Carta VII

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Para Mon,

Amor propio.

De eso se trató enero y febrero.

Es difícil ponerlo en palabras en retrospectiva a lo que pasó en no más de 60 días pero me alegro de todo y no me arrepiento de nada.

Aceptar mi figura fue el primer avance, darme las gracias por mantenerme con vida cada día sin duda alguna fue el primer logro de enero y el más grande mi vida; por primera vez me veía en el espejo y en vez de hacer correcciones me permitía bailar conmigo y mirarme fijamente con los ojos de amor más sinceros. Empecé a hacer las paces con mi cabello corto y ahora lo peino de manera regular tratando de definir los rizos lo más que puedo aunque las ondas han ido bajando y éste ya no pelea con las ligas pues ha crecido y se deja atar. Sin embargo hay días donde, sí, el condenado se pasa de rebelde.

Por otro lado he salido tanto como he podido y los bailes, tiempo con mis roomies y mi mejor amigo, Esteban, y la escuela también me han ayudado mucho. He conocido gente, he bailado, he reído y besado labios que no son los de él y aunque moralmente me puede ver mal, debo confesar que todo esto me ha ayudado si no específicamente a olvidarle, al menos a darme cuenta de que la vida debe seguir y no puedo aferrarme al pasado. Ya no más.

Sé que he llorado menos y últimamente ya no lo hago, pero sí me invade una tristeza enorme de vez en cuando que sé que puedo manejar de mejor manera, o al menos eso trato porque he descuidado un poco mi taller de anatomía y fisiología a tal grado de que mis exámenes no me están ayudando mucho pero he creado un compromiso reciente conmigo: dar el todo por el todo en los últimos exámenes que me hacen falta y lo voy a lograr.

Sé que poco a poco voy a estar mejor y va a llegar un punto donde podré superarlo. He trabajado hasta no poder más en mi amor propio, en mis sentimientos y en canalizar parte de lo que aun siento en amor a quienes me rodearan en la Ciudad de México: Pawi, Carito, Yamel, Gris, Jaky y Esteban.

Me está costando más de lo que creía que sería capaz de aguantar pero aquí me mantengo en pie de lucha con jirones de un corazón que sigo remendando pero cada día con más ganas de seguir adelante y no rendirme porque ahora estoy luchando por mí.

-M.

Los Días Sin TiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora