Capítulo 22

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Pasó el día, y la policía volvió a cerrar el colegio para hablar con los cuatro.

- A ver, decidme POR QUÉ DEMONIOS HABÉIS METIDO A VUESTRO COMPAÑERO EN ESE ARBUSTO.
- Nos cae mal.
- Me alegro, pero eso no es excusa.
- ¡ES UN ASCO DE NIÑO! Mire, cuando le dejé mi libro de matemáticas me lo lleno de babas, ¡DA ASCO!
- Seguro que no lo hizo con mala intención, el pequeño está enfermo y se durmió encima.
- ¡Y POR QUÉ EN MI LIBRO PRECISAMENTE!
- ¡CASUALIDAD!
- Nah, no me lo creo. Además el muy estúpido se mete en nuestras duchas, y estamos HARTOS.
- No será por eso ¿no?
- ¡CLARO QUE SÍ! Además nos mira fijamente, ¡ES UN COÑAZO! Pero claro, como él puede, SIEMPRE va a poder mirarnos lo que quiera.
- Hablaré con él de esto...
- ¿En serio? ¡GRACIAS!
- ¿Algo más?
- Sí, a mí me tocó mientras me duchaba...

Se quedó sin habla, pero tras llegar a un acuerdo, llegó al hospital donde al saber que se había despertado entró.

- Poli...
- Hola. Tengo que hablar contigo seriamente.
- Vale...
- ¿Qué haces tú yendo a los vestuarios de los chicos cuando a ti no te toca? ¡NO PUEDES HACER ESO!
- No hago eso...
- Mira Han, eres un niño muy bueno, pero me lo han dicho con total sinceridad y... eso es delito.
- ¡Que yo no lo hago!...
- ¿Qué tienes aquí?

La policía le empezó a tocar el pecho, a lo que el niño no entendió nada hasta que metió la mano por la manta que le tapaba el cuerpo y empezó a tirar de su entrepierna.

- Ay...
- Hagamos un trato. Yo no digo nada a nadie, si tú pones de tu parte y me dejas usar tu cuerpo.
- ¿Para?...
- ¿Eres un niño bueno?
- Sí...
- Genial.

Una vez aceptar, cerró todas las puertas y ventanas provenientes de fuera y del hospital. Sin decir nada, se puso en frente de él, que estaba de pie y cuando la vió mirándole fijamente, tragó fuerte y se empezó a quitar los botones de la camisa, a lo que ella empezó a besarle el cuerpo y sobre la marcha lo acosó, cosa que no le gustó nada. De pronto, lo agarró.

- Ya está, acabaste tu trabajo.

Al verlo medio inconsciente, lo agarró tal y como estaba y lo dejó en el tejado mientras veía cómo poco a poco se resbalaba, el tejado le rasgaba la piel pero poco a poco lo iba consiguiendo. Abajo...

- Ay, espero que Morena no pase y me vea fumando... Pero con lo de mi niño no puedo, ha sido uno More, te lo prometo mi vida...

Nada más terminar de hablar, escuchó un ruido del tejado, a lo que miró para arriba. No vio nada hasta que observó unas manos y una pierna de un niño al descubierto, a lo que no tardó en saber que era su hijo. Sin tener tiempo para subir, tiró todo al suelo y preparó los brazos para agarrarle en el vuelo, donde tuvo suerte.

- ¡MI NIÑO! ¡QUÉ HACES DESNUDO Y EN EL TEJADO MI VIDA!

Al no recibir respuesta y acariciarle la cara, se dió cuenta nada más tocarle el pecho que alguien le había acosado.

- Por qué todo te pasa a ti preciosidad, no te lo mereces para nada...

Sin esperar ni un minuto al ver que el niño no respondía y menos respiraba, entró corriendo con él donde su familia se horrorizó al ver al pequeño y la doctora lo llevó a urgencias rápidamente.

- No voy a mentir, respira poquísimo y... no sabría deciros si va a sobrevivir de esta, Marie, tu hijo seguramente cerrará los ojos por última vez dentro de dos días... Lo siento muchísimo, de veras, pero el joven es muy pequeño como para aguantar una operación de este tipo...

Morena empezó a llorar, era saber eso para derrumbarse. Sin decir nada, fue a donde su hermano que estaba en coma y a nada de dormirse.

- No te mueras... ¡POR LO QUE MÁS QUIERAS NO TE MUERAS HAN!
- A ti manita... Te quiero...

Eso le llegó al alma, y agarrados de la mano, Morena apretó fuertemente para que sintiera su apoyo, cosa que al pequeño le encantó.

El niño de mi clase - Han SoloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora