Capítulo 25: El llanto de Remus

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"Te amo"

Fue lo último que le escuché decir a Draco, tan sutil como un suspiro, el último rose de sus labios y el último recuerdo que tendría de él, extraído con mi propia varita, usada por primera vez después de dos años. Temí no lograrlo, pero mi determinación pudo más. No había otra opción. Solo un día faltó. Había perdido el control, pero lo mejor era que Draco me recordará como a un amigo y no como la persona que lo ama. Tendría que entenderlo algún día, todo era por su seguridad, por la de todos. A pesar de todo, la noche fue perfecta teniendo solo su compañía. No me arrepentía de nada, pero la culpa, la ansiedad y la desesperación por volver a repetirlo estaba obligándome a perder la poca cordura que me quedaba.

De pronto, el abrazo de Remus me trae de regreso a la realidad. Remus volvía a sus clases en Hogwarts. Junto a James y Draco, fuimos los primeros en llegar a la plataforma del expreso. Era muy temprano aún, Hermione había quedado en ir a buscarlos en su coche como buena madrina, hace un par de años, autoproclamada que era. Andrómeda y Narcisa venían con ellos empujando el carrito. Remus había salido al trote apenas me encontró a un lado de Draco que hablaba con James, quien llevaba su uniforme debajo de su túnica.

- Llegaste – exclamo con alegría al reconocerlo, pero Remus estaba acongojado escondiendo su rostro entre mis costillas complicándome a la hora de devolverle el abrazo.

Supuse que tenía miedo de que lo abandonara como lo había pensado aquella tarde cuando le dije que me tendría que ir. Draco ayudaba a Hermione a subir las cosas de Remus al vagón. Decidí apartarme, alejarme unos metros con Remus al sentir las miradas de las mujeres, un tanto preocupadas. Aún no había demasiada gente por lo que fue fácil conseguir un lugar tranquilo para poder hablar.

- ¿Creíste que no vendría? – pregunté con curiosidad, aún no podía separarlo de mi cintura, solo acariciaba su cabellera mientras intentaba calmarlo, podía sentirlo sollozar - ¡Oye! Sabes que no miento, ¿verdad? – aun sin hablar, pero asiente, aflojando un poco el agarre – Sabes que tenemos un trato. Te veré para las vacaciones. Ya hablé con Andrómeda y dijo que sí. Ella también mantendrá nuestro secreto. ¿Entendido?

- Si, papá – dijo al fin separándose para limpiarse las lágrimas.

- Así me gusta – dije dándole un beso en la coronilla cariñoso mientras lo estrujaba en mis brazos ahora con más comodidad, él corresponde al abrazo, pero con frescura. – Ahora te daré esto – agregué al entregarle un pergamino arrugado. Remus sonríe al reconocer que era el mapa del merodeador – Ya sabes cómo usarlo. Es para cuando debas ir con Hagrid, así nadie te ve, ¿sí? – Remus asentía mientras lo guardaba en su nuevo monedero de piel de Moke que le había regalado al cumplir los once, allí guardaba sus cosas más valiosas como las fotografías de sus padres – También logré conseguir esto – le dije ofreciéndole un pequeño libro de tapa azul que tenía sus hojas en blanco. Remus frunce cómicamente su entrecejo sacándome una sonrisa – Cuando quieras hablarme solo escribe en él. Yo podré leerte desde donde esté – le dije mientras le mostraba un libro dentro de mi túnica que era una réplica del que tenía – Lo revisaré cada noche sin falta y te responderé. De esta forma no tendremos que mandarnos cartas.

- ¿¡En serio!? – exclama emocionado llamando la atención de algunos chicos.

- Shhh. Es un secreto entre nosotros – advierto rápidamente, observando como Remus se mordía el labio inferior con fuerza mirando a su alrededor asegurándose que nadie los escuchara - Guárdalo rápido. Hermione se enojará si se entera porque no está permitido. Tampoco lo dejes tirado por ahí o estaremos en problemas con McGonagall.

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