XXVIII

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—Él lo sabía ¿Verdad? —me preguntó Erick cuando llegué al salón y me ubiqué a su lado en aquellos lugares cuyo alrededor estaba desolado. Nadie quería sentarse cerca de los "raros".

—¿Tú qué crees? —respondí dejando a la vista la impotencia que sentía a través del tono de voz.

—Bueno, Chris, ya pasó —intentó calmar.

—Le creí todo su cuento de niño perdido aquella vez que vino a disculparse. Le creí como los mejores dándole la amistad que creía perdida de regreso y él sólo nos pagó con esto, con un dolor más fuerte que el anterior.

—Sabes que ya estoy mejor del dolor.

—No sólo fue la violencia, fue la decepción, creí en él, tú le creías y mira, ahora cargas con más dolor sobre tus hombros.

—Nada de eso importa. Soy capaz de nadar entre todo este mar de males porque tengo de quien sostenerme cuando sienta que me hundo —contó con cariño mirándome—. Eres todo lo que necesito.

—Y tú todo lo que alguna vez quise.

El ojiverde me sonrió y no pude evitar  corresponder con sinceridad, olvidando lo que en un principio me traía molesto. Y es que Erick era así de hermoso, buena persona, único y capaz de aliviarme y hacerme olvidar los malos ratos. Simplemente, lo más divino para mí.

Revélate Ante El Mundo || ChriserickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora