Capítulo #21

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Mauro

Cuatro en punto de la tarde me encuentro en la entrada de la casa de Valentina, pero con una extraña sensación como de miedo. No creo que se deba a ella, pero ¿y si me ven sus viejos? ¿Qué van a pensar de mí? Aunque tampoco entiendo por qué me preocupo tanto por eso si nunca me importó lo que diga la gente.

En fin, después de deliberar con mis pensamientos decido tocar el timbre. Espero un toque mientras escucho unos pasos en el interior y se abre la puerta dejando ver a Valentina fuera de su uniforme escolar. Una remera blanca suelta con un jean ajustado y zapatillas es lo que lleva puesto y su pelo atado en una colita cae por su espalda. Por alguna razón la noto más linda que otras veces que la he visto y es raro porque no lleva ropa para nada llamativa.

—Hola, Mauro —me saluda sonriente—. Pasá.

—¿Qué onda, Valen? Veo que me hiciste caso —digo mirándola de arriba hacia abajo haciendo referencia a su vestimenta.

—Sí, me puse cómoda.

Luego de nuestra mini charla, Valentina va a buscar a la cocina un equipo de mate y me hace una seña para que subamos al estudio que tienen en el primer piso de la casa.

—Bien, decime cuáles son los temas así empezamos —dice mientras nos acomodamos en el enorme escritorio que tienen en el medio del cuarto.

—Acá están —le extiendo un papel donde los anoté—. Posta que no cazo una.

—Tranquilo, tenemos tiempo para que estudiemos. Pasado perfecto, voz pasiva, imperativos...

Mientras sigue leyendo en voz alta todo lo que me van a tomar, yo miro a nuestro alrededor con detalle. Esta habitación es prácticamente tan grande como mi cocina, comedor y living juntos, y cabe destacar que tiene una decoración de la puta madre. Las numerosas bibliotecas de madera que tienen están llenas de libros llegando hasta el techo, el gran escritorio donde estamos es como para unas quince personas y el silencio es tan profundo que hasta dan ganas de estudiar.

''Bueno, tampoco la pelotudez''

—Tenemos una semana y unos días más para ver esto, así que empecemos así llegás bien.

Asiento y me preparo para anotar todo lo que me vaya explicando Valentina. Con toda su santa paciencia empieza contándome cuándo se usa cada cosa, me da millones de ejemplos, y cada vez que no entiendo algo se detiene a repetírmelo tantas veces como necesite. Pero hay algo que me tiene embobado a más no poder y es su forma de pronunciar en inglés; por más que de esto no entiendo una goma, las palabras suenan tan suaves que me dan ganas de escucharla de por vida.

Después de dos horas estudiando ya tengo el bocho quemado, así que hacemos un descanso mientras seguimos tomando unos mates.

—Eu, Valen. ¿Ustedes leyeron todos estos libros? —pregunto señalando vagamente alrededor.

—Casi, pero la mayoría son de mis papás —dice explicándome—. Mamá es Contadora Pública y papá Licenciado en Administración, así que el noventa por ciento más o menos son de cuando ellos estudiaban en la facultad. Los otros son novelas de Juliana y mías.

—Fua, altas carreras. ¿Vos vas a seguir algo de eso u otra cosa?

—Mamá quiere que siga la de mi abuelo, que era médico, o alguna de la de ellos, pero no me gustan. Lo mío es todo lo relacionado con el arte, sobre todo la danza —para un segundo para suspirar y se pone de pie para caminar unos pasos—. Por más que durante los últimos años no la pasé bien, no significa que no siga amando el ballet. ¿Vos qué tenés pensado hacer después del secundario?

—En realidad nunca me puse a pensar en eso —confieso dando medias vueltas en la silla de escritorio—. No soy de planear las cosas, me gusta más vivir el día a día y ver qué pasa después según lo que pinte. Pero si te dijera ahora, me gusta mucho la música, así que supongo que si me dedico a eso seguro que lo voy a hacer sin problema.

—Te re veo para eso. Si le ponés todo el esfuerzo como los miércoles lo hacés en la plaza, entonces vas a ser súper exitoso.

Ante ese comentario de Valentina me pongo tan rojo como un tomate y por alguna razón su halago me hace sentir raro. En general estoy acostumbrado a que me digan que la rompo en las competencias o que mi doble tempo es impresionante, pero viniendo de ella es diferente.

Me acuerdo cuando le contaba a Ana o a Martina cosas buenas que me pasaban o que tenía pensado hacer, y ellas solo se limitaban a decirme que no servía para eso, que era un inútil y cosas por estilo pero de manera sutil para convencerme de lo contrario. Pero con Valentina todo es distinto.

Como actualmente la única forma posible de demostrarle mi cariño es a través de los abrazos, es lo que pienso hacer ahora mismo. Me paro de la silla y voy directamente hacia ella para enredar mis brazos alrededor de su cintura mientras sus manos lo hacen en mi cuello. También lo considero como una forma de agradecimiento a todo lo que es conmigo, y hace que me sienta sumamente contenido y protegido.

No te das una idea de lo bien que me hacés —digo en un susurro escapándose de mi boca.

—Y vos a mí, Mau —responde Valentina en mi oído.

Quedarnos un momento así de abrazados era todo lo que necesitábamos, porque casi que nos hace poner los pies sobre la tierra a ambos.

—¿Valentina?

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OPA, quién habrá llamado a Valentina? Descúbranlo en el próximo ahre. Los quiero <3

Complementados | Lit KillahDonde viven las historias. Descúbrelo ahora