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—Hey. Aquí, Dodo. —El grito de Minseok se escuchó en todo el comedor escolar, el pelinegro bajó la cabeza y corrió al lado de su amigo.

—¿Por qué gritas, hyung? —Se quejó muy bajito y miró a todos lados esperando que los idiotas no les hubiesen visto. —Sabía que estabas aquí...

—Aish, no seas tan pesado. —Sonrió y el menor no pudo evitar calmarse. Su hyung hacía de él lo que se le antojaba.

Kim Minseok, el mejor amigo de Do Kyungsoo. A pesar de ser solo dos meses mayor lo obligó desde el jardín de infantes a que le llamara "hyung", al pequeño de ojos saltones no le quedó otra opción más que hacerlo. Sabían todo del otro, sus deseos más locos, sus secretos más oscuros y sus fantasías, eran uno cuando a sentimientos se trataba.

—¿La idiota se portó bien este fin de semana? —Preguntó por quinta vez al ver que Kyungsoo no le hacía caso, solo removía la comida en su bandeja—. ¡Dodo! Tierra llamando a Dodo... —Movió sus manos frente al rostro del otro y al fin hubo respuesta.

—Perdona, hyung. ¿Qué decías? —comenzó a comer su manzana dejando de lado la comida.

—Kyungrin, ¿todo bien en casa con la idiota?

—No la llames así, es mi hermana.

—Eso no quita que sea una estúpida.

—¡Hyung!

—Ok ok, pero no cambiaré de idea sobre ella y lo sabes. —Dijo rendido y mirando al estudiantado—. Dodo, creo que recibirás un mensaje en tres, dos... —Susurró con una leve risita al ver a Chanyeol con su celular en la mano y mirando fijo a su amigo mientras golpeaba el piso repetidamente con su talón—, uno... —la notificación se escuchó y el mayor sonrió victorioso.

Kyungsoo sacó su celular, leyó el mensaje y lo guardó una vez más. Se puso de pie, tomó la bandeja y su mochila.

—¿Nos vemos en la tarde? —se apresuró a preguntar pero recibió una negativa como respuesta.

—Tengo una cita... nos vemos mañana.

—¿Con Chanyeol?

—Nos vemos mañana, hyung. —El asombro en el rostro de su amigo fue extremo pero él solo se fue sin dar respuesta directa.

La mirada del mayor fue a la mesa de Park Chanyeol y una sonrisa pícara se formó en su rosto al ver que el chico se ponía de pie y caminaba en la misma dirección de su amigo.

—Suéltame, Chanyeol

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—Suéltame, Chanyeol. —La firmeza en la voz del pelinegro le importó poco y no se movió un centímetro.

Las manos del más alto aprisionaban al menor contra la pared. Se encontraban justo en las afueras de la escuela, algunos estudiantes los veían y cuchicheaban, los transeúntes los ignoraban pero sus rostros mostraban incomodidad.

Mi Acertijo |ChanSoo|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora