XI

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Cuando me recuperé regresé a clases.

Llegué tarde así que sólo me centré en llegar al salón.

Erick ya estaba en su lugar así que caminé hasta él y me senté a su lado.

—Hola —lo saludé con una sonrisa.

—Hola —por impulso iba a acercarse, pero se alejó inmediatamente.

—¿Qué pasó?

—Iba a darte un besito en la mejilla pero... —apuntó con la mirada disimuladamente y volteé viendo un grupo de chicas que nos veían murmurando cosas entre ellas.

—Entiendo —dejé de verlas para regresar a Erick—. ¿No te han molestado esos chicos?

—No.

—Qué bien.

—¡Chris! —tanto yo como Erick llevamos nuestra mirada a Yoandri—. Supimos lo que pasó. En verdad lo lamento.

—¿Qué supiste? —pregunté.

—Lo de que... Jack, Pablo, Well y Azul te golpearon.

—Oh, claro.

—En fin. En el receso... ¿Puedes hablar con nosotros?

—Sí.

—Ok. Adiós, Erick —el nombrado sólo asintió y esperamos a que Yoandri se marchara.

—No voy a tardarme mucho.

—¿Eh? —dijo Erick.

—Que no me voy a tardar porque tengo miedo de que te quieran hacer algo —sujeté su mano.

—Ah, no, habla tranquilo, Chris. Quédate con ellos todo el receso si quieres, yo me quedaré aquí.

—¿Seguro?

—Sí.

—Está bien —acaricié el dorso de su mano.

—Maricas —solté su mano rápidamente y ambos miramos a ese chico que había acabado de hablar cómo se iba caminando como si nada.

.

Caminé hasta el grupo de Joel, Yoandri, Richard y Zabdiel.

—Hola —saludé.

—Hola —dijeron.

—¿Qué quiéren hablar?

—Primero queremos saber qué pasó en los baños con los chicos.

—Lo que pasó es que vi que se llevaban a Erick a los baños y fui hasta allí. Cuando entré estaban golpeando a Erick, así que...

—Hiciste que te golpearan —continuó Zabdiel.

—¿En serio? —dijo Joel algo enfadado.

—Sí.

—¿Eres idiota? —agregó el rizado.

—¿Cuál es el puto problema? es a mí a quien golpearon no a ti.

—¿Pero por qué?¿Por ese chico, en serio?

—SÍ.

—De verdad que estás mal, Christopher. Ya déjate de tonterías y vuelve con nosotros.

—Ahora menos quiero regresar a juntarme con ustedes, idiota.

—Bueno, ya —habló Richard—. ¿Qué harás?¿Nos dejarás por él?

—Mira, Richard. Al menos "él" me apoya y es alguien de verdad con un corazón hermoso.

—¿Por qué lo halagas tanto? —dijo Yoandri y achinó sus párpados desconfiado.

—Qué importa. Basta, Christopher, ven con nosotros y déjate de parloteos. Erick podrá ser bueno pero no lo vale, déjalo, es un idiota —dijo Joel.

Esa última palabra en especial me hizo querer ponerme en una postura violenta contra quien alguna vez fue mi amigo y alguien para confiar.

—Hey, hey —me apartó Yoandri al ver mis intenciones.

—Nadie va a quererlo jamás. No hay nadie homosexual además de él y es un solitario y no será más que eso —continuó el rizado.

—Deja de decir estupideces. Adiós. Nunca más vuelvan a hablarme —me marché enojado.

Quería llorar, sentía mucha impotencia.

Nunca pensé que los que fueron mis amigos me decepcionarían de tal manera.

Llegué al salón y sólo busqué a Erick con la mirada.

—Ven —tomé su mano y comencé a guiarlo.

—¿A dónde vamos?¿Chris, Estás bien?

—No, pero voy a estarlo —afirmé.

Llegamos a los baños y al ver que no había nadie lo metí a uno de ellos conmigo.

—C-Chris.

Lo rodeé con mis brazos y al momento en que lo abracé rompí en un llanto silencioso.

—¿Qué pasó? —preguntó en un susurro sujetándome con cuidado.

—No quiero hablar de eso ahora.

—Está bien.

—Sólo... sólo abrázame, es lo único que necesito ahora.

Con el transcurso de los segundos empecé a sentirme mejor.

Erick me daba paz.

Sentí cómo se alejó lento. Creí que haría muchas cosas pero menos que comenzara a dejar besitos en mi mejilla y finalizar con uno en mis labios.

—Ya va a terminar el receso —acomodó mi cabello.

—Sí, hay que salir. ¿Se nota mucho que...

—Sí. Sal, mójate y mantén una respiración profunda —aconsejó.

—Quédate conmigo.

—No pensaba irme. Esperemos a que suene el timbre así nadie nos ve salir.

Durante el tiempo que estuvimos ahí adentro hablamos todo el tiempo con susurros, teníamos miedo de que notaran que estábamos juntos en ese lugar. No me sentía bien como para lidiar con sus comentarios.

Esperamos un momento más después de que sonó el timbre para estar seguros y luego salimos.

Obedecí a Erick e hice lo que me aconsejó.

—¿Y?¿Cómo estoy? —pregunté.

—Guapísimo —dejó un pequeño besito en mis labios—. Vamos.

—Te quiero —le dije en el camino.

—Yo también.

Revélate Ante El Mundo || ChriserickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora