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El corazón de Kyungsoo parecía que se le saldría del pecho por lo rápido que corrió para ayudar a su mejor amigo. La palabra "muerte" no se alejaba de su cabeza y temía lo peor. Minseok jamás bromearía con algo así, debía ser muy grave.

Su celular apuntaba que su amigo debía estar detrás de esa puerta, Kyungsoo miró a ambos lados y se encontró en uno de los peores barrios de todo Seúl, en cualquier otra situación no hubiese puesto un pie allí ni en sueños. Levantó su mano y dio unos pequeños golpes en la negra puerta frente a él temeroso de lo que encontraría. En cuestión de segundos la puerta se abrió, una mano lo jaló dentro y su amigo se aferró a sus brazos, él le devolvió el abrazo sin dudarlo.

—Tranquilo, hyung. Estoy aquí. —Habló dulcemente a pesar de estar muy nervioso y preocupado—. ¿Qué pasó, hyung? Dígame, ¿sí?

El mayor levantó el rostro que estaba escondido en el pecho de su amigo, sus ojos estaban rojos y sus mejillas empapadas de lágrimas. Kyungsoo elevó una de sus manos, limpió las abultadas mejillas de Minseok con cario y le sonrió.

—Vamos, hyung. Confíe en mí. ¿Qué ha pasado? —El mayor sobó su nariz, tomó aire y mordió su labio inferior mientras tomaba la mano de Kyungsoo para llevarlo a una pequeña habitación.

—Y-yo... —tartamudeó tratando de explicar lo sucedido—, él y yo... —tragó seco y la mirada de Kyungsoo iba al cuerpo inerte encima de la cama—, hace un tiempo nos vemos aquí y... ayer él... —los ojos de Minseok se volvieron a llenar de lágrimas— trajo drogas y... creo que tuvo una sobredosis... —al decir esto rompió en llantos y su amigo lo abrazó con fuerzas.

—¿Drogas, hyung? —Indagó nervioso al ver que el chico no se movía y que de hecho le reconocía, iba a su misma escuela.

—Éxtasis... —Susurró.

—Hyung, debemos llamar una ambulancia. Es lo primero que debió hacer.

Tuvo que sacar su celular para que Minseok cayera en la situación y entendiera que, en efecto, el muchacho en esa cama podía morir, si no lo estaba ya. El mayor no sabía qué hacer de modo solo dejó que su amigo lo ayudara y se apartó.

Kyungsoo marcó a emergencias, puso su celular a su lado en altavoz y revisó los signos vitales del chico. Este era el momento en que agradecía eternamente haber aceptado pasar el curso de primeros auxilios. El chico estaba vivo pero sus latidos eran débiles, de modo que cuando la llamada terminó había seguido todos los pedidos del paramédico al otro lado de la línea telefónica. Constantes presiones en su pecho, bocanadas de aire y persistencia hicieron que el chico abriera los ojos mientras comenzaba a toser.

—Agh... Duele... —Se quejó muy bajo intentando llevar su mano a su pecho puesto que debía doler por las presiones que segundos antes fueran impartidas por Kyungsoo.

—Tranquilo. Está bien. Debería doler —Intentó calmarlo y volverlo a acostar en la cama porque intentaba ponerse de pia—. La ambulancia está en camino, solo espera a que ellos te revisen bien, ¿ok? —La mirada del otro solo se enfocaba en la boca con forma de corazón de la cual salían las indicaciones. Sin mucha resistencia aceptó y se quedó tranquilo, pero sí buscó con la mirada a quien se suponía estaba con él allí.

—¿Dónde está Minnie? —Le preguntó a Kyungsoo y este abrió sus ojos muy grandes al escuchar ese apodo, mucho más al ver como su mejor amigo se acercaba en silencio al lado del otro, con sus ojos llenos de lágrimas, su mirada triste y que se acomodaba en los brazos del muchacho en la cama para llorar—. Tranquilo, estoy bien. —El tono de voz se volvió dulce, acarició los cabellos de aquel en sus brazos y besó con amor la frente del otro—. No llores, sabes que lo odio.

Y como si esas palabras fueran una orden, Minseok se enderezó, limpió sus lágrimas y sonrió, sonrió hermosamente para él dejando boquiabierto a Kyungsoo.

Mi Acertijo |ChanSoo|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora