participantes era sorprendente, un tercio de los participantes ya habían muerto, y quedaban distribuidos en su mayoría en el cuarto selvático, le seguía el bosque, después el bioma de playa en donde se encontraba Amelia, y el cuarto de tundra esta reservado para un grupo insignificante de dos personas que se estaban moviendo hacia el cuarto selvático.
El porcentaje de la tormenta ácida que rodeaba a la isla entraría a las costas en menos de diez días y afectaría a los que estuviesen en las orillas de la arena, recordando, que el grupo de Amelia estaba allí por lo que moví la cámara hacia ellos, pero estaban guardando todo, posiblemente estaban al tanto de el constante acercamiento de la tormenta ácida.
-Hermano.- Me dijo muerte mientras me sorprendía y me espantaba.- Perdón por asustarte, pero en uno de los planetas ha ocurrido un desastre relacionados con enfermedades.
-¿En cuál universo ocurrió eso?.- Me preocupé por la gente que habría muerto en dicha contaminación que me estaba contando mi hermano Muerte.
-En uno de los universos nuevos, aparentemente un científico se envició en ser el salvador de algo y soltó un virus contagioso que una vez instalado en el cuerpo es fatal, me pidió una audiencia en el inframundo en donde será castigado con trabajos forzosos por cada persona que murió por su culpa.- Dijo molesto muerte mientras veía como se transformaba en un hombre normal, aunque con una ropa de calaveras y unos minúsculos cuernos que sobresalían, que toqué para ocultar.
-Ve a hacer tu trabajo, yo me encargaré de ésto no te preocupes.- Le di dos palmaditas en la espalda en plan abrazo, para después el se despidiera y bajara por el portal correspondiente hacia el universo infectado.
Con esto iba a tener más tiempo para poder conocer a Amelia viéndola, ya que mi hermano si me viera observando constantemente a la chica se daría cuenta que algo de ella me ha interesado, y no debía saberlo, desde Linus, Muerte me había prohibido que algo así se repitiera, ya que había dejado mis obligaciones de lado, de lo que realmente tenía que hacer como el dios Vida.
Muchas veces me cuestionaba acerca de como sería mi existencia al ser un humano, una vida efímera y etérea, una vida capaz de decidir lo que yo quisiera ser, por eso siempre regresaba a Linus, el vivo ejemplo de ser lo que él quería y lo que le gustaba, lo disfrutaba, disfrutaba las pequeñas cosas que yo en algún punto pensé que eran tontas terminé queriéndolas tanto como a él, Muerte había estado furioso, posiblemente después de casi un siglo él me había perdonado, pero el tema era un tabú entre nosotros.
Pero las cosas estaban cambiando, estaban existiendo ya muchos universos y no podíamos darnos a vasto, por lo que colocamos dioses que controlaban los universos, dejándonos un peso menos en el control, pero el problema era que se tenían que seguir creando más humanos y dejar morir a otros cuantos que eran recibidos por mi hermano Muerte, quien después de jornadas de trabajo en las que pasaba en el inframundo en donde llegaban todos los muertos de todos los universos, tenía que recibirlos y con sus regalos o castigos correspondientes.
La acción de un humano en su estadía en la tierra podía tener consecuencias en su estadía en el inframundo, si siempre se habían dedicado en tomar buenas decisiones que no afectaran tanto a los demás a su alrededor, en parte eran premiados por mi hermano haciendo actividades recreativas, o actividades divertidas según su elección, el inframundo era una gran cuidad, pero había a sus alrededores las pequeñas urbes destruidas, en donde estaban los verdaderos criminales que no sufrieron un infierno en sus vidas, vivan como pobres desterrados de la magnífica sociedad de los beneficiados por sus buenas acciones en su vida carnal.
Yo pensaba que todos tenían decisiones en vivir como quisieran su vida, que el equivocarse era parte de su vida humana, y fue algo que se siguió hasta la creación del octavo universo que tuvimos, él cual fue el inicio de lo que ahora era el inframundo, que era lo que más le agradaba a mi hermano quien era el controlaba esa parte de los muchos universos que habíamos planeado y creado por todo lo que llevábamos juntos.
Lo que le molestaba a Muerte eran las guerras y las epidemias que ocasionalmente se soltaban por los universos, afectando su pacifico y ordenada selección de gente que moriría para vivir en el inframundo hasta que fueras convocados a renacer.
O en alguno de los casos especiales, como los nuevos universos, en ser recompensados con ser u Dios que ayudase al mejor control de dicho universo como único dictador omnipotente que si era revelado en el mundo sería destituido del cargo, pero era quien controla prácticamente todo en ese universo.
La razón por la cual no se mandaron a los dioses a pelear directamente es que todos eran prácticamente iguales, los mismos poderes y seria aburrido de ver, a comparación del espectáculo que se estaban formando en el evento que muerte y yo teníamos planeado desde el día en que una ruptura comenzó dentro de nosotros: el día de la fragmentación.
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Discípulos de la muerte
RandomUna joven, quien vivía en uno de los miles de universos que la tierra posee, es mandada a una Arena, en donde deberá luchar por su vida acompañada de sus habilidades que la salvarán de muchos obstáculos que enfrentará, una competencia reñida, cread...