Mi Acertijo |ChanSoo|

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—Si prometes no dejar de amarme, yo haré todo de mí por hacerte feliz.

Todo sonaba hermoso, pero no lo era. Kyungsoo recordó que esa felicidad no duraría más allá de esas cuatro paredes y solo bajó la mirada.

—No, Chanyeol, no lo prometo. Solo... basta ya, no te aferres a mí. Después de todo nunca fuimos nada, ¿o sí? —susurró y se fue sin dejar al otro refutar su decisión. No quería herir los sentimientos de su hermana, no lo merecía, no después de todo lo que él le había arrebatado.

Ya era de noche, pero no quiso esperar el bus, solo caminó a su casa mientras lloraba recordando el pasado; su niñez siendo exacto. A pesar de ser gemelos, Kyungrin y Kyungsoo no podían ser más diferentes. Desde pequeños sus padres le preferían a él; los regalos caros eran para él, las fiestas de cumpleaños siempre eran con la temática que él pedía, cuando llegaban a casa con la boleta de notas, él era felicitado a pesar de que pasaba a duras penas, su hermana con las mejores notas aun recibía la frase de "¿Eso es todo?"

A medida que crecía fue notando la diferencia de trato que recibían y trató por todos los medios remediar eso. Para los cumpleaños comenzó a pedir temáticas que solo su hermana amaba, se acercaba a ella buscando conocerla mejor y hacerla feliz, delante de sus padres felicitaba su inteligencia y siempre le decía "Ojalá yo fuese tan genial como tú", pero hubo complicaciones con esto... Kyungrin vio esto como hipocresía y sus padres solo enorgullecían más por tener un hijo tan amable.

¿Qué pasaba con Kyungrin? Ella también era una persona que merecía amor, ella también necesitaba una frase de aliento por parte de sus padres, ella sería feliz con solo un abrazo de su padre, pero esto jamás pasó. Kyungsoo la conocía mejor que nadie y le dolía no encontrar la forma de hacerla sonreír honestamente. Pensó que vivir juntos y solos ayudaría, pero no fue así, pasaban días sin hablarse y cuando lo hacían era solo porque no quedaba otro remedio.

La única vez que pudo ver su sonrisa honesta y feliz fue cuando la vio de mano con él, Chanyeol la hacía sonreír. Kyungsoo jamás le iba a arrebatar eso; no se sentía con el derecho de hacer algo así. La dejaría ganar esta vez, aunque su corazón se rompiera lo podría arreglar con el tiempo.

Aún no podía creer que le hizo entender lo contrario a Chanyeol ese día en el campamento. ¿Por qué tuvo que decir que ella obtenía todo cuando era una total farsa?

Kyungsoo llegó a casa, su hermana estaba sentada en la sala viendo alguna película y él suspiró cansado por tanto caminar.

—Al fin llegas. —Lo miró con frialdad, pero en segundos descubrió que ella había llorado. Se acercó intentando que sus propios ojos llenos de dolor no fuesen notados.

—¿Me esperabas? —indagó dejando sobre el sillón su mochila junto a sus auriculares que iban en su cuello todo el tiempo.

—¿Kyungsoo, podemos hacer un trato? —dijo sin dudar y el chico la miró curioso.

—¿Qué necesitas, Kyungrin? —ella no podía creer lo que iba a decir.

—Aléjate de Chanyeol. —En ese justo momento el pelinegro olvidó cómo respirar, cómo hablar, cómo reaccionar. Era demasiado drástico y momentáneo para su agitado corazón.

—Y..yo... nunca le hablo, Kyungrin... —tartamudeó y ella suspiró bajando la mirada.

-Kyungsoo, yo sé que te gusta, ¿vale? Yo fui la que entregó esa estúpida carta por tu pedido —lo miró de pronto a los ojos y su hermano notó algo que jamás antes había visto en la mirada de su hermana, firmeza y determinación—. Pero acéptalo, Kyungsoo, me eligió a mí. —Esa frase dolió más de lo que debía.

El pelinegro se quedó en silencio, pensando en el pasado y en el cruel presente. Ella era hermosa, sexy y envidiada por todos, aun así, él sentía que ella tenía tan poco en su vida que solo suspiró y, formando una sonrisa falsa que le ardía incluso mantener en el rostro, habló.

—Kyungrin, yo ya no siento nada por él. —Mintió descaradamente—. Baek y yo... estamos intentándolo de nuevo. —Volvió a mentir cayendo en su propia trampa—. Chanyeol solo fue un enamoramiento idiota, ni siquiera le hablé ¿cómo me iba a enamorar de alguien sin hablarle casi, sin conocerle de veras? —Soltó una carcajada nerviosa—. Tranquila, si te hace feliz yo no me opondré.

La mirada de su hermana poco a poco cambió a una cálida y agradecida, ella estaba feliz y esto lo hacía sentir bien, como si todo ese dolor que sentía por decir eso se redujera un poco. Él le sonrió, tomó su mochila y sin siquiera esperar una respuesta de su parte fue a su cuarto, allí podía llorar en paz.

"Hey, Dodo. Necesito tu ayuda.", el mensaje de su hyung lo despertó como a las seis de la mañana. El pequeño restregó sus ojos, bostezó y marcó ligeramente preocupado. Su amigo no respondió a la llamada, solo la colgó. Kyungsoo no tenía un buen presentimiento y se levantó para ir a la casa de Minseok lo más pronto posible.

"Ya voy camino a su casa, hyung. ¿Pasó algo malo?", el mensaje fue leído en cuanto se envió.

"NO, NO VAYAS A MI CASA. Omma cree que estoy en la tuya...", cuando leyó eso se detuvo en seco y muy preocupado por su amigo. Intentó llamar, pero nuevamente, Minseok no respondió la llamada.

"¿No durmió en su casa, hyung? ¿Hyung, qué pasó?", unos segundos pasaron mientras Kyungsoo miraba fijamente su celular esperando la respuesta, esos segundos se hicieron eternos.

"Creo que... que está muerto, Dodo. No sé qué hacer.", mierda.

Kyungsoo corrió cuando su amigo le envió su ubicación en tiempo real. Ahora sí que estaba bien jodido Minseok.

Hola, mis Soogars~

Gracias por esperar tanto, espero les gustara la maratón. Hasta el quinto día de abril. ^^

Con amor;
Nani

||•05•03•2020•||