Capítulo 13. Los Dragones de Fuego [EDITADO]

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(Narra Claire)

Salí al campo destrozada. ¿Por qué antes de cada partido me ocurre algo que me destruye, que me hace más débil? Primero mi hermano, y ahora Caleb. ¿Qué sería en el próximo. 

Tras saludar e inaugurar el partido, me dirigí con las gerentes al banquillo. Travis ya estaba allí, y curiosamente sacó a Caleb al campo. Debo decir que esta vez le debo una a mi entrenador capullo. 

Vi a Claude en el campo, en su posición, que con los pulgares hacia arriba, hizo una especie de baile gracioso mirando hacia mí; su forma de decirme que todo se solucionaría, que no me derrumbara. 

Me dolía no poder jugar contra él, me hacía sentir impotente. ¡Maldito Jace! Llevaba mucho tiempo esperando para poder jugar contra Claude, y ahora debía observar cómo mis amigos lo hacían. 

Por lo menos quería ganar. Aunque yo no pudiese demostrar todo mi potencial, quería que Helen no bajara el listón. Debíamos ser las mejores, no podíamos conformarnos con menos.  

Respiré profundamente, me tiré en el banquillo. Sally estaba a mi lado. 

- Lo siento - murmuré. 

- No tienes que pedir perdón, él piensa que soy una gótica rarita. 

- No lo piensa, lo pensaba - suspiré. 

- No lo excuses, da igual - dirigió su mirada al campo. 

No respondí. Sabía que Caleb ya no pensaba eso. ¡Lo sabía joder! ¡Caleb no se habría jugado su reputación como futbolista por una gótica rarita, ni por una gerente, y mucho menos por Bryce! 

- Caleb no iría a ayudar a una gótica rarita - me limité a decir, mientras observaba con concentración los movimientos de Helen, que en aquel momento regateaba a todos. 

Pude ver que Sally dirigía sus ojos hacia mí, pero no habló.  

(Narra Alice)

Interesante juego. Yerov lo hace muy bien, no voy a negarlo. Su formación rusa se distingue entre la del resto. Pases más duros, regates más bruscos, en comparación con los japoneses o coreanos, más serenos, con más soltura que ella. 

Me hubiera gustado ver a Trevor jugar también, pero supongo que no todo es posible. Mis estadísticas mentales dicen que de cada diez personas, siete hablan de la habilidad de Trevor en el campo, de su apasionante juego aéreo. 

Yo lo observaba todo recta en el asiento. No me gustaba levantarme por cualquier tontería, como un pase fallido, o un tiro fallido. Yo me levantaría por un gol, y aplaudiría con formalidad, sin estúpidos gritos de toro como los dos hombres que tengo a mis lados. 

Qué interesante sería aquel partido. 

....................

Nada más ni nada menos que tres goles de Corea, uno de Bryce Withingale, y los otros dos de Claude Beacons. 

Seguro que la segunda parte es mucho más entretenida. 

(Narra Claire)

Los Dragones de Fuego lograron marcar tres goles, dos de Torch, maldita mierda. 

Sonó el pitido del descanso. Todos los jugadores se acercaron al banquillo, a escuchar las indicaciones de Travis, y a reponerse. 

- Seguro que podemos remontar - le di una palmada en la espalda a Austin, entre risas. 

- ¡Sí, Claude no va a ganar! - respondió el chico. 

Miré a Caleb. Justamente me estaba mirando, y borré lentamente mi sonrisa. Tras unos minutos de miradas, me acerqué a él. 

Mis dos idiotas compañeros © 2015-2016 | Inazuma ElevenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora