¿DENUNCIO O NO DENUNCIO?

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¿A quién se le ocurre poner un eslogan así? Tengo que llamar a Imran, pienso denunciar esta desfachatez.

¿Cómo es posible que ni si quiera se me mencione en el título? Soy la más importante de todo el reportaje.

En lugar de poner mi nombre en grande y letras rosas y con estampado de leopardo, como indiqué específicamente a la revista, sale una frase horrible que la gente nunca llegará a recordar tan bien como mi nombre.

Busco entre mis smartphones el que uso para llamar a Imran para decirle que retiren esas fotografías y cambien el título o pienso denunciar a la empresa con los abogados de mi papá.

Esto no puede quedar así.

Cuando estoy dispuesta a llamar, entra Jacinto a mi habitación junto con Kalet, y ambos riéndose con sus smartphones de Pineapple en la mano.

Es tu fin, Raymunda, acéptalo. Van a reírse de ti hasta el día de tu muerte.

Ahora no es el momento, Estrella, mejor cállate. Tengo que sacar a estos dos simios de mi preciosa habitación.

Pienso en lo que debo decirles para que todo esto sea menos vergonzoso. Pero antes de poder abrir la boca, Jacinto me interrumpe.

—Rayita, ¿de qué conoces a Marco? —lo fulmino con la mirada. ¡Cómo osa ensuciar el aire de mi santuario con ese nombre!—. Por cierto, salís muy bien en la sesión fotográfica; no sé cual es mi parte preferida. ¿Cuál dirías que es la mejor, Kalet?

—Sin duda donde nuestra querida hermana es rescatada por Marco —ese nombre...— cual damisela en apuros.

—Yo diría que la mejor parte es cuando aparece en la Fontana de Travis como un perro mojado —Añade Lakshmi riéndose.

¿Y este cuándo ha entrado en mi habitación? Tendré que poner puertas y decirle a mamá que contrate a alguien para que me las abra.

Kalet niega carcajeándose.

—Lo único bueno que tiene esta campaña es el eslogan, Waterpolo... What else? Es genial.

Exploto.

—¿Cómo puedes decir eso? ¡Ni siquiera sale mi nombre! Es lo único que me faltaba. ¡Largo!

Todos salen excepto Jacinto, quien me da la peor noticia que podría imaginarme:

—Rayita, he invitado a Marco y al equipo a casa —sonríe como un maníaco—. Espero que no te moleste.

—¿¡Como!? —me atraganto con mi alma—. ¿De qué conoces tu a ese neardental?

—Jugaré en su equipo de waterpolo la siguiente temporada y como la piscina está de reformas, ya que el campus quiere mejorar sus instalaciones (ya de excelencia internacional), he ofrecido nuestra piscina ulímpica para entrenar.

—¿Desde cuándo juegas a paleotrow? —Sé que tengo muchos hermanos, pero nunca pensé que uno de ellos pudiera conocer al encargado del supermercado o jugar a ese dichoso deporte—. ¿Puedo saber cuándo vendrán?

Jacinto me mira y suspira

—Rayita, llevo cinco años jugando al waterpolo —¿estarán engañándome mis ojos? Parece... decepcionado... ¡¿conmigo?!—. ¡Si incluso viniste a verme a un partido con toda la familia!

¿Cómo quiere que recuerde eventos así? Cuando que hacemos algo familiar y no tiene que ver conmigo o las compras resulta de lo más aburrido. Siempre acaba perdiéndose alguien o causando algún escándalo.

—Bueno, el caso —le quito importancia— cuándo llegan tus... ehm... ¿amigos? —Debo estar preparada. No puedo dejar que Marco me vea, no después de los sucedido en la sesión.

—Mañana vienen todos. Pasarán el fin de semana aquí.

¡Todo el fin de semana aquí! Así no podré evitar a Marco: alguien como yo no pasa desapercibida fácilmente. ¡Hay mucho que observar!

Si ya lo digo siempre: deberían darle un premio a mi madre por dar a luz a una estrella como yo.

De todas formas debo evitar que Marco me vea; me mudaré a la ala sur de la casa. No suele haber mucha gente por ahí.

Piénsalo bien, Raymunda, jugadores sexys de waterpolo vienen a tu casa. Puedes lucirte y encontrar una pareja para presumir en tus redes.

Estrella, relaja las fórmulas que estará nuestro archienemigo y debo prepararme para demostrarle quién manda.

Será todo lo que tú quieras, pero está buenísimo y no lo puedes negar. Además, es el más guapo del equipo.

* * *

Después de mi sueño reparador, me levanto dispuesta a empezar mi rutina de belleza. Es entonces cuando entra mi mayordomo Cinco, anunciando que han llegado los invitados...

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