Mauro
Ni bien veo que Valentina entra, me pongo la capucha y emprendo la vuelta con toda la fiaca posible. Mis pies se arrastran por la vereda pasando por el frente de su casa y paro un segundo prestando atención a las siluetas que se ven a través de las cortinas; además de que se nota que le están dando alto sermón, se escuchan más retos y acusaciones como los de hace un rato cuando la llamaron al celular, y observo cómo Valentina agacha la cabeza haciéndome acordar a lo de hoy a la tarde en su clase de danza.
Ruedo los ojos y sigo caminando hasta llegar a casa, donde lo primero que hago es ir a mi pieza para tirarme en la cama no sin antes revisar el celular.
-¿Diez llamadas perdidas de Ana? -me pregunto en voz alta.
Por más que sean cerca de las doce de la noche, marco su número y al toque me atiende como si estuviera esperándome.
-¿Dónde estabas? Te llamé varias veces -exclama cortante.
-Hola para vos también, Ana -saludo sarcástico-. Sí, vi tus llamadas recién. Tuve que salir y tenía el celular en silencio. ¿Pasó algo?
-Sí, por eso te hablo -suspiro profundo ante su comentario agrio y sigo escuchándola-. Me enteré lo que pasó en una de las jodas de Tomás.
''Ay, que no sea lo que pienso, por favor.''
-¿Podrías ser más específica, boluda? Estoy cansado, lo único que quiero es dormir y vos andás con vueltas.
El fastidio en mí era obvio y Ana lo único que hacía era empeorarlo. Si no dejaba de joderme en menos de cinco minutos, estaba dispuesto a cortarle la llamada; y seguramente lo que se enteró es lo de Valentina, algo que me asusta considerando lo rencorosa que es Ana.
-¡Vos sabés muy bien, así que no te hagas el pelotudo! -dice gritando desaforadamente-. Voy a esperar todo lo que sea necesario para que me...
No la dejo terminar porque decido cortar antes de que siga carcomiendo mi cabeza. Estoy harto de ella, de esta relación tóxica que lo único que hace es parecerse a la de Martina y de todo lo que tenemos. Para evitar que me siga llamando, apago el celular y lo dejo en la mesa de luz para sacarme la ropa y taparme hasta la frente a ver si puedo dormir de una vez por todas.
[...]
Hace ya un mes que Ana no me habla, ni siquiera me llama o me manda mensajes. Literalmente nada de nada. Por un lado me alegra porque últimamente estaba insoportable a más no poder con todo esto de lo que se enteró de aquella noche en lo de Tomás; y de todas las veces que le quise hablar para decidir terminar nuestra ''no muy clara relación'', directamente no pude porque me clavó el visto. A pesar de no ser novios me trajo casi tantos dolores de cabeza como con mi ex, y por eso era bastante obvia la razón por la que no quería que tengamos algo formal.
Después de un aburridísimo y largo día en la escuela, salimos con los pibes a fumar unos puchos a la puerta como es costumbre. Paulo pone el fuego y nos prende los cigarrillos a todos para darles unas buenas pitadas, pero cuando larga el humo por la boca me hace una seña con la cabeza para que mire a mis espaldas.
''No se termina el calvario''
-Mauro, quiero hablar con vos. Ahora.
Como siempre Ana tan educada, está a unos metros míos también con un cigarrillo colgando de su mano derecha, unas oscuras ojeras junto con todo el rímel corrido debajo de sus ojos y el pelo hecho un desastre como si no hubiera dormido en días.
-Che, boluda, no somos invisibles -exclama Valentín sarcástico mientras el resto se ríe-. Saludá cuando llegás. ¿No te enseñaron nada tus viejos?
-Como si me importara mucho lo que decís -responde de malos modos-. Y vos vení conmigo.
Ana me arrastra de un brazo separándome de los chicos seguramente para sermonearme y ''aclarar'' las cosas entre nosotros.
-Así que después de un mes te dignás a hablarme -digo dando la última pitada antes de tirarlo al suelo y pisarlo-. ¿Ahora con cuál de los pibes estuviste?
-Escuchame una cosa. Ya sé que esa noche estuviste con una de las chetitas de acá enfrente -dice señalando al colegio donde va Valentina.
-Sí, es cierto -termino confesando-. Al principio me arrepentí, pero después me di cuenta de que así estamos a mano. ¿O ya te olvidaste de Ignacio?
La cara de Ana se transforma al mencionar al estúpido de Nacho, que o casualidad fue el mismo que ese sábado jodía a Valentina. Sus ojos se abren tanto que me impresiona y comienza a insultarme en voz tan alta que hasta los del colegio del frente escucharon y giraron para saber lo que pasaba, pero habla demasiado haciendo que mi atención se vaya a la mierda.
-Creo que lo mejor es que cada uno siga su camino, ¿sabés?
-¿Ahora me querés cortar para irte con esa? Perfecto, Mauro, hacelo. No sabía que estabas aspirando a levantarte minitas de tanto nivel -dice agitando las manos-. Te felicito la verdad, pero ni bien me entere quién es, le voy a romper la cara a trompadas para enseñarle dónde se metió.
-Primero que todo, nosotros no somos novios. Segundo, no me voy con nadie, te corto porque me tenés cansado -explico enumerando con los dedos-. Y tercero, ni se te ocurra tocarla, ¿me escuchaste? Ella no tiene la culpa de nada.
Ana suelta una risa fuerte y se acomoda el pelo en un rodete mal hecho. Su mirada se oscurece y por un momento un escalofrío me recorre la espalda porque sé que es capaz de lastimar a Valentina si pudiera.
-Yo voy a hacer lo que quiera, y si no querés que la desfigure a tu ''amiguita'' misteriosa, entonces sigamos como si nada pasara y no le hables más.
-¿Me estás amenazando? -pregunto levantando la ceja.
-Dalo por hecho. No vuelvas a juntarte ni acercarte a ella, porque se va a encontrar con mi peor lado.
Me quedo sin palabras por todo lo que acaba de decir Ana, y el hecho de que le haga algo a Valentina me asusta tanto que prefiero seguirle la corriente.
-Está bien. Acepto.
-------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Buenas, buenas!!! Acá les dejo un capítulo que le da entrada a otras cosas que van a ir sucediendo más adelante.
Gracias de nuevo por los comentarios, mensajes y votos porque me motivan una banda a seguir con la novela. Que lo disfruten bros!!!
ESTÁS LEYENDO
Complementados | Lit Killah
FanfictionElla es una dedicada aprendiz de danza clásica que siempre fue educada para alcanzar la perfección. Él es un buen chico que fue corrompido por la mala junta y que vive sin proyectar nada de su futuro. Ella será el orden que Mauro necesita en su vida...