Nosotros vivíamos día tras día rodeados de discriminaciones, miradas profundas llenas de odio, de miedo a realizar hasta un insignificante movimiento que llame la atención de aquellas malas vibras que nos rodean y acompañan en cada ocasión.
Éramos fuertes. Nos manteníamos firmes y con esperanzas mutuamente, sosteníendos para no caer el uno al otro.
Salíamos con miedo así sea juntos o individualmente. El miedo había comenzado a ser parte de nosotros y acompañarnos a todos lados.
Pero ahora, sentado sobre mi cama con Erick entre mis piernas teniéndonos sólo el uno al otro sentía que todo aquello no existía.
Oír la risita de Erick o que me regale una de sus sonrisas me hacía sentir el mayor de los dichosos afortunados.
Me estaba sintiendo libre. Me daba la certeza de que sólo éramos nosotros en el mundo.
Rodeé su cintura en un abrazo y relajé mi pecho en su espalda.
A su lado podía respirar en paz, me daba paz.
Llenaba todos y cada uno de mis huecos y a su vez opaca todo el sufrimiento que haya vivido.
Anhelaba no soltarlo jamás.
Este era uno de esos momentos que deseas guardar en una cajita en tu interior y poder revivir cuando quisieras, uno de esos momentos que te hacen querer parar el tiempo y que nunca acabe.
Todo el día vivía sintiéndome nervioso, observado, con miedo, y ahora, parecía ser que todo aquello era un mal sueño porque esto que estaba viviendo ahora era como sentirse en el cielo en comparación a lo que pasábamos diariamente.
Un simple acto sencillo como tomar su mano o tocar su mejilla me hacía volar.
Entonces, entendí que Erick había comenzado a ser mucho más para mí que mi novio, era como si tuviera mi propio mundo entre mis brazos. Ahí tenía a mi ángel de la guarda sanándome, brindándome su calidez constantemente. Podía pasar horas en un cuarto vacío con Erick y no me cansaría. Estaría teniendo todo lo que me hace fuerte y feliz. Todo aquello que le da paz y claridez a mis días más oscuros y tensos ¿Qué más que eso podría pedir?
Todo era tan insignificante ahora.
—Erick, no tienes ni una idea de lo tan grande que eres en mi vida.
Se giró un poco y me aparté para mirarlo. Sus ojitos encantadores me veían con cariño mientras todas sus facciones estaban relajas.
—No es necesario saber lo que hago en tu vida para entender de lo que hablas, Chris. Y tú tampoco te das ni una idea de la gran cantidad de luz que eres en mi vida.
Ambos nos sonreímos suavemente. Se alejó colocándose de rodillas frente a mí y posó sus manos en mis mejillas para hacercarme a él y comenzar un dulce beso.
Con sólo mirarnos entendíamos que ambos éramos demasiado significativos para el otro y que sentíamos lo mismo mutuamente.
Nuestro amor era único, especial y sagrado. Nos amábamos con la misma intensidad y sin importar nada estábamos ahí siempre que el otro lo necesitara, haciendo mucho para el otro sin darnos cuenta.
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Revélate Ante El Mundo || Chriserick
Teen FictionUna pareja homosexual se enfrenta contra la homofobia de la sociedad. BY: Pendeja4ever.