XXXIV

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Ya habíamos terminado la preparatoria. Erick comenzó a estudiar para ser profesor de Filosofía y yo Médico. Estábamos bien.

Tal como le había dicho, sus padres de a poco fueron dándose cuenta de sus errores y se disculparon llorando. Erick los perdonó pero sigue viviendo con nosotros porque este se convirtió en su hogar, aunque de igual forma va a visitarlos cada martes.

Me presentó con ellos, y realmente después de 1 año y medio de no saber nada de ellos habían cambiado muchísimo según Erick, y así parecía ser.

Con el tiempo las distintas orientaciones sexuales dejaban verse, cada día habían más personas que se exponían y a su vez, cada día había más gente que lo aceptaba y defendía.

Erick terminó su carrera más rápido que yo. Fuimos a resivirlo con mi mamá y lo felicitamos por todo su esfuerzo, al final, los tres acabamos llorando.

Nos mudamos a un departamento por el momento.

Una vez que me recibí y ambos trabajámos comenzamos a ahorrar para comprar una casa, lo cual nos llevó dos años pero lo logramos.

Una casa pequeña pero cómoda, era nuestra casita y eso la hacía hermosa.

Teniendo 26 años y Erick 25 decidimos asistir a una marcha de personas que luchaban por lo mismo que nosotros, ser aceptados y el derecho de que los homosexuales podamos casarnos y adoptar.

"Caminábamos en medio
de toda esa gente
y por primera vez
pudimos tomarnos de la mano
y no sentirnos diferentes".

Fueron distintas marchas, una tras otra y cada vez más gente se unía.

Y después de tanto esfuerzo, logramos lo que queríamos y ahora en el país que vivíamos los homosexuales tenían los mismos derechos que el resto, y en otros países se iba logrando lo mismo.

Erick y yo lloramos al ver que después de tantos años de lucha, por fin podíamos estar tranquilos.

No todos nos aceptaban, pero eran más quienes lo hacían que los que no y eso era reconfortante.

Le pedí matrimonio unos dos meses después de la marcha y nos casamos a los tres siguientes.

Estaba sentando en el patio de casa cuando sentí unos pasos acercarse a mí. Erick se sentó a mi lado y reposó su cabeza en mi hombro.

—¿En qué piensas? —preguntó y dejó un besito en mi mejilla. Sonreí.

—En todo lo que pasamos y en dónde estamos ahora.

—Sí... es sorprendente ¿No?

—Sí.

—Es lindo saber que ahora las nuevas gerenaciones no pasarán lo mismo que nosotros y muchos otros.

—Lo es —me giré a verlo.

—Gracias por haberme acompañado en todo este camino y por seguir haciéndolo. Me viste caer, levantarme, intentarlo, fracasar, triunfar y miles de cosas más. Estuviste conmigo en mis peores momentos, en los mejores y día a día me vas enamorando más que el anterior. Eres el amor de mi vida, Chris.

—Y tú eres la casualidad más hermosa que pudo haberme colocado la vida. Me enseñaste a ser fuerte, a luchar, a ver el lado bueno de las cosas, a mantener firme, a no rendirme. Me hacés una mejor persona cada día. Te amo como nunca he amado a alguien.

Erick sonrió con sus mejillas un poco rojas y me abrazó.

Y al final, nada fue en vano. Cada maldito esfuerzo, cada llanto, cada caída, cada bajada, cada obstáculo, cada sufrimiento, cada dolor al final floreció y se convirtió en aquello que ahora forma parte del polvo de todas las estrellas que conforman nuestra historia. Se convirtieron en algo hermoso que ahora ya no miraríamos como un motivo para rendirnos, sino una manera de superarnos constantemente.

Fin

Revélate Ante El Mundo || ChriserickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora