XXIX

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—Entonces... ¿Mentiste, Zabdiel?

—Christopher, en verdad, aléjate de él. No es bueno para tu vida.

—Yo sé lo que es bueno y lo que es malo para mi vida. Y puedo asegurarte que no necesito consejos mediocres de alguien que tiene doble cara.

—Lo hice para... maldita sea, Christopher. ¡Ven con nosotros, por favor!

—Sabes que odio las mentiras, Zabdiel, y tú me mentiste. No tienes ni una idea de lo que me dueles. Dueles mucho. Los chicos también duelen. Y parece que dolerme aún más es un pasatiempo de ustedes. Dejen de insistir con esto de alejarme, porque con cada intento me voy alejando más de a donde quieren que vaya.

—Christ-

—Me decepcionaron.

—¿No crees que estás siendo muy rudo, eh? —dijo Zabdiel alzando la voz, llamando la atención de las personas a su alrededor.

—Zabdiel, nunca se es demasiado rudo con personas que sólo se encargan de restar en tu vida en lugar de sumar. Y te aseguro que decir aquello ya es el final de todo este circo absurdo. No quiero verlos nunca más, ni a ti ni a los otros. Tal como dijiste, tengo que alejarme de aquellos que son malos para mi vida y eso es lo que voy a hacer —finalizó y se marchó.

—El director me llamó otra vez —contó Erick apenas el castaño llegó a él.

—¿Lo mismo de siempre?

—No. Dijo que va a contarle a mis padres sobre nosotros —me quedé en silencio. La expresión de Erick y aquellas lágrimas que se avecinaban se sentían horribles, como algo que obstruía mi garganta, desarmaba mi mente y me robaba todo lo que sabía, impidiéndome decir algo. Y es que, eso significaba el horror para nosotros, porque temímos por lo que vayan a hacer los padres de Erick ante esa noticia.

—N-No va a pasar nada —pude decir al presenciar cómo ese chico que tanto amaba y anhelaba proteger se quebraba de a poco, con cada segundo.

—Sabes que... que eso no es lo que va a pasar —intentaba calmar sus lágrimas.

—Erick... —el nombrado salió corriendo a los baños y no dudé en seguirlo—. Amor, quédate tranquilo —lo abrazaba en aquel espacio acogedor en el que nos encerramos para que nadie nos juzgara. Y es que de eso se trataban nuestras vidas, escondernos para no ser juzgados.

Revélate Ante El Mundo || ChriserickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora