EL RESURGIR DEL IMPERIO

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Ahora que mi plan está en marcha solo queda esperar.

He tenido que comprar un nuevo smartphone para hablar con América como es debido; no podía permitir que mis mensajes se mezclaran y alguien pudiera enterarse de todo.

Aunque me duela, debo confiar en la amante de anfibios y ese ser subacuático, y creer que no van a decir nada a nadie. Aunque, cierto punto, a él le beneficiaría decir que ha estado con alguien como yo.

Soy increíble.

Te ha dicho que tiene novia, Raymunda. No puede beneficiarse.

¡Eso no significa nada! Soy mejor que cualquier otra persona. Puede que quiera darle celos o dejarla por mí. Con lo fantástica que soy, eso es lo más probable.

Aún así no tendría ninguna oportunidad conmigo. Lo de anoche fue culpa de esas dichosas castañas, y debo advertir a mis fans sobre esto.

Sigue engañándote a ti misma...

* * *

Después de la reunión me dirijo a mi habitación por el Ala Este, subiendo por las escaleras de caracol y pasando por la recepción de la planta alta para entrar a mi Templo Sagrado, Santuario de mi cama, Refugio de mi persona durante las noches frías y los días estresantes.

Mi habitación, vamos.

Una vez dentro, me cambio de ropa y me pongo mi outfit Calvo Play, de diseño exclusivo. Tiene las letras bordadas a mano y hechas de finalmento de oro, y es totalmente waterproof, perfecto para la ocasión. Además, tiene brillo por todas partes, haciendo que deslumbre más de lo normal y conjunte a la perfección con mi makeup.

Como no tengo ganas de andar le indico al mayordomo Catorce que me traiga mi carrito de golf. Así podré moverme con más comodidad a la zona de los baños termales.

Me dirijo al jacuzzi donde he quedado con mis cuatro Continentes restantes (mientras América cumple su misión).

Cuando llego, aparco el carrito y entro en mi vestuario privado para dejar mis cosas.

Me reviso el look.

Pero cuando estoy dispuesta a entrar recibo una notificación.

Busco entre todos mis smartphones y veo que es el de color jade con apliques tallados en madera, el nuevo. América me ha escrito diciéndome que tiene a Grace en su poder...

Sonrío.

El plan ha surgido efecto; Octavio no hablará no teniendo a su bebé (como lo llama él) en nuestro poder.

Invito a América a que se una a nosotras para la cena y voy con mis Continentes.

*          *          *

Estamos en el jacuzzi hablando de la nueva moda de llevar gafas sin cristal y pestañas azules para parecer más inteligente cuando se abren las puertas de las termas romanas y aparecen los peces terrestres, en masa, interrumpiendo nuestro momento trendy de la semana.

Todos van en bañador, mostrando esos músculos definidos que hacen que pierdas la concentración durante unos segundos y no puedas apartar los ojos de ellos.

Puedo ver como todas miran a los chicos embobadas, recorriendo sus cuerpos de arriba a abajo.

Cuando se enteran de nuestra presencia se acercan al jacuzzi.

No es hasta ese momento que veo a Marco.

Me vienen flashes de él en la toalla en mi habitación y rápidamente aparto esas imágenes de mi cabeza.

Parece tranquilo. Se acerca y pregunta:

—¿Podemos unirnos?

Todas mis amigas me miran y yo me quedo sin habla.

—Ehmmmm...

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