Mis dos idiotas compañeros © 2015-2016 | Inazuma Eleven

Capítulo 2. Reencuentros [EDITADO]

(Narra Jordan)

Al abrir los ojos lo primero que vi fue el rostro de Irina. Qué guapa era.

Sonreí levemente, y me levanté. Bajé a la cocina, dispuesto a prepararme el desayuno. Recibí una llamada de... ¡¿Helen?!

Tardé segundos en cogerlo.

- ¡¿Helen?! ¡Joder, cuánto tiempo!

- ¡Jordan, estoy en Japón! ¡Llegué ayer!

- Dios mío, ¿dónde estás?

- Austin me ha acogido, estaré aquí unos meses. Si encuentro trabajo mis padres me han dicho que podré quedarme el tiempo que quiera.

- ¡Eso es genial! Me preparo y voy a verte.

Colgué con una sonrisa, y posé el móvil en la encimera. Irina bajó cuando ya bebía mi taza de café matutina.

- Te veo muy feliz, ¿ocurre algo? - rio ella.

- Una amiga ha venido de visita, iré a verla.

- ¿Una amiga? - frunció el ceño.

- Sí, una amiga - bufé - Helen Yerov, te he hablado de ella.

- Ah sí, la rusa - respondió con bastante indiferencia.

- ¿Quieres venir? - ofrecí.

- Claro, me encantará conocer a tu amiga - sonrió.

................

Salimos de casa, y rápidamente llegamos a la casa de Austin. Me enervaba que fuese tan cariñosa con Austin y Claude, pero ella me había dicho mil veces que era así con todos. Bueno, si era así con Helen, mis labios se sellarían para siempre.

Si no, tendríamos una fuerte discusión.

Llamé a la puerta, y me abrió la pelirroja. Chilló al verme, y me abrazó con fuerza.

- ¡Joder Greenway! - casi lloraba de la emoción.

Entonces reparó en Irina. Su semblante cambió.

- Tú debes de ser Irina - sonrió de forma forzada - soy Helen, encantada.

Se dieron dos besos, y entramos. Algo me dice que el nombre "Claire Trevor" volverá a aparecer en mi vida, por culpa de Helen.

(Narra Claire)

Estaba en casa. Philip acababa de llegar.

- Claire, tengo una buena noticia - me habló sonriente, tirándose a mi lado en el sofá.

- ¿En serio? - ironicé, mientras levantaba la vista del móvil para mirarlo.

- Sí, el equipo tiene que ir a Japón unos meses, y te vas a venir conmigo - abrí la boca con asombro - he hablado con el entrenador y tu padre. Como no ha logrado vender la casa en la que vivías allí, y la han mantenido en buen estado, ambos nos dejan quedarnos allí.

- ¡Philip! - chillé mientras lo abrazaba - ¡eso, eso es perfecto!

- De nada - se burló.

- Gracias - suspiré, pero con más vida me levanté de un salto - ¡voy a hacer la maleta!

................

- ¡Caleb! - grité cuando contestó al teléfono - ¡vuelvo a Japón!

- Lo sé, yo también he cogido un billete. Claude se puso en contacto conmigo, dice que ya se ha enterado de lo de Philip y su equipo, y que puedo vivir con él.