Capítulo 16: Cómplice de su magia

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La guerra fue un golpe duro para todos, pero para algunos un poco más, en especial si eras uno de sus organizadores más directos. Harry claro que no tenía la culpa de nada, intentaba recordárselo día tras día, pero también, día tras día, me dejaba claro que sería una carga que estaba destinado a llevar, le dijéramos lo que le dijéramos. Se había vuelto cerrado y sé que en parte era mi culpa, no dejaba de hostigarlo. Sin su permiso lo había adoptado como mi hermano. Era su orgullosa hermana cargosa, y eso le gustaba hasta cierto punto. Sé que a veces me pasaba de la línea imaginaria de su paciencia, pero no podía evitarlo, quería ayudarlo a como fuere.

Sin duda nunca me lo hubiese imaginado tratando de entablar conversación con su némesis de toda nuestra vida escolar, pero lo entendí mientras los observaba a la distancia. Malfoy estaba tan solo como Harry, tan cansados del resto, tan agotados que se buscaron el uno al otro para evitar que le recordaran hablar sobre lo vivido, después de todo verse cara a cara era recuerdo suficiente, pero parecía no importarles. Curiosamente fue lo único en lo que no opiné. Volver a escuchar su carcajada y saber que no era fingida fue impactante, pero si solo el platinado lo lograba pues bienvenido era en la nueva vida de Harry.

Por supuesto que lo vigilábamos de cerca, no era secreto saber de sus escapadas nocturnas, pero Hagrid nos dejó tranquilos al darnos el aviso de lo que pasaba. Sentí celos de la nueva relación de Harry, pero nadie parecía querer interferir. Incluso los amigos de Draco mantenían la distancia, pero siempre vigilándolos tal como hacía con Ronald y el resto de los leones. La desconfianza seguía vigente, no se podía negar, pero nada que el tiempo forjara con demasiada paciencia.

Aun así, Harry siempre se mostraba reticente a mostrar lo que era, un mago increíble. Quizás estar en el colegio lo dejaba tan tranquilo que a veces hasta se olvidaba de eso. Pero nadie se atrevía a imponerle algo al respecto. Dormía en clases y los profesores no iban a castigar al héroe del mundo mágico, una debilidad de la que Harry disfrutaba con descaro, pero tampoco hice nada, sabía lo mucho que le costaba conciliar el sueño y me olvidaba que era un auror con todas las letras.

Su cambio fue abrupto, le había gustado tanto su nuevo oficio que se había vuelto el nuevo cerebrito del grupo. Mas allá de celosa, me sentía orgullosa al verlo responder cada pregunta que le hacían, con tanta facilidad y seguridad que era impresionante cada vez que lo hacía, ver mi cara de incredulidad siempre le sacaba una sonrisa. Pero ya no era la misma sonrisa de siempre, era una cargada con astucia, con confianza, con un toque egocéntrica, con satisfacción, era manipuladora y orgullosa, pero aún era el mismo Harry. Claro que había visto esa sonrisa en otra parte, Draco nos la había mostrado muchas veces años atrás y ahora solo se la mostraba a Harry, pero con complicidad. Temí que fuese una mala influencia sin duda, pero solo de ver el ánimo repuesto de Harry era alivio suficiente para convencerme de que quizás ambos necesitaban conocer más del mundo del otro.

Claro que Harry tenía sus días. Sus pesadillas eran las torturas que nadie podía controlar y las pociones parecían no tener efecto. Estaba tan distraído que perdía el rumbo, débil que hasta le costaba mantener la cabeza en alto. Días en los que parecía aborrecer ser un mago.

- Tu varita, Harry – le advierto sin despegar la vista de mi tazón de cereales. Hoy era uno de esos días, como siempre, dejando de lado su varita en la mesa del gran comedor. Lo escucho suspirar al verla al lado de mi mano, se sentía resignado.

- Nos vemos en clase – dice sin emoción alguna antes de salir a dar su paseo habitual. "Correr me aclara las ideas" era su excusa de siempre, aunque sabíamos que no lo hacía realmente.

- Déjalo – me advierte Ronald sujetándome de la muñeca suavemente, sin darme cuenta ya me había puesto de pie para salir tras él – Ya va él – agrega mirando de soslayo hacia la mesa de Slytherin, en donde Draco se levantaba para ir tras Harry fingiendo disimulo.

Donante de AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora