Capítulo 17

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Pasaron días, y nada más llamarles fueron corriendo.

- ¿Cómo está mi niño?
- ¡Está despierto!
- ¿¡QUÉ!? ¡DIOS! ¡QUÉ ALEGRÍA!
- Ahora está con una psicóloga, lleva dos días despierto pero decidimos no decir nada porque estaba muy pesimista.
- Ah, y ¿puedo entrar yo?
- Claro, pero antes le aviso. Venga.

Se fueron un poco más lejos.

- La psicóloga le está enseñando a quererse como es, se siente sucio, feo, tonto y gordo. Ahora está intentando que se guste físicamente, por lo que está sin camisa por ello, no se asuste.
- Ah, ¡entendido!

Tras hablar, entró por la puerta y vio a su hijo riéndose, hacía días que no le veía así de contento.

- Han...
- ¡MAMI!
- ¡MI NIÑO!
- Bien Han, muy bien, ¿ves cómo eres precioso?
- ¡Sí!
- ¡Así me gusta cielo! Entonces lo que hay en el estómago es,
- Comida para vivir, no estoy gordo.
- ¡ASÍ ME GUSTA! Muy bien, ahora tócale el pecho a tu madre.
- Oh, ¿y eso?
- ¡NO! ¡QUÉ ASCO!
- ¡HAN! ¡ESO NO SE DICE!
- No quiero...
- Marie, ven, acércate.

Obedeció y se sentó en una silla frente a él y junto a ella. Nada más tenerla cerca, se tapó con la manta.

- Han, no te escondas.
- Estoy gordo...
- Que no cielo, que no lo estás.
- ¡SÍ LO ESTOY! ¡MAMÁ DICE QUE SÍ!
- ¿¡QUÉ!?
- ¡No cielo! ¡Ya no mi vida! Gordo... ¡Tú no estás gordo precioso!
- No me quieres porque estoy rechonchito...

Marie no pudo evitar llorar, escuchar a su hijo decir que ella le llamaba "gordo" a la cara, cosa que era verdad, le rompía el corazón. Han, al escuchar llantos, asomó los ojos.

- ¿Mami?...

Al ver que no paraba de llorar, se destapó y trepó hasta los brazos de su madre, donde se acurrucó.

- Precioso...
- Mami...
- Han, ¿qué te he dicho?

De pronto Marie nota una pequeña mano en su pecho, la de su hijo. Tras una risa leve, le alza en brazos.

- ¡Ay qué pequeñito eres!
- ¡Mami!
- Pequeñito, eso, a su edad ya debería haber crecido, parece un niño de cinco años.

Han empezó a llorar y Marie le intentó consolar.

- Tss... Tranquilo... Lo que pasa, es que Han se ha pasado la vida en el médico, en el hospital... y eso es lo que no le deja crecer, pero está sano.
- Ah, vale, no, era solo para saber si estaba enfermo o algo, ¡pero no llores Han! ¿Qué te he dicho?
- Que soy perfecto tal como soy...
- ¿Entonces?

La miró y empezó a sonreír, la psicóloga le pasó los dedos por las mejillas para quitarle las lágrimas y tras un rato, entraron los niños.

- ¡PERO QUÉ GUAPO POR DIOS!
- ¡LEIA!
- ¡ESTÁS PARA COMERTE HERMANITO!
- ¡MORENA!

Giró la cabeza y se empezó a reír, su madre le miró y sonrió.

- ¡QUIERO COGERLO!
- ¡YO YO!
- Primero Leia, luego tú lo puedes coger todo el tiempo que quieras More.
- Oh, ¡vale!
- Con cuidado Leia.
- ¡SÍ SÍ!

Poco a poco, Marie lo pasó a sus brazos a lo que ella se murió de ternura.

- ¿Estoy rechonchito?
- ¡ESTÁS GUAPÍSIMO PRECIOSO!
- ¡ME TOCA!
- ¡MORENA!
- De una en una chicas, de una en una.
- Mientras podéis estar con Luke.
- ¿¡CÓMO QUE MIENTRAS PODÉIS!?
- ¡JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA!

El niño de mi clase - Han SoloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora