Carta III

75 5 0
                                    

Para ti,

Aún te pienso de esa forma y es enfermo porque no eres mío.

Te imagino en un remolino de sensaciones que arrasan cada centímetro de mi cuerpo y me hacen estremecer.

No debería escribirte esto.

No debería escribirte.

No debería desearte ni un poco.

Tus labios. Tu piel. Tu sonrisa. Tu alma. Tus lunares. Tu corazón. Tus imperfecciones. Tus miedos. Tus sueños que se combinaron con los míos.

PUTA. MADRE.

¿Por qué te fuiste cuando me enamoré tan cabrón?

AH, LA CHINGADA, CÓMO DUELE EL PECHO.

Y te juro que en este momento todas las ganas que tengo de darte un beso bien salvaje y quitado de la pena, tirarte a una cama y besarte el cuerpo entero para escucharte decir mi nombre impregnado de placer se comparan a la perfección con las mismas ganas que tengo de darte un pinche madrazo bien bueno.

M.

Los Días Sin TiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora