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Nochebuena había pasado con una gran celebración en los jardines de la mansión Potter, encantado mágicamente por Draco para aclimatarlo y poder disfrutar sin riesgo a sufrir hipotermia por la nevada que caía como cosa habitual del lugar.
Todos disfrutaron de los paisajes al estrenar por primera vez la chimenea por alguien ajeno a los tres inquilinos permanentes que éramos en la mansión. James hizo galantería de su nueva habitación e invitó a pasar el día siguiente a todos sus primos postizos. Los adultos los miraban con recelo al no poder gozar de lo mismo al no tener tantas habitaciones para todos al tener que instalar a Narcisa y Andrómeda en las de invitados. Molly y Arthur fueron invitados, pero rechazaron por esta vez al tener el nacimiento de su próximo nieto tan cerca de su fecha. Pansy se negaba a que sus hijas nacieran en un día festivo ya que quería darles un día exclusivo para ellas como se lo merecían.
El único que había faltado era Remus, quién por poco cancela su cita para estar con nosotros, pero le aseguramos que podría venir en los próximos días para pasar el resto de sus vacaciones una vez que la directora autorice la activación de las chimeneas del colegio para todo aquel que quisiera visitar a su familia. Su primera parada iba a ser en la mansión Black donde su abuela lo esperaría para conversar sobre algunos asuntos que me tenían muy inquieto.
Hasta la fecha, Remus solo sabía que ahora todos estaban al tanto de mí y que los había visitado en Londres nuevamente cuando Draco y James me habían encontrado. Como siempre, cada noche compartíamos mensajes a través del diario, pero los temas importantes quería hablarlos cara a cara como se debía. Andrómeda se comprometió a ayudarme con el tema.
Lo que no me esperaba era que Remus se apareciera en la chimenea de la mansión Potter y me encontrara muy distraído jugando con James, recostado en la alfombra boca arriba con las piernas estiradas en lo alto y con el desteñido apoyado en la planta de mis pies haciéndolo levitar como si estuviese volando; un juego que se hizo costumbre luego de una tanda de cosquillas a las que se le sumaba Griff y Sly, aunque ahora Canuto participaba también con sus ladridos y lamidas.
- ¡¡¡Más alto, papá!!! – exigía James entre risas, peleando contra sus hurones que se le subían a la espalda.
- ¡Entonces es cierto! – alzó la voz de pronto Remus, haciéndose notar entre tanto alboroto que la música acompañaba.
De la impresión, James cae sobre mi torso tras la desconcentración de ambos al no esperar visitas a esas horas de la mañana.
- ¿Remus? – pregunté sorprendido, no solo por verlo allí sino por el enojo que su rostro reflejaba.
- ¡Te odio! – gritó Remus antes de volver a tirar los polvos Flu y desaparecer con las llamas.
Por un acto reflejo, intenté apresurarme a ir tras él, pero por primera vez detesté la idea de no tener mi magia porque no podía usar la Red Flu, mucho menos usar la aparición. Tampoco tenía cómo comunicarme con Andrómeda ya que se veía reacia a hacer uso de los celulares muggle y Remus no iba a atender el suyo, aunque lo intenté.
Draco por su parte siempre lo apagaba o no tenía señal estando en los sótanos del hospital donde estaban los laboratorios como era el caso ese día.
La única opción más pronta fue rogar a que Hermione pudiese hacerse un tiempo para ir a verlo, pero siendo ministra siempre tenía muchas cosas por hacer, por lo que cosas inesperadas eran difícil que entraran en su agenda, aunque después de todo era su madrina. A falta de suerte, me atendió su secretaria, quién prometió hacerle llegar el recado en cuanto cortara la llamada.
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Donante de Amor
FanfictionOtra vez, Harry Potter está dispuesto a demostrar que el amor puede vencerlo todo, o también reconstruirlo todo. Pero, esta vez, el sacrificio corre por su cuenta, y no habrá nadie que se lo impida. Mucho menos si es para ayudarlo a él. Al dueño de...