Capítulo #2

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Mauro

En los últimos años me comencé a sentir un chico perdido, como si mi vida no tuviera futuro alguno. Honestamente eso fue algo que quise cambiar y lamentablemente no pude hacer, todo debiéndose a alguien en particular: Martina, mi primera novia. Ella arruinó parte de mi adolescencia convirtiéndome en lo que soy ahora: alguien desorientado, sin rumbo y con vicios tóxicos.

Afortunadamente mis amigos, Paulo y Tomás, me acompañaron en esos años estando en todo momento y bancando mis malos hábitos hasta el día de hoy. Sin ellos directamente estaría aún peor.

[...]

Sábado por la noche: joda en lo de Tomás. Hoy a la tarde arreglé con Paulo para que viniera a casa e ir juntos, por lo que antes de que llegara me bañé y me vestí acorde a la situación.

-Hola, amigo -saluda entrando a mi habitación como si fuera su casa.

-Hola, Pau -le respondo con un abrazo-. Ya la próxima te doy una copia de la llave de entrada así te manejás tranquilo -digo bromeando.

-No sería mala idea -dice lanzando una carcajada-. ¿Cómo te estás preparando, facha?

-Normal, como siempre.

-Por ahí es tu día de suerte y conocés a alguien -exclama con su acento cordobés y guiñándome un ojo.

-Sabés que estoy en algo con Ana. Además, dudo que pase algo con alguna piba -respondo acomodando mi pelo con los dedos-. Bueno, agarro las cervezas y vamos.

Paulo asiente siguiéndome y me ayuda a cargar las botellas en una mochila que lleva en su espalda. Una vez que salimos de casa, comenzamos a caminar a paso rápido hasta lo de Tomás llegando en menos de quince minutos. Al entrar me doy cuenta que el humo de cigarrillo y otras sustancias invaden el ambiente en forma inmediata, pero por lo visto la cantidad de personas que hay acá no parecen darle importancia al asunto.

Haciéndonos paso entre la gente, nos dirigimos a la cocina para dejar las bebidas y ahí nos encontramos al dueño de casa junto con una rubia comiéndose la boca desesperadamente. Paulo carraspea para llamar su atención y por suerte funciona haciendo que nuestro amigo deje de succionarle la cara a la chica.

-Hola, chicos -nos saluda mientras le dice a la piba que después la busca-. Perdonen eso, pero estaba re linda.

Ambos no podemos evitar reír ante ese comentario hasta quedarnos sin aire. Luego de charlar un poco, los tres nos encaminamos hacia la parte del living donde se encuentran los invitados. La música a máximo volumen acompañada de luces tenues se hace presente en la casa incitando a todos a hacer de las suyas entre ellos.

-¿Y, Mau? -pregunta Tomás mientras bebe del pico de una botella-. ¿Viste algo interesante?

Ruedo los ojos porque ya es el segundo en lo que va de la noche que pretende que mire a las pibas que están.

-Ustedes saben bien que estoy en algo con Ana, ¿no?

-Sí, boludo. Pero eso no te impide mirar -retruca Paulo guiñándome un ojo.

Resoplo del cansancio y observo a mi alrededor. Muchas de las pibas que están en el mismo lugar que nosotros se encuentran bailando con las amigas, con los novios o con chicos que conocieron acá mismo, pero una en específico llama mi atención.

-La que está ahí -digo señalándola disimuladamente-. ¿Cómo se llama?

-Se ve que te gustan las difíciles.

-¿Por qué lo decís? -le pregunto a Tomás confundido.

-Ella es Valentina Suárez, la nena más prodigio de todo Buenos Aires más o menos -explica Paulo-. Va al colegio privado que está frente al nuestro, es la típica chica diez que hace danza clásica con Luz y orgullo de sus papás por supuesto.

Levanto una ceja porque no entiendo a qué se debe el que sea ''díficil'', por lo que hago un ademán para que continúen explicándome.

-Ninguno de los pibes se le tiró, creen que es muy seria como para un momento pasajero -procede mi amigo-. Así que ni lo intentan porque seguramente los rechaza o se ilusiona con que pase algo.

-¿Pero es por alguna razón?

-No, pero parece muy cerrada y concentrada en lo suyo -agrega Tomás-. Es más, no sé cómo es que las amigas lograron que viniera porque nunca sale a ningún boliche y menos a jodas.

La miro una vez más y sí que es linda, pero intento que ese pensamiento no se entrometa en mi cabeza por respeto a Ana y sigo divirtiéndome con los pibes.

Luego de un buen rato con ellos, decido ir a refrescarme un poco la cara debido al calor que hace acá dentro, así que subo las escaleras para ir al sanitario, y mientras espero ahí es cuando la veo nuevamente pero en mayor detalle, como si estuviera escapando de algo.

''No puede ser tan hermosa.''

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Holis, vengo publicando re tarde jeh. Sé que es un capítulo medio malo, pero ya el siguiente se pone bueno, lo prometo ;)

Además no saben lo difícil que se me hace escribir en argentino ahre pero estaba muy acostumbrada al neutro y ahora es todo un re cambio lpm.

Bueno, espero que lo disfruten. Gracias por sus votos y comentarios ❤ Los leo!!!

Complementados | Lit KillahDonde viven las historias. Descúbrelo ahora