Mauro
Por alguna razón, este beso me descoloca un poco sacándome de mis casillas como si hubiera sido algo distinto. Y de repente pienso en Ana. Se viene a mi cabeza recordando de que cuando se entere de esto la voy a lastimar aunque de alguna forma estaríamos a la par, pero había quedado bien en claro que las cosas que pasaron anteriormente no se interpondrían más entre nosotros.
—¿Querés que bajemos, Valen?
—Dale, seguro mis amigas me están buscando desesperadas.
Tomo la mano de Valentina y la conduzco hacia abajo aclarándole que si algún pibe la jode que le diga que está conmigo por más que técnicamente no sea así. Moviéndonos entre las personas, logramos ver a sus amigas chapando con Paulo y Tomás desenfrenadamente contra una pared.
—O quizás se entretuvieron y se olvidaron de mí —dice señalándolas haciendo referencia a nuestra conversación anterior.
Largo una carcajada y decidimos interrumpirlos intencionalmente para que dejen de masticarse la cara. Una de las chicas nos mira en ese instante subiendo sus cejas repetitivamente y Valentina no puede evitar hacerle una seña para que deje de hacerlo como si quisiera matarla por la vergüenza que acaba de hacerle pasar.
—Ay, Valen —dice una de ellas llevándose las manos a la cara—. Te buscamos por todos lados pero no te encontramos.
—No pasa nada, Ro. Supuse que estarían ocupadas —responde Valentina mirando a los chicos que no saben dónde meterse.
—No, debimos habernos quedado con vos sabiendo que no sos mucho de estar en lugares así, pero te perdimos.
—Quédense tranquilas que su nena estuvo en buenas manos —irrumpo en medio de las excusas—. Estuvo conmigo.
Veo a Valentina de costado y ella me devuelve la mirada levantando un poco la cabeza, debido a que es un poco más baja que yo y no le permite mantener nuestros ojos a la misma altura. Sus amigas se miran de reojo como cómplices para volverse a nosotros y hacer algo incómoda la situación.
Después de un par de horas más boludeando, nos sentamos los seis en el patio de la casa mientras el resto de los invitados siguen bailando y escabiando como los mejores. Por algunos momentos puedo darme cuenta los vistazos que me pegan los chicos como insinuando que tienen algo para decirme, así que proponemos ir a buscar algo para tomar a la cocina.
—Te felicito, amigo —dice Paulo palmeándome la espalda—. No puedo creer que hiciste que la piba se animara a hablarte.
—Ni yo pensé que me iba a dirigir la palabra. Aunque fue en un momento medio raro —aclaro agarrando un vaso de cerveza.
—¿Por qué? —pregunta intrigado Tomás.
—El pelotudo de Ignacio la estaba jodiendo y ella estaba como escapando de él —explico mientras me tenso recordando la escena—. Tuve que simular que estábamos juntos para que el otro deje de joderla.
—¿Y cómo hiciste?
Tan solo traer a mi mente ese momento hace que me muerda el labio inferior y que el calor suba a mi cara de manera instantánea.
—Le di un beso.
Paulo escupe el contenido de su botella cortada llena de fernet como acto seguido de lo que acabo de decir mojándome un poco la camisa.
—¡Pará, boludo! Sos un asco —expreso limpiándome.
Los dos se ríen con fuerza mientras yo les lanzo un diccionario de insultos en forma mental. Las caras de los chicos expresan toda la alegría hasta que la seriedad invade ambos rostros y yo elevo una ceja sin entender la causa de tan repentino cambio.
—¿Y Ana? —interroga Tomás tragando con fuerza.
—Solo espero que no se entere, y si no quedamos a mano —digo encogiéndome de hombros—. Vamos, llevemos unas birras.
Al llegar, vemos que las chicas siguen charlando y que las risitas secretas entre ellas invaden el lugar. Después de tomar por un rato más, todos se ponen un poco alegres exceptuando a Valentina y a mí; por lo visto Paulo se pone tirando a borracho mientras le dice cosas en el oído a Luz. Ella ríe siguiéndole el jueguito, hasta que su cara se pone totalmente seria lanzándome flechazos con la mirada para después mirarla a Valentina con algo de pena, pero ella no lo nota, ya que está a punto de dormirse con la cabeza apoyada en mi hombro.
De la nada suena su celular despertándola de golpe como si hubiera estado en su sueño profundo y atiende alejándose del grupo.
—Si es cierto lo que me acaba de decir Paulo entonces no juegues a dos puntas, boludo —me amenaza Luz—. Por respeto a Valentina y a tu ''novia''.
—Tranquila, no pretendo nada más con ella. Solo fue algo de hoy.
Luz hace una muesca de disconformidad, pero cambia rotundamente su cara cuando llega su amiga habiendo cortado su llamada.
—Mis papás ya están un poco preocupados y me pidieron si puedo ir volviendo a casa considerando que son las seis de la mañana —dice Valentina mirando su reloj.
Luz asiente mientras toma su cartera, pero repentinamente Rosario tapa su boca al tiempo que sale corriendo hacia el sanitario. Ambas van detrás de ella para asistirla, pero a los pocos minutos vuelve Valentina explicando que los viejos volvieron a hablarle para que vaya ahora mismo.
''Pobre piba. Más controlada imposible.''
—Si querés puedo acompañarte —le propongo—. No es muy seguro que vayas sola.
—Pero vivo por acá cerca, no quiero molestarte.
Niego por lo que me dice e insisto que no tengo problema. Ella agarra sus cosas, saluda a los chicos agradeciéndoles por la buena noche que le hicieron pasar y marchamos a su casa. En la mayor parte del camino estuvimos en completo silencio aunque de vez en cuando cruzamos alguna que otra palabra, hasta que llegamos. Una vez en la puerta, miro hacia arriba observando el tamaño y quedando algo impresionado. Sin ser una mansión, esta casa es dos veces más grande que la mía y claramente es donde cualquiera de los pibes, incluyéndome, querríamos vivir.
—Gracias por haberme alcanzado hasta acá, Mau.
—No hay de qué —respondo metiendo las manos en los bolsillos—. ¿A mí no me vas a agradecer por haber pasado una buena noche?
Sus cachetes se ponen totalmente rojos mientras intenta disimularlo en vano, y noto lo tierna que se ve así.
—Gracias a vos también por lo de hoy, fuiste lo mejor de la joda —confiesa mordiéndose el labio.
Inevitablemente sonrío, y reflejado en su cara veo cómo va amaneciendo despacio.
—Bueno, creo que es hora de que me vaya.
—Dale —dice Valentina jugando con sus dedos—. Nos vemos.
Giro para emprender la vuelta, pero antes de dar otros pasos más, en forma instintiva mi cuerpo regresa hacia ella y le dejo un beso en la mejilla.
—Que descanses.
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Aaaaaaah qué bello todo!!! Bueno, espero que les haya gustado este capítulo. Voten y comenten que me ayuda a saber si la novela les va gustando y además me motiva para escribir.
PD: FELIZ NAVIDAAAAD 🎄🎄
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Complementados | Lit Killah
FanfictionElla es una dedicada aprendiz de danza clásica que siempre fue educada para alcanzar la perfección. Él es un buen chico que fue corrompido por la mala junta y que vive sin proyectar nada de su futuro. Ella será el orden que Mauro necesita en su vida...