EL CAPITÁN

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Llevo media hora esperando a ese tal capitán. Al parecer es muy importante en el equipo, por algún motivo que desconozco. No logro comprender por qué lo esperamos, si ya estoy yo.

Aún así debo decir que la espera ha valido la pena; he podido conocer a seis dioses griegos (o egipcios, no sabría decir).

Todos con sus speedos de Noke y sin camiseta, mostrando su cuerpo trabajado y muy sexy.

Todavía no sé qué tipo de deporte es el waterpolo (aunque intuyo que algo tiene que ver con la natación), pero se nota que requiere un entrenamiento físico intenso. No puedo apartar la mirada de esos pectorales, los abdominales que brillan bajo los focos... Les han echado alguna clase de óleo encima para que parezca que van mojados, y la musculatura se les marca de una forma prácticamente indecente. Espaldas anchas, hombros fuertes, brazos como troncos y manos enormes.

Dos de ellos son segidores míos. Y he de decir que los apruevo. Se han reído cuando les he propuesto hacernos una foto, pero lo atribuyo a los nervios. Soy una estrella, qué se le va hacer.

Los demás tenían vergüenza, o eso me ha parecido. Debe ser por mi fama. Al final he coneguido que se relajen un poco. Al fin y al cabo, les he recordado, también soy humana. Tres se han comprometido a echarle un vistazo a mi material. El cuarto incluso ha querido darme una clase de waterpolo.

Pero el capitán no llegaba.

De repente, un portazo.

Y exclamaciones, y alguien que anda con fuerza, acercándose.

—¡Capitán...! —exclama alguien.

Un brazo como mi muslo aparta a uno de mis nuevos fans, y me empuja a mí también.

Mis pies no encuentran suelo.

El mundo se inclina y de golpe estoy en el agua.

Y me hundo.

Mi rímel. Veo mi maquillaje subir hacia la superfície. ¡Horror! ¡Desgracia!

¡Tragedia!

No pensé que tuviera que ser waterproof.

Alguien salta al agua justo encima de mí. El sol y la luz de los focos desaparece. Todo son burbujas y no veo nada. Me dejo arrastrar por las corrientes marinas...

Algo me rodea la cintura. Pataleo, pero me falta el oxígeno y dejo que me lleve de vuelta a la superficie.

Abro los ojos.

No.

Ahí está.

—¡Tú! —debo de tener una pinta horrible, con todo el rímel manchándome la cara, pero no puede ser, no puede ser, es...—. ¡El del supermercado...!

Y el tipejo me suelta. Como si quemara.

De lo enfadada que estoy, me sorprende que el agua no bulla.

—¿Huevín?

Y yo no puedo hacer más que hundirme en la piscina.

*        *        *

Al menos la toalla es Luis Botón. Mis maquilladoras y estilista están haciendo lo que pueden para devolverme a mi antiguo esplendor. Mientras tanto, lo único que soy capaz de hacer es agujerar con la mirada a ese palurdo que se hace llamar capitán.

—¡Voy a denunciarte! Por daños y perjuicios. ¡Acoso! ¿Qué haces aquí? ¡Vete!

Y el patán me mira de reojo. Insolente.

—Acabo de salvarte.

—¡Casi me matas!

Pero él me ignora. Sigue hablando con sus compañeros de equipo.

Sé sus nombres. Los bloquearé a todos. No voy a contar con seguidores que le tengan algún aprecio a ese ser.

Imran entra y nos llama para iniciar la sesión.

—Vamos a empezar con las fotos individuales, después las grupales y, por último, Marco y Ray como nuestras estrellas principales.

Frunzo las cejas.

No sé a qué Marco se refiere; aquí solo estamos yo, el capitán y el resto del equipo. Supongo que llegará más tarde; si comparte el estrellato conmigo debe ser una persona muy importante y ocupada.

—¡Marco! —oigo que grita alguien—. Ven, vamos a empezar contigo....

Me giro lo más rápido que puedo. Quiero saber quién es mi coprotagonista.

Y no puedo creelo...

WaterloveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora