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Kyungsoo no refutó demasiado y se sentó en el auto. Se asombró al descubrir que, justo como le habían comentado antes, Chanyeol era vecino de Baekhyun, sus casas quedaban justo una frente a la otra. Chanyeol apagó el auto y notó al menor observar la casa del rubio, la rabia se instaló una vez más en su interior, salió del auto y lo obligó a seguirlo porque lo arrastró por el brazo.

Mientras pasaban la cocina una hermosa señora les intentó saludar, Kyungsoo fue a responder pero el mayor lo impidió.

—Ahora no —le habló cortante a la mujer y en el rostro de ella se notó un dolor ligero, como si estuviese acostumbrada a ese trato, pero aun así le doliese.

Chanyeol lo hizo atravesar una puerta roja y el pelinegro notó que esa debía ser la habitación del mayor. Sobre la cama había un montón de ropas desordenadas, en el escritorio con la computadora no había lugar para poner ni un vaso por la gran cantidad de papeles desordenados.

El único lugar de toda la habitación que aparentaba estar en orden era una esquina donde una silla vacía y solitaria se encontraba, esta silla estaba justo al lado de una ventana y parecía un espacio especial para el mayor.

Kyungsoo caminó hasta allí y puso su mano en el espaldar de la silla, la acarició suavemente pero el contacto duró segundos porque Chanyeol agarró su mano de pronto y lo miró fijo.

—Nunca toques esa silla, ¿me entendiste? —el pelinegro lo miró, elevó una ceja y habló retador.

—¿Por qué no? 

—Porque lo digo yo, listo —refutó y el menor se molestó un poco más.

—Me vale. Si no me das una buena razón de por qué no la puedo tocar, me sentaré en ella —habló cruzándose de brazos.

—¡No es tu puto problema, Kyungsoo! —ya el nombrado se estaba enojando más de lo normal.

—Por si no lo recuerdas, tú fuiste quién me trajo sin siquiera pedir mi consentimiento —gruñó—, o me dices qué quieres o me voy porque no estoy para tus estupideces hoy, Park Chanyeol.

Al escucharlo Chanyeol suspiró y trató de calmarse, sabía que estaba siendo un patán, pero no lo podía evitar, los celos lo habían dominado por unos segundos.

—A ver, Kyungsoo... —comenzó a explicarse con voz suave— Te traje aquí porque necesitamos hablar de lo que pasó en el campamento. —El nombrado mordió su labio, una parte de él quería hacerlo, pero otra quería dejarlo pasar—. Necesitamos ser sinceros el uno con el otro. Necesito... saber qué sientes, de verdad.

—Estoy de acuerdo. —Esa respuesta fue inesperada, el mayor se había preparado para intentar convencerlo por varios métodos, pero entre sus posibles escenarios no estaba planeado que respondiera así.

—¿Eh? —El otro rió leve al notar su confusión.

—¿Qué? También creo que necesitamos hablar sinceramente al menos una vez. —Chanyeol asintió—. Solo pregunta lo que quieras saber, hoy estoy cruelmente sincero... —respondió recordando las cosas que había aceptado minutos antes en la casa justo frente a la que le ofrecía cobijo.

—Está bien, comenzaré por el principio. ¿Si la carta era tuya, por qué la tenía Kyungrin?

—Yo le pedí que te la entregara, tenía vergüenza de ser rechazado y avergonzado por tus amigos —respondió como si nada, como si no doliera recordar todo aquello.

—¿Por qué no firmaste con tu nombre completo? —insistió.

—Uhm, quizás en el fondo, muy en el fondo, no quería que supieras... —dijo pensativo, no estaba del todo seguro de la razón para ser sincero.

—Kyungsoo —el mayor lo llamó y sus miradas se encontraron—, Kyungsoo, ¿qué tanto te gusto? Sé sincero, por favor.

El nombrado apartó la mirada porque sería difícil responder a esa pregunta si sus ojos le veían, sus mejillas se tornaron ligeramente rosas pero este detalle pasó desapercibido por Chanyeol. Jugó con sus dedos y comenzó a explicarse porque no podía simplemente decir "mucho" o "poco", quería que el otro entendiera sus sentimientos.

—Chanyeol, me gustabas, me gustabas más de lo que pensé jamás me gustaría nadie. Por ti dejé que mi corazón olvidara a su primer amor y se enfocara en la nueva posibilidad, tú. Tus amigos me hacían la vida imposible en la escuela, pero solo ver tu sonrisa a lo lejos hacía que mi día mejorara. Eres lindo, sexy, apuesto, todo lo que una chica querría en su pareja y, quizás suene extremista, pero me sentía como ellas al observarte. No solo me gustabas, Chanyeol, me encantabas. Me tenías embobado, pero desde que fuimos a ese estúpido campamento ya no sé lo que siento por ti. No eres la persona que creí eras.

Chanyeol escuchó callado y al notar el silencio que se instaló en la habitación, creyó que Kyungsoo había terminado, de modo que se iba a excusar. El menor no lo permitió.

—No digas nada, no es necesario —se apresuró a decir—, prometí que te olvidaría y así haré —fingió una sonrisa, pero sus ojos no podían mentir, dolía lo que estaba diciendo, dolía—. Espero que olvides que la carta era mía, que me gustabas, que no podía dejar de pensar en tí y solo... vive tu vida, Chanyeol.

Se había propuesto ser fuerte, decir la verdad y no llorar, pero estaba siendo demasiado difícil, de modo que tomó fuerzas para decir algo más antes de irse.

—Olvídate de mí y enfócate en Kyungrin.

El menor se dio la vuelta, caminó a la puerta mordiendo su labio para que así no se notara que comenzaba a temblar y que de sus ojos estaban a punto de brotar lágrimas de sufrimiento. La mano del contrario lo detuvo y lo acorraló contra la pared, sus miradas se encontraron y al fin Chanyeol habló.

—No me voy a olvidar de ti. No voy a enfocarme en Kyungrin. No quiero vivir mi vida, es una mierda a la verdad. Dije que eras mi acertijo, mi enigma, y lo sigues siendo. Cuando te veo siento la necesidad de hablarte, cuando no te veo quiero saber dónde estás, qué haces y quién te acompaña. Si eso no es gustar de alguien, entonces no sé qué sea.

Kyungsoo no se había podido controlar y por sus mejillas corrían hermosas lágrimas que los dedos del mayor limpiaron con delicadeza mientras besaba su frente.

—Creo que tienes una idea equivocada de mí, como el resto del mundo. No soy perfecto, tengo problemas y dilemas que no puedes ni comenzar a imaginar, tengo secretos que nadie conoce y tengo miedos de los que no he podido librarme a pesar de que los años pasan. Pero sabes algo, esa noche en el campamento me dio fuerzas, tú me diste algo que necesitaba hacía mucho: amor sincero.

El pequeño sonrió leve sin dejar de ver a los ojos de su mayor, quien se mantenía tan cerca que sus respiraciones se fundían en una.

—Si prometes no dejar de amarme, yo haré todo de mí por hacerte feliz.

—Si prometes no dejar de amarme, yo haré todo de mí por hacerte feliz

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Hola, mis Soogars~

Espero estuviesen bien en todo este tiempo, se siente eterno y solo ha sido un mes. Jsjsjs.

Bueno, espero les guste la trama y disfruten este maratón que les traigo.

Con amor;
Nani

||•05.03.2020•||

Mi Acertijo |ChanSoo|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora