Donante de Amor

Capítulo 43: Pues Tú...

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Aceptar la propuesta de matrimonio entre Draco y Astoria no fue nada grato. Sufría internamente porque no podía entenderlo del todo, pero había algo que me dejaba aún más intranquilo. A través de Draco, descubrí que la que había orquestado dicha idea era la hermana de Astoria, Daphne Greengrass, y lo había hecho con tal desespero que hasta Draco se había dado cuenta de que no podía reusarse a su pedido.

Guiado por mi curiosidad e ignorando los celos de Draco, en una de nuestras últimas salidas a Hogsmeade, la vi acompañada de Pansy al entrar a la cabeza de puerco. Era el punto de encuentro de las serpientes para pasar el rato antes de que tuviésemos que volver. Ronald y Hermione habían decidido tener una cita por lo que me encontraba con Draco pasando el rato antes de que ellos volvieran a buscarme y presumir cómo les fue, aunque con ellos era siempre lo mismo, pelea y reconciliación cada dos por tres.

Ambas chicas se sentaron en nuestra mesa, y, para mi sorpresa, Daphne literalmente atropelló a Pansy para evitar que se sentara a mi lado. Todos la miramos desconcertados, pero ella puso la excusa que desde el asiento junto a mí podía ver a su hermana para vigilarla, y era verdad cuando volteamos a ver hacia el centro del local, Astoria estaba con otras chicas de su curso divirtiéndose.

Sin darle más importancia, Pansy, fiel a su carácter, era la que sacaba tema de conversación sobre los chismes que se enteraba o planeando a dónde viajaría para hacer sus compras extravagantes que sus padres consentían. Sin embargo, el comportamiento de Daphne me llamaba la atención en demasía pues estaba de lo más callada y en un par de ocasiones me miraba furtivamente. Eso me incomodaba, pero no por su acción, sino que parecía querer decirme algo y no podía. Draco también era otro que estaba muy pendiente de la platinada, pero tenía sus motivos. Bromear días antes con que le pediría una cita a Daphne lo había puesto en guardia.

Draco siempre comentaba que Daphne era una muchacha alegre y que poco le importaban las rivalidades a pesar de que sus padres eran muy estrictos. Por eso, cada vez que estaba en Hogwarts dejaba a la vista su verdadera personalidad sin temor a los reproches. Verla callada, cabizbaja y, solo porque la tenía a mi lado, temblando no encajaba en nada con la descripción habitual de su persona.

Justo cuando ella había tomado la valentía de llamar mi atención con un sutil y sorpresivo toque de su mano en mi muslo por debajo de la mesa, algo que me hizo dar un respingo por su atrevimiento, aunque los otros no llegaron a notarlo porque Theodore y Blaise se sumaban a nuestra mesa con un entusiasmo exagerado por parte del moreno.

Para cuando volví mi mirada en Daphne para preguntarle qué era lo que necesitaba de mí, ella estaba abrazándose a sí misma, más encorvada y esquivando la mirada de todos. La riña entre Blaise y Pansy tenía toda la atención en ese instante. No me atreví a hablarle, no era tonto. Estaba claro que ella solo buscaba hablar conmigo a solas por algo que la tenía inquieta al punto en que su temblor empeoraba con solo escuchar la voz de Blaise, exclusivamente la de él, y no le encontraba lógica alguna.

Internamente me preguntaba si el moreno hubiese sido capaz de hacerle algo, pero, con mi sutil habilidad, cada vez que cruzaba miradas con él y aprovechaba para husmear dentro de su mente, no parecía haber nada sospechoso, al menos no con Daphne. Quería hacerlo en ella, pero me evitaba la mirada a toda costa.

Llegada la hora de partida, mientras todos se ponían de pie listos para atravesar el salón, muy concurrido por estudiantes ese día, no pude soportarlo más y la sujeté tan bruscamente del brazo cuando se puso de pie que tuvo que apoyarse con su mano libre en la mesa llamando la atención de los muchachos que se ponen tensos. No sabían cómo reaccionar ante la situación porque con Daphne solo nos estábamos mirando fijamente. Claro que no solo la estaba mirando.