Capítulo 15: Navidad

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Con el ajetreo de la guerra, los días festivos en la familia Weasley habían quedado en un segundo plano. Aun así, Ronald los obligó a pasarla en familia, y, por ello mismo, no me atreví a interrumpirlos. Quedarme a solas en Hogwarts durante la navidad iba a ser lo más placentero del mundo para esos días, evitando tener las miradas encima y las poco reconfortantes palabras de aliento que todos los adultos se dignaban a darme. Incluso decidí perderme la oportunidad de estar con Remus en su primera navidad para que Andrómeda pudiera disfrutarla a solas con él, sabía que ella lo necesitaba. Así todos estarían con sus respectivas familias, encontrando algo de paz al reencontrarse.

Por eso cuando me encontraba disfrutando de mi desayuno esa mañana que todos los alumnos ya estaban subiendo a las carretas para ir a Hogsmeade a tomar el expreso, no pude evitar extrañarme al ver a un platinado sentarse a mi lado, peor aún, en la mesa de Griffindor.

- ¿Qué haces? – le pregunto en un estado de estupor considerable. Ignorando la mirada de los pocos alumnos de otras mesas que estaban igual o peor de sorprendidos.

- Buen día para ti también – ironiza Draco mientras la comida aparecía frente a él. Separando lo que degustaría en ese momento.

- Perderás los carruajes – atiné a decir con el entrecejo fruncido.

- Te daré el honor de estar junto a mi presencia estas navidades – anuncia de lo más tranquilo untando la nata y la jalea de fresa en su tostada.

Lo miré unos segundos hasta poder entender la despreocupación de quedarse allí conmigo. Draco también estaba solo, al menos hasta que su madre pudiese recuperarse, pero no se veía prometedor de momento.

- Será todo un honor entonces. Tienes razón – dije sonriendo, sin cuestionarle nada más mientras continuaba dándole una cucharada a mi tazón de cereales y leche.

Como agradecimiento le ofrecí mi pudin de chocolate al ver que no tenía uno cerca. Sabía que era su favorito después de verlo comer durante tantos años, aunque a comienzo de año había sido más insistente.

- ¿Qué haces leyendo una edición vieja? – pregunta a la vez que toma el pudin y lo guarda en el bolsillo de su túnica, escondiendo el rubor de sus mejillas al sorber de su taza de chocolate caliente. Me miraba de reojo, espiando la revista que tenía apoyada sobre la mesa.

- Demasiado ajetreo por más de un año, me impidieron ponerme al día. Así que aún no renuevo la membresía. Aunque eso por desmemoriado – confieso hojeando las páginas de la revista de quidditch, no estaba de ánimos para leer noticias tristes.

- No me sorprende de ti – escupe con sorna – Ten. Es la edición de esta semana – agrega tras arrojar su revista sobre la mía con cuidado. Lo miro de reojo al comprobar que era verdad al leer la fecha de edición.

- ¿Es mi regalo de navidad? – cuestiono con burla mientras comenzaba a hojearla con emoción, aunque no le iba a decir que ya la había leído cuando me prestó Seamus la suya.

- ¿Te conformas con tan poco? – replica intentando defenderse con astucia, concentrándose en su desayuno nuevamente.

- Para alguien que sus únicos juguetes de infancia fueron unos soldaditos decapitados y desmembrados, esto es un tesoro. Más si viene de ti – sigo hostigándolo con mis burlas sabiendo lo tenso y nervioso que se ponía.

- Que exagerado eres – espeta sin más

- ¿Algo que tenemos en común? ¿Quién lo diría? – agrego sin ocultar mi sonrisa mientras buscaba cauteloso algo en los bolsillos internos de mi túnica – Este es mi regalo para ti – le digo dejándole un sobre cerrado al lado de su mano, sin quitar la vista de la revista casi restándole importancia, aunque estaba algo nervioso por su reacción.

Donante de AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora