Valentina
Lunes. Seis y media de la mañana.
Ya me encuentro levantada y casi lista para bajar a desayunar antes de asistir al colegio. Me miro en el espejo de la pieza para acomodar mi corbata y la pollera del uniforme al tiempo que no paro de pensar en el fin de semana que pasó.
Sinceramente es lo más loco que me sucedió en los últimos años y moriría por repetirlo. Como una tarada sonrío inconscientemente mientras cepillo mi pelo, y al terminar agarro la mochila con las cosas dentro para bajar al comedor.
[...]
Después de que mi papá me dejara de pasada antes de ir a trabajar, entro al colegio como todas las mañanas, pero no sin mirar a la escuela que está frente a la nuestra. Casualmente lo veo a Mauro con sus amigos ingresando también, y en el momento en que sus ojos vienen a mi dirección los saludo con la mano, pero ninguno de ellos me corresponde. Ahora me estaría cuestionando dos cosas: primero que ninguno de ellos mencionó que iban a ese establecimiento, y segundo, ¿por qué me ignoraron? Acaban de dejarme como una boluda que saluda a cualquiera.
Sin darle más importancia al asunto, doy media vuelta y entro antes de que suene el primer timbre. Al atravesar la puerta del aula me siento al lado Rosario, mientras a los pocos segundos llega Luz y se ubica en el banco detrás del nuestro.
—Tengo que contarte algo —me dice Luz seriamente mientras Ro y yo nos damos vuelta hacia ella—. Es sobre Mauro.
—¿Es algo malo? —pregunto confundida.
—Sí por parte de él, no por parte tuya.
Levanto una ceja para que me cuente más, pero la profesora de la primera hora entra al salón para empezar la clase haciendo que todos nos quedemos callados.
Después de dos horas intensas de literatura por fin tenemos el primer recreo, y una vez que nos sentamos en uno de los bancos del patio, los ojos de Luz se fijan en los míos para contarme de una vez por todas lo que tiene por decirme.
—Lo voy a decir crudamente para no andar con vueltas, amiga —suspira profundamente para luego soltarlo—. Mauro tiene novia, y se llama Ana o algo así.
Trago en seco por la noticia y me pregunto la razón por la que me acabo de desplomar internamente. ¿Acaso pretendía que el flaco se enamorara de mí habiéndome conocido en una sola noche? Creo que la respuesta es que sí y realmente soy una pelotuda con todas las letras.
—¿Cómo te enteraste? —pregunto intentando no parecer furiosa y decepcionada.
—Paulo me contó estando borracho —confiesa—. ''Los niños y los borrachos siempre dicen la verdad'' —dice citando un viejo refrán que diría mi abuela en este momento.
—Entonces eso explica el porqué no me ha saludado hoy a la mañana.
Durante el resto del día quise sacar de mi cabeza lo que me había contado Luz, pero se me hizo imposible porque además de eso, haber recordado el beso, sus ojos y toda su actitud me nublaron la mente sin poder conciliar la atención necesaria en las clases.
Por suerte la jornada escolar se me pasó rápido y tocó el timbre indicando la salida. Una vez fuera del colegio, nos quedamos conversando con Luz y Rosario, hasta que miro hacia el frente y observo que los chicos también salieron al mismo horario que nosotras.
—Tenés que ir a hablarle a Mauro —me dice Rosario.
—¿Estás loca? No voy a hacerlo —me niego totalmente—. Lo del sábado quedó ahí.
—Pero sabemos bien que te gusta y que a su vez estás enojada. Andá, nosotras nos quedamos acá para apoyarte —propone Luz mientras asiente junto con Ro.
Ruedo los ojos y con más coraje que convicción cruzo la calle para hablarle en vano. La ansiedad me consume ante la idea de enfrentarlo, pero tengo que hacerlo, no hay vuelta atrás.
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1/2 de para ustedes!!! Atentis que en minutos subo el siguiente ❤
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Complementados | Lit Killah
FanfictionElla es una dedicada aprendiz de danza clásica que siempre fue educada para alcanzar la perfección. Él es un buen chico que fue corrompido por la mala junta y que vive sin proyectar nada de su futuro. Ella será el orden que Mauro necesita en su vida...